Cata de aceite en las instalaciones de Coselva.

Cata de aceite en las instalaciones de Coselva.

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La almazara centenaria que se reinventa con innovación y logra un aceite de oliva virgen extra un 10% más puro

La cooperativa Coselva se apoya en la tecnología de Alfa Laval para modernizar su producción sin perder la herencia de generaciones de molineros.

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A finales de 2023, en una sala de la cooperativa Coselva, el silencio se convirtió en una losa para los 2.665 socios que la conforman. Tenían que decidir si cambiaban el modo tradicional en el que procesaban la aceituna de sus olivares para seguir creciendo en el mercado del aceite de oliva.

La almazara de La Selva del Camp (Tarragona), estaba enclavada en pleno casco urbano, lo que frenaba las posibilidades de ampliación. “No podíamos ni ampliar líneas ni recibir camiones sin molestar al vecindario”, cuenta a DISRUPTORES-EL ESPAÑOL el director gerente de la cooperativa, Pere Ferré. “O nos mudábamos y modernizábamos el proceso, o perdíamos competitividad”, recuerda.

A pesar de que España lidera la producción global de aceite de oliva —la campaña de 2023/2024 cerró con cifra cercana a las 822.500 toneladas—, Cataluña sólo representa un 5% y la Denominación de Origen Siurana, a la que pertenece esta cooperativa, apenas aportaba el 0,05%.

Un reflejo de cómo las condiciones estructurales de esta región, como el minifundismo y la orografía accidentada, eran un límite para un mercado que, en España, prevé un crecimiento que oscila entre el 3% y el 5% durante el periodo 2025 - 2030, según la fuente.

Ese día de finales de 2023 se anunció que para revertir estos datos, era necesario trasladar la planta y apostar por un proceso más moderno y mecanizado. Una adaptación que, a priori, generó reticencias entre quienes conservaban métodos heredados. “Temían perder la esencia de nuestra forma de hacer aceite, la herencia de generaciones de molineros”, admite el jefe de producción, Francesc Sabaté.

Una nueva almazara

Este cambio, tan necesario como urgente, no se sometió a votación de los socios sobre una hoja en blanco. “La decisión se tomó tras años de reflexión y estudios técnicos, sabiendo que no era solo una inversión económica, sino una apuesta estratégica por el futuro”, explica Ferré, cuando rememora las horas dedicadas a su análisis antes de lanzar la propuesta.

Coselva optó por algo que se venía demandando desde hace tiempo: construir la nueva almazara en un terreno alejado del casco urbano y con espacio suficiente para contar con líneas de extracción continua y zonas de estacionamiento para camiones. Todo ello sin comprometer la calidad del entorno.

Desde 1900

Coselva es una de las cooperativas agrícolas más antiguas de Cataluña. Nació hace más de un siglo en La Selva del Camp (Tarragona) para que sus socios -que ahora ascienden a 2.665- compartieran sus molinos en la producción y comercialización de frutos secos y aceite de oliva virgen extra.

El sistema de producción también experimentó una transformación. Dejaron atrás la malaxación clásica por un sistema al vacío. Para que los neófitos en estas cuestiones lo entiendan: el primero prensa y bate la pasta de aceituna a presión atmosférica. Sin embargo, cuando entra en contacto con el oxígeno, favorece cierta oxidación de compuestos sensibles (aromas y polifenoles) y limita el rendimiento máximo obtenido.

En su lugar, con un sistema de procesado en vacío “la pasta se enfría de forma homogénea, se elimina el aire y se controlan con precisión temperatura y vacío. Un sistema en cuatro fases (trituración, enfriamiento de la pasta, extracción en vacío y decantación) que está completamente monitorizado”, detalla Ferré. Todo ello supuso un “cambio radical en una cooperativa centenaria, con una inversión en infraestructura, formación y adaptación de los procesos y personas”, recuerda Sabaté.

Innovación agraria

La implicación de los socios en todo este proceso fue clave, con visitas periódicas a la obra, talleres de formación y reuniones de seguimiento. “Internamente, se vivió con una mezcla de ilusión y responsabilidad, debido a la magnitud del proyecto y a los cambios que implicaban”.

Eso sí, como ocurre en cualquier sector, antes de la implantación del nuevo sistema, se diseñó un prototipo de laboratorio. Y para llevarlo a escala industrial, Coselva se alió con Alfa Laval, especialista en procesos de fluidos y separación. Esta empresa aportó tres equipos esenciales: “El sistema de extracción por vacío Olive Oil Booster, la centrífuga decanter Sigma y el módulo TCM de acondicionamiento térmico”, detalla Ferré.

La nueva almazara de Coselva con las máquinas de Alfa Laval.

La nueva almazara de Coselva con las máquinas de Alfa Laval.

“Además de las ganancias en eficiencia productiva, la tecnología nos ha permitido lograr avances estratégicos en varios frentes. Hemos reducido nuestra huella ecológica, con energía solar y sistemas de reutilización de aguas; y aprovechamos subproductos, como el hueso de aceituna para calefacción, avanzando hacia una economía circular”.

Los datos hablan por sí solos y confirman el éxito de esta transformación. Ahora producen un 10% más de aceite de oliva virgen extra y un 20% adicional de polifenoles. La cooperativa también ha reducido en un 30% el consumo de agua y 15% el de energía, gracias al reciclaje de aguas y al uso de biomasa, respectivamente. Pero, seguramente, lo más esperanzador: “La modernización ha atraído nuevos socios jóvenes comprometidos con la innovación agraria, revitalizando el sector”, celebra Sabaté.

Apuesta de futuro

Bajo la marca Antara, Coselva ya ha empezado a comercializar su producto premium en Francia, Alemania y Japón, reforzando así su posicionamiento internacional y abriendo nuevas vías de exportación.

Vistos los resultados en la cooperativa no quieren quedarse aquí. El proyecto tiene una segunda fase que incluye la integración de sistemas de trazabilidad digital desde el campo hasta la botella y la posible obtención de certificaciones ecológicas.

“Además, buscamos convertirnos en referente para otras almazaras de la D.O. Siurana que deseen modernizarse”, avanza Ferré. “Queremos compartir nuestro know-how y consolidar a Coselva como referente tecnológico del aceite catalán, pero sin perder en ningún momento el vínculo con la tierra”.