Hace unos días estaba en el colegio de mis hijos y empezamos a hablar con otros padres de la tecnología y de los peligros que conlleva su uso a edades tempranas. Como era de esperar, uno de los temas que nos preocupan es el acceso a la pornografía.

Los datos nos indican que los niños ven porno por primera vez con ocho o nueve años, y que muchas veces no es que lo busquen, sino que algunas de sus búsquedas en internet les llevan a sitios de entretenimiento para adultos. Esto equivale a decir que acceden a contenido sexualmente explícito a edades en las que todavía no entienden lo que ven, edades en las que se están formando y no saben procesar cosas que pueden ver… En paralelo cada vez vemos más noticias preocupantes de preadolescentes y adolescentes que protagonizan violaciones grupales y otras conductas sexuales totalmente inaceptables. 

Para más inri, hace poco leí que una empresa canadiense llamada Ethical Capital Partners ha adquirido a la matriz de Pornhub, MindGeek, la cual dicen que tuvo ingresos de 460 millones de dólares en 2018, y una rentabilidad alrededor del 50%. No conocía la empresa compradora, pero con la palabra ética metida en su denominación social y con la curiosidad que me caracteriza no he podido evitar buscar información sobre la misma. En ella se indica que Ethical Capital Partners es una firma de capital privado que invierte en oportunidades que se centran en la tecnología, la complejidad legal y regulatoria, y dan prioridad a la transparencia y la responsabilidad. 

Por si alguno de los lectores no lo sabe, Pornhub es uno de los sitios web de entretenimiento para adultos más grandes en Internet y se ha enfrentado a un intenso escrutinio por alojar videos que mostraban abuso sexual infantil. De hecho, hace un tiempo, después de que un artículo de opinión del New York Times criticara la plataforma, Visa y Mastercard suspendieron los servicios del sitio. 

Con todo lo comentado anteriormente no puedo evitar preguntarme por el binomio entretenimiento para adultos y ESG. La verdad es que no encuentro demasiada información, aunque veo que en el mundo de la inversión, incluida la parte de Sustainable Finance, hay una firma de investigación de inversiones llamada Morgan Stanley Capital International (MSCI) que define el involucramiento en el entretenimiento para adultos de distintos fondos. De hecho, MSCI ESG Research define los productos de entretenimiento para adultos como material en el que el tema dominante es una conducta "sexualmente explícita", específicamente la representación o descripción de actividades sexuales o excretoras de una manera lasciva. Por suerte, también leo que recomiendan minimizar la exposición a áreas que incluyen armas y pornografía.

Otro de mis hallazgos es un interesante artículo de Francesca Killen titulado “Lies, sex and sustainability”. Redactado cuando estudiaba en la Universidad de Warwick y escribía en GLOBUS, la revista de la universidad sobre sostenibilidad global cuyo eslogan es “Student Sustainability Journal for the 21st Century”.

Cito textualmente sus palabras cuando decía “Después de comer aguacate con tostadas y comprar ropa en tiendas benéficas, puede parecer que hemos puesto nuestro granito de arena, pero ¿qué pasa con el porno? Solo en 2019, PornHub tuvo 42.000 millones de visitas, casi seis veces la población mundial. Como resultado, debido al considerable consumo de pornografía, parece un lugar muy bueno, aunque incómodo, para comenzar a discutir la sostenibilidad social… Además, dado que el ODS 5 es "subrayar el empoderamiento de las mujeres", es preocupante que un análisis reciente del contenido de películas pornográficas haya demostrado que "el 94% de todos los actos de agresión están dirigidos contra las mujeres". La prolífica inclusión de la agresión basada en el género en la pornografía es evidencia de que se está perpetuando una retórica dañina, y una nueva realidad.”

Si unimos todo lo comentado anteriormente, no cabe duda de que no hay una solución fácil, ni sencilla. Al igual que es innegable el hecho de que es urgente actualizar la regulación de los gobiernos y los sitios de pornografía asumiendo que ellos tienen un papel que desempeñar porque el individuo por si solo no puede hacer mucho. Y, al mismo tiempo, aunque sea paradójico, entendiendo que la búsqueda de pornografía socialmente responsable se reduce al individuo. Y que esto implica que hay que brindar educación sexual integral en las escuelas y, lógicamente, en casa. Es vital que los padres y educadores se enfrenten cara a cara con las realidades de crecer en la era digital. Por si alguna persona piensa que esto es una preocupación adulta, os diré que los estudios indican que las generaciones más jóvenes también están de acuerdo en aprovechar el poder de la educación y están a favor de que la pornografía sea discutida en su educación sexual.

Por cierto, de tanto buscar por internet sobre el tema ya me sale como resultado uno cuanto menos curioso que empieza así: Mira Esg videos porno gratis, aquí en Pornhub.com. ... ¡No hay otro canal de sexo más popular y que presente más Esg escenas que Pornhub! ... lo cual confirma que la tecnología no es buena ni mala, la cuestión es el uso que le demos.