"Si alguna vez se ha preguntado cómo puede generar cambios desde dentro de su organización, entonces quizás podría ser un intraemprendedor social en potencia". Con esta cuestión comienza un interesante artículo de Pavitra Raja y Alexander Court publicado la semana pasada en el Foro Económico Mundial.

Las personas que poseen esta inquietud y sensibilidad son empleados ambiciosos que quieren aprovechar los recursos de la empresa para crear un impacto social y ambiental positivo. Los consejos que proponen para que estas personas den un paso adelante son: 1) averiguar lo que se les da realmente bien, 2) visión holística y no temer experimentar, 3) tener paciencia estratégica, 4) generar confianza con sus audiencias, 5) pasar de la teoría a la práctica, 6) ser humilde.

En otro artículo de hace un par de años de Debbie Haski-Leventhal y Ante Glavas para MITSloan Management Review, los autores argumentaban que la próxima ola de innovación social podría provenir de los intraemprededores sociales. El concepto de intraemprendimiento social surgió como una forma de potenciar la participación de los empleados en las iniciativas de responsabilidad social corporativa. Este concepto se encuentra en la intersección del emprendimiento social, donde los emprendedores inician una organización para abordar problemas sociales, y el intraemprendimiento comercial, donde los empleados innovan con nuevos productos y servicios.

En el artículo se mencionaban ejemplos como el banco australiano Westpac alentando a los empleados y equipos individuales a elegir sus propios objetivos para el voluntariado corporativo y las donaciones. Sin embargo, no todo es tan sencillo, en una encuesta de McKinsey a 1000 empleados de empresas estadounidenses se encontraron hallazgos preocupantes.

Mientras el 82 % de las respuestas indicaba que es importante que las empresas tengan un propósito, tan solo el 42 % se sintió estimulado a cambiar de forma positiva hacia el propósito declarado por su empresa.

Recordemos que el propósito corporativo se puede definir como la capacidad de las empresas para crear valor compartido para la sociedad. Por ello, para adoptar e implementar la responsabilidad social corporativa y los objetivos de desarrollo sostenible de manera integral, las empresas deben incluir a los empleados, su creatividad y un mayor conocimiento de algunos conceptos relacionados con la innovación y la sostenibilidad. A continuación incluimos algunos que nos han parecido relevantes:

BASE DE LA PIRÁMIDE: En 1998, los profesores C.K. Prahalad y Stuart L. Hart definieron el concepto de la base de la pirámide en referencia a los más de 4.000 millones de personas que viven en pobreza con menos de 3.000 dólares de ingresos al año. El concepto considera que en la base de la pirámide hay un gran potencial de negocio para aquellas empresas que satisfagan las necesidades de los millones de pobres que existen en el mundo. Para tener éxito en esta aproximación, es fundamental apostar por la innovación y trabajar de forma colaborativa con plataformas locales y organizaciones sin ánimo de lucro.

INNOVACIÓN DISRUPTIVA: Este concepto fue propuesto por el profesor de Harvard Business School Clayton M. Christensen en su libro The Innovator’s Dilemma [El Dilema de los Innovadores] en 1997. Este tipo de innovación se caracteriza por crear un nuevo mercado al proporcionar un conjunto de valores que, en última instancia y de forma inesperada, acaba superando a un mercado existente. Christensen también distingue entre las innovaciones disruptivas de bajas prestaciones y las innovaciones disruptivas de nuevos mercados. Las primeras se dirigen a clientes menos exigentes y con menor poder ad­quisitivo, mientras que el objetivo de las segundas son los clientes con ciertas necesidades que no están siendo atendidas por las empresas existentes.

INNOVACIÓN FRUGAL: El concepto de innovación frugal puede haberse inspirado en el llamado movimiento de la tecnolo­gía adecuada de la década de 1950. Sin embargo, no es hasta los años ochenta que algunas em­presas multinacionales como Unilever obtienen importantes beneficios empresariales por medio de este tipo de innovación. Navi Radjou, Jaideep Prabhu y Simone Ahuja publicaron en 2012 Inno­vación jugaad [Innovación frugal]. La innovación frugal es la capacidad de generar valor comercial y social reduciendo significativamente el uso de recursos escasos. Esto se consigue disminuyen­do la complejidad y el coste de un bien durante su producción.

MODELO DE COMPONENTES DE AMABILE: La profesora Teresa Amabile de Harvard Business School publicó en 1983 y revisó en 1996 el modelo de componentes para explicar los factores que influyen en la creatividad. Amabile describe la creatividad como la intersección de tres componentes: (1) la experiencia, que incluye el co­nocimiento técnico, de procedimiento e intelectual; (2) las habilidades del pensamiento creativo, que determinan cómo son de flexibles e imaginativas las personas al resolver problemas; (3) la motivación intrínseca, ya que una pasión interna puede influir en la creatividad en mayor medida que una recompensa externa.

TRIPLE CUENTA DE RESULTADOS: La triple cuenta de resultados es un concepto acuñado a mediados de la década de 1980 por autores como Freer Spreckley que alcanza gran notoriedad con la publicación en 1998 del libro Cannibals with forks: the triple bottom line of 21st century business (Caníbales con tenedores: la triple cuenta de resultados de negocios del siglo XXI) de John Elkington. La triple cuenta de resultados es un marco contable que fomenta los negocios sostenibles en base a tres dimensio­nes fundamentales: económica, social y ambiental. La adopción de la triple cuenta de resultados aporta beneficios importantes para la empresa, ya que facilita el acceso a nuevos mercados po­tenciales, aumenta la motivación de los empleados, fomenta la innovación, mejora la reputación y fideliza a los clientes.