FOTO: pressfoto / Freepik.

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La tribuna

La conexión digital no puede sustituir a la emocional

22 octubre, 2022 02:55

Como decía una canción de Presuntos Implicados, Cómo hemos cambiado”. En las últimas décadas, hemos cambiado incluso en todo lo referente a los procesos de búsqueda y captación de talento. En los 90 lo habitual era publicar anuncios en prensa, recibir currículos en papel para su incorporación a la base de datos y buscar información en archivos físicos, algo que resultaba poco eficiente y requería mucho tiempo. Y no solo eso. Conseguir información de los organigramas de las compañías y saber quién ocupaba cada posición eran procesos mucho más opacos y laboriosos.

Las redes sociales profesionales con las que contamos hoy han facilitado increíblemente esta labor: existe mucha más información de quién es quién, en qué trabaja, cuál es su área de especialización, su red de contactos y su trayectoria profesional. Incluso tenemos información de sus competencias y recomendaciones de personas con las que han trabajado.

La digitalización ha acelerado el intercambio de información entre los que buscan un empleo y los que lo ofrecen. Hoy existen test online que permiten valorar los perfiles competenciales y el talento de los que están en un proceso de búsqueda. Además, las nuevas tecnologías y la pandemia han extendido el uso de las videoconferencias a niveles nunca vistos, lo que sin duda ayuda a flexibilizar y favorecer la comunicación en los procesos de búsqueda y captación del talento.

Estas redes sociales profesionales pueden acercarnos a las personas y ser herramientas más eficientes para la comunicación en esos procesos de captación, si bien hay que tener en cuenta que dada la ingente información que circula, es necesario que el que está tratando de captar el talento tenga criterio. Además de unas competencias muy desarrolladas para filtrar la información que interesa y comprobar su veracidad. A esto se une que la identidad virtual en la red social profesional no siempre coincide con el perfil de trabajo y competencial de la persona que se busca.

Por todo ello, es fundamental la labor de las personas que están incorporando talento en las organizaciones, más allá de la ayuda tecnológica, los motores de búsqueda en las bases de datos, los test online y la información en redes sociales profesionales. Su criterio es vital para acertar en la incorporación del talento, ya que son capaces de distinguir entre la identidad real y la virtual, muchas veces adornada en las redes sociales.

La experiencia nos confirma que es imprescindible realizar reuniones presenciales antes de una contratación, puesto que la toma de decisión final requiere establecer una conexión emocional, que no puede ser sustituida por lo digital. Después de la pandemia y en pleno auge del teletrabajo, necesitamos recuperar la vida real y las interrelaciones cara a cara.

Existen estudios en Estados Unidos que demuestran que los alumnos han empeorado el aprendizaje cuando, únicamente, han recibido formación a distancia, sin tener que interactuar con sus profesores en el aula y con pautas de actuación limitadas para la vida real. Y es que no hay duda de que lo digital ayuda a acelerar los procesos de captación de talento, pero siempre debería haber una toma de decisión final más allá de las máquinas y la tecnología, por parte de personas.

Y no me gustaría pasar por alto la necesidad de retener al talento. Si bien es cierto que los procesos de captación y de incorporación al entorno laboral son más ágiles gracias a la tecnología, cada vez hay una mayor rotación de empleados y salidas en las organizaciones, un fenómeno que se ha agudizado desde mediados del año pasado con la llamada Gran Renuncia.

Los departamentos de selección de las empresas cada vez resuelven más rápido los procesos de selección, pero también tienen más trabajo a causa de esa rotación no deseada. Hoy se plantea un reto enorme para las organizaciones respecto a cómo la tecnología puede ayudar a retener el talento. Y para ello es fundamental que las personas dentro de la organización sean capaces de establecer una conexión emocional, más allá de la necesaria conexión digital.

*** José María Fernández de Navarrete es miembro de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos.

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