Lo que a estas alturas del siglo XXI está fuera de toda duda es que el futuro de España y por lo tanto de sus ciudadanos pasa por el acierto que se tenga a la hora de tomar buenas decisiones, mucho más allá de las diatribas que frecuentan nuestros debates nacionales. Por ello, es de felicitarse por los aciertos, históricos con mayúsculas, que los máximos responsables del Consejo de Europa alcanzaron el pasado mes de julio. El Plan de Recuperación y la propuesta de Presupuesto de la UE para el período 2021-2027 son dos esplendidos ejemplos, que no los únicos, de cómo Europa ha entendido su rol protagonista para los próximos años. Es obvio que quedan muchos pasos por dar para que todos estos proyectos se materialicen en hechos concretos – aprobación de los parlamentos nacionales y del Parlamento Europeo entre otros-, pero no hay nadie en este vasto continente que no haya expresado su alta valoración de los pasos ya dados.

En paralelo con esta cualificación de sobresaliente, una muy relevante asignatura está a punto de no pasar la cota del aprobado. Hablamos de la asignación presupuestaria del próximo Programa Marco Horizont Europe que, de no corregirse en las próximas semanas, condicionará de forma negativa su futuro en el período 2021-2027. Este programa, que será la continuación del positivo Horizont 2020, debería ser el que superase la paradoja europea y por tanto colocase a la ciencia y la innovación de nuestro proyecto en el lugar que le corresponde en el contexto mundial. En el programa marco a punto de acabar España ha conseguido sus mejores resultados en retornos y en participación con liderazgo de toda la historia de acción común en el contexto de la UE.

Para continuar con el éxito del programa, el Parlamento, en su etapa de preparación planteo cifras superiores a 100.000 millones de euros y el Consejo en su primera propuesta indico esa cifra como el objetivo a conseguir para esta actividad que sirve como faro de la relevancia de la innovación y la ciencia en nuestro entorno. 

Pues bien, tras el complejo debate del MRFF y del programa Next Generation EU, la cantidad asignada a Horizont Europe se ha visto recortada en cantidades muy relevantes, siendo en este momento una propuesta que, de mantenerse, no supondrá crecimiento alguno sobre las cifras manejadas en su programa predecesor.

Este mensaje que es muy incoherente con el que desde la Comisión se sigue mandando a la ciudadanía, en el que se insiste en la necesidad de reforzar la digitalización y la sostenibilidad de nuestras sociedades, debería ser corregido. Vista la dificultad de incrementar su Presupuesto en Europa se debería plantear un máximo aprovechamiento de los fondos que con origen en los planes de recuperación tengan como finalidad la creación de nuevas aventuras de I+D+I. Y esto se puede hacer en cada país de la UE, respetando las diferencias que cada sociedad tiene, mediante las propuestas que se han de presentar a la Comisión para que se asignen los fondos finalistas en cada caso.

Centrándonos en España, donde las entidades –empresas y centros públicos de investigación- han aprendido a usar inteligentemente los fondos europeos en los últimos años, una solución podría ser incluir en sus macroproyectos tractores para Europa aquellos fondos que comprenden actividades de ciclo completo y por lo tanto con intensas actividades de I+D+I. Adicionalmente y a la espera de ver la forma correcta de llevarlo a cabo, sí parte de esos fondos se contemplan como fuente para apoyar la participación de las empresas privadas en los nuevos consorcios europeos que va a lanzar Horizont Europe, podremos evitar que nuestras propuestas se reduzcan en número e importe de los retornos obtenidos.

No hay mucho tiempo para poder plantearse este reto y encajar las soluciones en los marcos de definición que deberán estar tomados para antes de que acabe el 2020. Habrá que tomar decisiones en España, en el contexto de los nuevos Presupuestos Generales y de los planes estatales, y en Europa en la definición de las propuestas a presentar para el Plan de Recuperación; todas ellas formuladas de forma rápida si no queremos que una rica fuente de financiación de la I+D+I para el período 2021-2027 se vea reducida en los términos que anuncian las cifras actuales.

Terminando como empezaba, nuestra atención a lo que pasa en la sede de la UE deberá tener una muy alta prioridad y me temo que las empresas españolas, a pesar de su progreso notable realizado en los últimos años, siguen teniendo, salvo honrosas excepciones, una actitud poco proactiva a la hora de defender los modelos de participación que mejor interesan al formato y tamaño de nuestro tejido empresarial.

Hay que dedicar más recursos a influir en los programas que se han de concretar en los próximos meses en el seno de la Comisión Europea y establecer una estrecha colaboración en nuestros lares entre los programas, vengan de donde vengan sus fondos, para seguir apostando por una industria renovada, digitalizada, sostenible y fuertemente competitiva. Estas líneas, entre otras,  deberían ser guías de actividad de las empresas españolas innovadoras para los  próximos meses.  

Francisco Marín. Miembro del Foro de Empresas Innovadoras (FEI).