La pandemia del coronavirus ha puesto en jaque la viabilidad de muchas empresas, desde multinacionales a, en mayor medida, pequeños y nuevos negocios. Ya antes de esta crisis, se estimaba que el 90% de las nuevas empresas terminan cerrando. Sin embargo, este porcentaje disminuye a entre el 40% y el 60% cuando las empresas se asocian entre ellas y trabajan con recursos compartidos. La buena noticia es que, según varios informes, la situación actual nos llevará a una sociedad más colaborativa, lo que se trasladará a su vez al mundo empresarial, encajando así una necesidad con la tendencia actual del mercado.

La colaboración, por lo tanto, se convierte en algo clave para grandes y pequeños. Uno de los grandes mitos en los negocios es que la auténtica innovación solo proviene de las startups, porque pueden ser más ágiles y tomar más riesgos sin tener que preocuparse –de forma inmediata- de reportar a los accionistas. Eso no significa que las grandes empresas no puedan innovar, pero tienen otros condicionantes. La mayoría de las grandes empresas saben mejorar y escalar tecnologías existentes en su negocio, pero a menudo pueden perder de vista las tecnologías emergentes que marcarán el futuro. En un mundo tan disruptivo como el actual, las empresas deben cambiar la forma de innovar. La clave se basa en la coinnovación, en la creación de un ecosistema de partners que les permita colaborar para desarrollar ideas y nuevas soluciones para esta nueva normalidad. 

La Armada necesita a los piratas, y viceversa

Steve Jobs decía que es mejor ser un pirata que estar en la Armada, ya que los piratas pueden evitar la burocracia, actuar de forma independiente y asumir riesgos ágil y rápidamente. Pero, ¿qué pasa si los piratas, además, contaran con los recursos de la Armada? Ambas partes serían invencibles. El éxito de la Armada a largo plazo depende de la colaboración con los piratas, y viceversa.

En este necesario binomio, cada parte aporta cosas diferentes, y se lleva otras. Los emprendedores aportan ideas y soluciones disruptivas y más agilidad, y a cambio acceden a conocimiento y recursos a los que difícilmente podrían acceder solos, así como a una importante red de ventas. Con todo ello y con el reconocimiento de marca con el que cuentan las grandes empresas, las startups pueden ganar tracción mucho más rápido. Para las empresas tecnológicas jóvenes, escalar su producto o servicio puede ser su mayor problema. Pueden crear un gran prototipo, pero si no es escalable, los números no cuadran. Alrededor del 74% de startups no lo logran, según el Startup Genome Report.

Por su parte, las grandes empresas aportan sus amplios conocimientos, recursos y canales para probar y escalar ideas, y a cambio obtienen una gran recompensa: pueden recibir los insights del sector de forma más rápida, lo que supone una agilidad mayor en cuanto a la evolución de los proyectos, pueden acelerar los tiempos de comercialización, satisfacer una nueva demanda del mercado, crear nuevas eficiencias y explorar nuevos modelos de negocio. Además de atraer talento y trabajar con profesionales excepcionales. Un conjunto de ventajas nada despreciable.

Ampliar nuestra visión

Como decía, si algo aporta una crisis como la actual es la necesidad de buscar soluciones, de superar retos adaptándonos a la nueva normalidad. En ese sentido, las grandes empresas debemos ampliar nuestra visión y permitirnos cierta "paranoia saludable" respecto a nuestro entorno. La idea es despertar todas las mañanas, mirar más allá de nuestros competidores y analizar qué está sucediendo más allá de nuestra actividad habitual. Un buen ecosistema puede darnos la estabilidad y fortaleza necesaria para recorrer el camino.

Por ejemplo, todas las voces del sector ahora recalcan la necesidad de una recuperación sostenible. Por lo tanto, quizás sea el momento perfecto para que las grandes empresas e inversores ayuden a impulsar aquellas nuevas tecnologías necesarias para luchar contra el cambio climático y reducir las emisiones de carbono, ayudando a emprendedores que necesiten capital, mentoring o escalar sus innovaciones. La firma de un primer contrato puede hacer la diferencia para una startup que haya creado una tecnología prometedora en energías limpias. Y colaborar con ella no solo ayudará al medio ambiente, sino que también proporcionará beneficios económicos.

Tomemos ejemplo de empresas como Powerhouse Ventures, que buscan constantemente a los emprendedores y equipos más prometedores y los conectan con inversores a nivel mundial. De esta manera, startups como eI Q Mobility o Clipsal Solar pueden contribuir a acelerar la transición hacia el vehículo eléctrico, o el uso de energía solar residencial.

La recuperación sostenible viene acompañada, además, de un cambio en el diseño de las cadenas de suministro, que las acortará y las hará más locales, creando oportunidades de colaboración tanto para los piratas como para la Armada en todo el mundo. La descentralización llega también a la economía digital sostenible y Silicon Valley ya no será el centro de todas las innovaciones. En nuestro territorio, y concretamente en Cáceres, contaremos con la segunda mayor mina de litio para vehículos eléctricos de la Unión Europea. Esto supone la oportunidad de crear un excepcional ecosistema totalmente orientado al futuro de la energía, colocando Extremadura en el mapa mundial de la movilidad eléctrica.

Otro buen ejemplo local es el de Enigmedia, fundada en San Sebastián por un equipo de ingenieros, que desarrolla productos de ciberseguridad industrial. Enigmedia ha creado una tecnología propia a partir de investigación en física básica y la ha convertido en productos de ciberseguridad para proteger infraestructuras de energía, transporte, gestión de agua, y fabricación. Ninguna multinacional fue capaz de crear su misma tecnología. Pero, al mismo tiempo, necesitan trabajar con las Armadas para llegar el mercado mundial.

Ahora, es el momento de actuar y abrir las compuertas de la coinnovación, para liderar una nueva normalidad más sostenible. Los cambios están siendo tan rápidos y tan profundos que las empresas se necesitan las unas a las otras. Para resistir y para crecer, ahora más que nunca, las Armadas debemos incorporar los piratas a nuestras filas.

Emmanuel Lagarrigue, Chief Innovation Officer de Schneider Electric