Hacia un "nuevo modelo de capitalismo", proclama el nada sospechoso de anticapitalista gigante norteamericano Salesforce, esgrimiendo las respuestas de 20.000 directivos de 10 países que acaba de procesar en el informe Salesforce Stakeholders Perceptions Report.

Cada año, la compañía que lidera Marc Benioff reúne a 170.000 personas en San Francisco en su gran evento anual, a cuya última edición asistimos puntualmente, es decir, no estamos ante un grupo antisistema ni mucho menos, sino ante un especialista en olfatear, en detectar tendencias.

Pero las réplicas que venían anunciando el terremoto que se avecina han pasado casi inadvertidas, aunque algunas fueran verdaderamente sinfónicas: nadie podía permanecer indiferente ante el hecho de que el pasado Foro de Davos se cerrara con la sensación de que el mundo, la sociedad, el planeta, había arrebatado al sector tecnológico la definición del concepto mismo de progreso.

En efecto, Salesforce habla del nuevo protagonismo del medio ambiente y de colocar a la persona en el centro de la actividad económica, con especial atención al impacto de la automatización.

De todo ello se ha venido hablando desde que a principios de 2019 la todavía CEO de IBM Ginni Rometty proclamara también en Davos que la tecnología se había pasado de frenada y había dejado atrás a la sociedad. ¡Hasta el Salón del Automóvil de Frankfurt dedicó en su última edición un espacio propio a los representantes de ONG con discurso humanista!

La crisis del coronavirus tendrá esa capacidad de destrucción creativa que describió Shumpeter y, antes de que se apropien del discurso regenerador los populistas (están cogiendo carrerilla, por cierto), es fundamental que el ecosistema innovador, en su más amplio sentido, haga propuestas atractivas a la sociedad sobre ese esperado 'día después'.

Cómo nos aseguraremos de conciliar la libertad de mercado y los derechos y libertades civiles con la seguridad de las personas, con algo tan esencial como la salud y el bienestar, la vivienda, la garantía de comida y calefacción. No es un asunto menor: si se impone la disciplina del estatalismo chino al caos de las democracias avanzadas, Occidente se abrirá en canal.

Cuáles serán las tecnologías que liderarán la nueva era, cómo cambiará el movimiento de personas y de mercancías, qué trabajo tendrá sentido que sea presencial y cuál online, por qué no lanzar de una vez la prometida fabricación distribuida que hoy serviría para proveer de sistemas de ventilación low cost impresos en 3D, cómo se revalorizará la idea de colaboración. El mundo post coronavirus está por pensar.

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES