Dice la sabiduría popular que copiar algo para hacerlo peor suele ser mala idea. También dicen las voces de la experiencia que si algo funciona, para qué tocarlo. Esta columna no es una apología del inmovilismo -iría en contra del fundamento mismo de este medio-, pero sí en favor de pensar antes de actuar y elegir bien las batallas que se desea librar.

Me refiero con esta reflexión a la celebración, esta semana, del DigitalES Summit 2018, el primer congreso de la patronal díscola y sus 41 acólitos, con los operadores de telecomunicaciones al frente. El autodenominado "evento tecnológico del año" apenas congregó a 460 personas en su primera jornada; un panorama que en su segundo día fue para echarse a llorar: la mitad de sillas que la jornada anterior y, pese a ello, la mayoría de ellas estaban vacías. Para muestra un botón: el miércoles apenas había tres periodistas presentes en la sala plenaria.

Más allá del éxito o no de convocatoria, máxime si lo comparamos con el histórico encuentro de Santander que organiza Ametic (a nadie se le escapa, como he declarado en estas mismas líneas, mi decepción a poner fin a la positiva anomalía que suponía una patronal conjunta de las telecomunicaciones y el ecosistema digital), lo relevante radica en los mensajes compartidos en esta cita.

Protagonismo, qué raro, para las 'telco' que hicieron apología de imponer impuestos iguales a empresas que ellos consideran operan en sus mismos negocios, mensajes cruzados sobre la 'guerra del fútbol' y críticas a las altas tasas de licencias y tributos, especialmente las municipales. Nada nuevo en el horizonte, lobby de la vieja escuela que se escudaba, de cuando en cuando, en defender la necesidad de impulsar la innovación digital patria (empresas que, casualmente, pertenecen a la otra patronal y son contrarias a premisas como la 'tasa Google', el fin de la neutralidad de la Red, etc).

Solo la presencia institucional -con la ministra Reyes Maroto anunciando un plan de digitalización de 100 millones de euros o el secretario de Estado, Francisco Polo, argumentando su política de 'startup nation' para España- pusieron una nota de sentido común en este evento, impregnado además de un machismo exacerbado: apenas 4 mujeres entre los 32 ponentes en el evento de unas 'telco' que -todas ellas- están presididas por hombres.