No es la primera vez que hemos visto mencionar la palabra tecnología junto con el verbo 'democratizar'... esta tecnología democratizará esto, o democratizará aquello como sinónimo de la posibilidad generalizada de que una tecnología pudiera tener un uso masivo, una gran penetración social. Sucedió con la telefonía móvil.

Esa percepción, en parte esta cambiando, porque ya están emergiendo ejemplos de que la tecnología e Internet pueden tener usos nefastos que nos había obviado los apóstoles de la tecnología. Nadie niega que internet es muy útil para las ciencias, para el alegre entretenimiento y para hacer grandes negocios, -pregúntenle a Jeff Bezos, el fundador de Amazon, hoy el hombre más rico del mundo-, pero internet también está siendo usado, al mismo tiempo, a gran escala por la delincuencia organizada, financiera o de otros tipos, o por la industria de armamento. Es decir que internet, como todas las tecnologías, puede ser objeto de usos virtuosos, tanto como de usos perversos. Y tal vez sea cierto que como afirma Miguel G. Vega "... y ya no se puede desenchufar, así que los efectos perversos de la red se deben combatir con la propia red. O eso o cortamos la corriente y volvemos al siglo XVII."

A usuarios de internet que masivamente usan WhatsApp y Twitter, y otras redes sociales, cuando les dices, la frase del director de computación del MIT Media Lab, Michail Blestas: "Debes saber que si un servicio es gratuito el producto eres tú", no se alteran en absoluto. Tampoco cuando les explicas que "yo no uso WhatsApp porque no me gusta nada lo que esa empresa hace con los datos de los usuarios."... me han llegado a contestar: "¡Que tontería, si todo el mundo lo usa!"..., a lo que yo les respondo: "¿Entonces porqué crees que Mark Zurckerberg y su empresa Facebook compraron una startup como WhatsApp por cerca de 22.000 millones de dólares?..." pero nadie de la gente común que usa ese servicio de mensajería compulsiva a toda hora, me sabe contestar a esa cuestión. Y, parece claro que nunca se han hecho a sí mismos la pregunta: ¿Cuánto valen mis datos? El significado del valor de los intangibles aún es muy brumoso para la mayoría de la gente.

Ha habido casos muy famosos de 'fuga masiva de datos', desde WikiLeaks a los Papeles de Panamá, o al caso que explique en mi artículo: Datos y Adulterios sobre el caso del robo de datos a la empresa Ashley Madison. Mi sorpresa con los comentarios de los lectores en relación a estos casos ha resultado ser que, más que con preocupación, se manifestaban mediante comentarios jocosos.

Pero, ahora ha ocurrido un terremoto en relación las 'fugas de datos digitales' que va a dejar en pequeños seísmos los casos anteriores. Se trata del robo de datos de 50 millones de usuarios sobre el que se sospecha algo más que el uso crematístico de esos datos, asunto que ya ha costado el puesto a Alexander Nix, presidente ejecutivo de Cambridge Analytica, oficialmente por darle un 'uso inadecuado' a los datos de decenas de millones de usuarios de Facebook.

El terremoto se está transformando por momentos en tsunami para la empresa ya que, a raíz de unas declaraciones grabadas con cámara oculta en un reportaje del canal británico Channel 4, el presidente ejecutivo y CEO de Cambridge Analytica explicaba cómo manipulaba la opinión pública con internet, y al parecer, -en una mala jugada de su ego-, se jactó de su papel en la campaña electoral que llevó a Trump a la presidencia de EE.UU.

En un súbito aumento de los temblores políticos del terremoto y, tras la sospecha sobre recientes del uso de la redes sociales, por parte de hackers y bots quizá a sueldo de algunos gobiernos o servicios secretos, para manipular las campañas electorales en Europa, todas las alarmas políticas de la Unión Europea ha saltado. Ya no es un asunto simplemente de robo de datos, sino que va un paso más allá. Es un asunto de manipulación de los resultados electorales en las democracias occidentales.

Una muestra de que la cosa por fin va en serio en Europa después de tantas sospechas, es el tuit de Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, que ha publicado en twitter: "Hemos invitado a Mark Zuckerberg al Parlamento Europeo. Facebook necesita aclarar ante los representantes de 500 millones de europeos que los datos personales no se están utilizando para manipular la democracia". 

El terremoto político se ha vuelto también compulsivo: a la comisión electoral británica le han urgido sus sospechas de que también Cambridge Analytica, que tiene sedes en New York y el Reino Unido, podría haber tenido que ver con una posible manipulación de los resultados del Brexit, así que el Comisionado de Información del Reino Unido ha pedido una orden judicial para analizar el contenido de los servidores de la compañía.

Por otra parte, la institución pública que se ocupa de la protección de datos en el Reino Unido, la Oficina del Comisionado de Información, ya está también investigando a Cambridge Analytica, a la que también le ha puesto en marcha una investigación la Comisión Federal de Comercio (FTC) de EE UU. Las acciones de Facebook han caído un 7% en 24 horas a la apertura de Wall Street del lunes, pero creo que este índice no es un buen sismógrafo para este terremoto convertido en tsunami para la empresa Facebook. Veremos. Quizá los usuarios de Facebook o WhatsApp, sigan pensando que el asunto les sigue siendo ajeno.

Ahora tal vez debería reformular mi pregunta para cualquier usuario de Facecbook, de Twitter o WhatsApp y preguntarles: ¿A ti te importaría que alguien usara tus datos personales para manipular los resultados electorales, de las votaciones democráticas en las que participes y, por tanto, del funcionamiento de la democracia de la que formas parte? A ver qué me contesta esta vez.

Por si acaso, previamente, habría que explicarle antes de preguntar, que los datos personales digitales no solo son los números del DNI o del domicilio como los que hay en el censo electoral, sino toda su conducta, su 'huella digital' en internet que queda registrada al completo. Esos son los 'datos' de que estamos hablando que han usado 'inadecuadamente' tras haberle 'robado' a Facebook los de 50 millones de sus usuarios. No hay que olvidar, como dice Ricardo Baeza-Yates, que "cada conducta de usuario tiene una long tail (larga cola)" o huella digital, que nos delata completamente a través de nuestro comportamiento en la red.