No es lo mismo vivir en una gran ciudad de cuatro millones de habitantes, que en una urbe de 500.000 personas o en una localidad con una población por debajo de 5.000. Al margen del modo de vida y las preferencias de cada uno, el equipamiento y las infraestructuras difieren de un lugar a otro.

Lo idóneo es que estén dimensionados para ser capaces de dar servicios de calidad y sin interrupciones, pero no siempre es así, sobre todo cuando la población es variable. 

Fallos en las comunicaciones, en el abastecimiento de agua o cortes de energía se registran ocasionalmente cuando los pueblos de la costa y del interior se llenan de gente que, una vez finalizado el periodo estival o un largo puente, vuelve a casa y retoma sus rutinas. Una situación que se repite cada año y para la que ya tienen solución en las zonas más aisladas de la provincia de Granada. 

Sin cortes de luz

Aquí, la distribuidora eléctrica Cuerva –compañía familiar granadina fundada en 1939– acaba de firmar un acuerdo con Zigor Corporación –empresa con sede en Vitoria y especializada desde 1998 en electrónica de potencia– para dotar a las infraestructuras existentes de una mayor flexibilidad sin tener que invertir en nuevas redes.

“Se trata no solo de garantizar el suministro eléctrico, también de mejorar la productividad y los costes en la gestión de estas infraestructuras, al mismo tiempo que se reduce el impacto medioambiental”, afirman desde la empresa vitoriana. 

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Para ello, se ha instalado un sistema de almacenamiento de energía basado en baterías de litio en un centro de transformación alejado de la subestación. De esta forma, si la red sufre una avería, el suministro eléctrico está garantizado durante al menos dos horas de forma autónoma. Tiempo suficiente para restablecer el suministro, según la compañía.

No es el primer proyecto de este tipo que emprenden desde la firma alavesa. En marzo, ya pusieron en marcha uno similar con la distribuidora Viesgo en la zona Coto de Bello, en el concejo asturiano de Aller; y, anteriormente, en la localidad cántabra de San Vicente del Monte.

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En todos los casos, las poblaciones se encuentran los terminales de la línea, lo que les hace susceptibles de sufrir fallos en el suministro por problemas de estabilidad de la red.

“En la de Asturias ya han podido hacer uso de este sistema cuando, hace unos meses, la comarca sufrió un ‘apagón eléctrico’ y solo aquellas poblaciones que contaban con este ‘almacén energético’ no se sumieron en la oscuridad”, cuenta el director general de Zigor Conversación desde hace algo más de un lustro, Íñigo Segura, en conversación con D+I.

Innovación ágil y transformadora

Desde su fundación, esta compañía, una pyme que no llega a 100 empleados, enfocó su estrategia de negocio hacia la investigación y desarrollo de producto. En esta línea, hace seis años inició una transformación completa, invirtiendo entre el 5% y el 10% de su facturación a I+D, según indica Segura. Una facturación que el año pasado fue de 13 millones de euros, “el doble que hace cinco”. 

“Nuestra estrategia en el ámbito de la innovación es ir de la mano de nuestros clientes, que necesitan de compañías ágiles a la hora de diseñar y de desarrollar producto nuevo. Es esto lo que nos está permitiendo crecer tan rápido en los últimos años, después de que la compañía pasara un periodo complicado tras las diferentes crisis que se han sucedido desde 2008”, afirma el directivo.

Planta de Zigor Corporación.

Entre esos clientes figuran Iberdrola, Unión Fenosa, Repsol o Mercadona, y la forma de colaborar con ellos es ofrecerles soluciones para los retos que les proponen en cuestiones relacionadas con la gestión eficiente de la energía. “Creemos que la mejor manera de crecer es dedicar nuestros esfuerzos en innovación a dar soluciones con productos concretos que sean comercialmente viables”, defiende Segura.

El equipo de innovación de Zigor está formado por 20 personas, el 25% de la plantilla, y desarrollan su trabajo en tres ámbitos: energía fotovoltaica, diseño y fabricación de redes de transmisión y distribución, e industria. En este último, “ayudando a que los problemas que pueden producirse en la red eléctrica no afecten a los procesos críticos que se ejecutan en sectores como el farmacéutico, logístico o automoción”, concreta el CEO de la compañía.

El potencial de las electrolineras

Entre los proyectos en marcha, con un “importante potencial” para los próximos años, figuran su contribución al desarrollo de vehículos eléctricos y al despliegue de electrolineras, todo ello enmarcado dentro del ‘PERTE para el vehículo eléctrico y conectado’, con el que el gobierno quiere impulsar la electrificación del transporte.

“Nuestro equipo de innovación ya está avanzando en varias líneas de trabajo. Una de ellas es la 'repotenciación' de unidades de carga en ruta para su instalación en estaciones de servicio y reducir el tiempo de ‘repostaje’ de energía; y otra es facilitar un sistema para que cualquier área de servicios, sin importar su localización, pueda ofrecer este servicio de carga”, explica Segura.

Este último es el caso de una gasolinera en Noguera de Pozoseco (Cuenca), a medio camino entre Valencia y Madrid, cuya infraestructura carecía de la potencia suficiente para instalar cargadores eléctricos sin realizar una gran inversión. La solución que les propuso Zigor, ya en funcionamiento, es la instalación de dos fuentes de generación de energía (equipo electrógeno y paneles solares) y otra de almacenamiento para que recurrieran a ellas indistintamente en función de sus necesidades.

La alavesa, además, es una de las compañías seleccionadas por Mercedes-Benz para sacar adelante su proyecto para desarrollar y fabricar monovolúmenes eléctricos en su planta de Vitoria. La alemana recibirá un total de 159,3 millones de euros. Zigor trabajará en el diseño de la carga.