El testigo protegido número 29 del caso Cursach, donde se investiga la corrupción de Palma alrededor de los negocios de la noche, ya respira un poco más tranquilo. El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de tres años y dos meses de prisión contra Florian Bogdan Puscasiu, uno de los trabajadores de Tolo Cursach, el dueño de las discotecas Tito's o BCM, por agredir y amenazar a un trabajador de la discoteca Tito's que fue testigo protegido durante la investigación del caso y que ayudó al juez instructor Manuel Penalva a avanzar en su investigación. 

El testigo trabajó como camarero de la zona VIP de la discoteca Tito's, y era llamado despectivamente por el condenado y su entorno como "el mariquita de Tito's". Según afirmó el propio juez Penalva, desde que decidió colaborar con la Justicia para ayudar en la investigación, sufrió una auténtica persecución que el instructor atribuyó al entorno del Cursach y definió como un "calvario", incluyendo palizas y amenazas de muerte para que abandonara la isla.

En el denominado caso Cursach se investiga cómo el empresario del ocio nocturno habría controlado durante décadas a la Policía Local de Palma para asfixiar a la competencia. Para ello, habría pagado servicios de prostitutas, alcohol y drogas en sus discotecas no solo a los policías, sino también a políticos y funcionarios del Ayuntamiento de Palma.

Paliza en el garaje

La agresión más grave denunciada por el testigo ocurrió en el garaje de su casa, en junio de 2017. Allí, dos hombres de nacionalidad rumana -el Supremo considera demostrado que uno de ellos fue el condenado Bogdan, y al otro no se le ha podido identificar- le abordaron por la espalda, le dieron patadas, le arrastraron por el suelo y le gritaron "o te marchas de Mallorca o morirás". 

Buscaban, según se considera demostrado, que no declarara en contra de otro ciudadano rumano, trabajador de las empresas de Cursach e inmerso en la trama de corrupción nocturna. El hombre acabó con policontusiones en la región cervical, hombro y fractura de costillas. Además, según la sentencia a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, sufre un trastorno adaptativo mixto ansioso-depresivo que requiere medicación. 

24 denuncias

El Supremo confirma ahora la condena de Bogdan no solo por amenazas y agresiones, sino también por obstrucción a la Justicia, por lo que da credibilidad al relato tanto del entonces instructor Penalva como a la del testigo protegido, que afirmaron que los golpes que sufrió buscaban su silencio ante la Justicia. 

El testigo presentó hasta 24 denuncias contra el condenado y otras personas de su entorno e informes médicos tenidos en cuenta en el juicio contra Bogdan. Llegó a temer no sólo por él, sino también por miembros de su familia, como su hermana, de quien llegaron a conseguir los datos y amenazaron al testigo con ellos para que callara. El hombre llegó a presentar un escrito al juez en el que afirmó que se había marchado "a un lugar indeterminado porque es el único modo de sentirse seguro". 

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