Florian Bogdan Puscasiu, uno de los trabajadores del Grupo Cursach que habría ejercido como matón del 'capo' de la noche mallorquina, Bartolomé Cursach, contra los testigos protegidos del caso de la Policía Local de Palma que instruye el juez Manuel Penalva, ha sido condenado a tres años y dos meses de prisión y una multa económica de 7.200 euros por los delitos de Obstrucción a la Justicia y Lesiones.

Bogdan también tendrá que indemnizar al testigo protegido número 29 del caso con 8.000 euros por el mes que tardó en curar sus lesiones tras las palizas recibidas y el trastorno ansioso depresivo que padece desde entonces.

El hombre, que trabajaba como camarero de la zona VIP de la discoteca Tito's al que el condenado habría apaleado, es el que más ha sufrido las amenazas del entorno de Cursach desde que comenzó la investigación alrededor de él. En el denominado 'Caso Cursach' se investiga cómo el empresario del ocio nocturno habría controlado durante décadas a la Policía Local de Palma para asfixiar a la competencia. Para ello, habría pagado servicios de prostitutas, alcohol y drogas en sus discotecas no solo a los policías, sino también a políticos y funcionarios de Cort (Ayuntamiento de Palma).

El testigo de las 24 denuncias

Precisamente estos hechos fueron denunciados por el testigo al que Florian habría amenazado y pegado. Un hombre al que sometieron a un "auténtico calvario" según manifestó el propio juez instructor del caso en uno de los autos incorporados al sumario.

Hasta en 24 ocasiones denunció la persecución, amenazas y palizas sufridas desde que aceptó colaborar con la Justicia con sus declaraciones como testigo. El juzgado de lo Penal considera probado que todo el acoso sufrido ha sido consecuencia de sus declaraciones. 

Tanto el acusado como otros matones llamaban despectivamente al testigo "el mariquita de Tito's". Una de las agresiones más graves que el juzgado de lo Penal número seis también considera probada es la ocurrida en el garaje de su casa, hasta donde se acercaron dos hombres de nacionalidad rumana, que le gritaron después de apalearle: "O te marchas de Mallorca o morirás".

La jueza que firma la sentencia condenatoria contra Bogdan ha aceptado como pruebas de esa paliza los informes médicos presentados por el agredido y las declaraciones de otra testigo protegida del caso que a su vez era su compañera de piso así como de policías nacionales que investigaron el caso.

Además, considera que, mientras la declaración del acusado carecía de toda "verosimilitud y coherencia", la del testigo protegido era "persistente y firm. 

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