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La Embajada de Israel en Madrid ha expresado su "repulsa" por la elección del 7 de octubre para votar en el Congreso la convalidación del decreto de embargo de armas a Israel.

Un comunicado redactado en términos especialmente duros, considera que la fecha elegida por el Gobierno de Pedro Sánchez constituye una afrenta "aberrante e inhumana" contra las víctimas de las torturas, asesinatos, violaciones y secuestros de aquel día.

"El 7 de octubre es el segundo aniversario de la masacre terrorista perpetrada por Hamás contra civiles en Israel, entre ellos dos ciudadanos españoles", recuerda la nota.

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Fuentes del entorno del Gobierno de Benjamin Netanyahu lamentan que Moncloa falte a la memoria de sus propios compatriotas. Porque "esta fecha marca el principio de la guerra lanzada por Hamás", tal como recuerda el texto diplomático.

El comunicado prosigue acusando al Ejecutivo español de tomar "una decisión cínica y condenable, especialmente en estos días tan delicados, cuando los equipos de negociación se reúnen para poner fin a la guerra".

"Obsesión antiisraelí"

El lenguaje empleado por la representación israelí alcanza su punto más duro al calificar la decisión como algo que "resulta perverso, inhumano y aberrante, cuando todo el pueblo de Israel y las comunidades judías de todo el mundo estarán de luto, recordando a sus víctimas".

La Embajada concluye que "esto refleja una vez más la obsesión antiisraelí del Gobierno español", aunque añade una última frase que abre la puerta a la distensión: "Aún no es tarde".

Según las fuentes consultadas, el comunicado no habría sido redactado sin el acuerdo previo de Jerusalén, a pesar de (o precisamente por) su tono tan beligerante.

Estas mismas fuentes explican que únicamente en su frase final, "aún no es tarde", se pide con elegancia elíptica el aplazamiento de la votación, tal como confirman los consultados.

"Una gota en el océano"

El texto está escrito en los términos más claros para mostrar el "enorme malestar" que hay en el Ejecutivo de Netanyahu con la actitud "abiertamente antisemita" del Gobierno de España.

Las fuentes del entorno gubernamental israelí no reclaman una reconsideración del contenido del decreto, pero sí evitar la "inhumanidad" de debatirlo "justo el día en el que se cumplen dos años de la masacre de Hamás, la más grave y masiva matanza de judíos desde el Holocausto".

En ese sentido, las mismas fuentes explican que España importa "pero lo justo" al otro lado del Mediterráneo.

"Israel y su Gobierno tienen muchos frentes abiertos en este momento", como la situación interna en el país, la necesidad de lograr el retorno de la cincuentena de secuestrados que este martes cumplen dos años en manos de terroristas bajo túneles en Gaza, o las negociaciones abiertas en Egipto sobre el plan de paz de Donald Trump.

Todo ello, argumentan, impide gastar demasiadas energías en quien ya se ha significado como hostil a los intereses de Israel. "España es hoy una gota en el océano de problemas... una gota muy visible, pero una gota", concluye esta fuente con tono despectivo.

Perspectivas de la votación

La votación de este martes se presenta con un panorama incierto. Junts ya ha anunciado su apoyo al texto, lo que facilita considerablemente la convalidación del decreto.

Podemos, que había vinculado el sentido de su votación a comprobar su capacidad de movilización este fin de semana en las calles de España, apenas logró sacar a 10.000 personas en Madrid y 15.000 en Barcelona.

Fuentes del partido morado insisten públicamente en que "estamos intentando que el PSOE escuche a la gente, que salió masivamente a la calle". Sin embargo, dirigentes consultados por este periódico niegan esa afluencia a las marchas y exigen que el Gobierno "retire el texto actual, y haga un embargo integral de verdad".

Por razones perfectamente opuestas, el Gobierno de Netanyahu y el partido fundado por Pablo Iglesias coinciden en querer lo mismo: que este martes no se debata ni vote el decreto aprobado por el Gobierno hace dos semanas.

Por su parte, el PP se niega a confirmar el sentido de su voto, pero deja abierta la puerta a facilitar la aprobación del texto con una abstención.

La única exigencia del partido de Alberto Núñez Feijóo es que "el decreto no ponga en riesgo la seguridad nacional". La disposición adicional del texto permite al Gobierno mantener compras y ventas de tecnología militar con Israel "por razones de Seguridad Nacional o de Política Exterior".

Esta coincidencia entre PP y PSOE se extiende también a su valoración del plan de paz de Trump, que ambas formaciones han recibido con beneplácito como una oportunidad para poner fin al conflicto en Gaza.

La crisis diplomática entre España e Israel no se destensa, tras el respaldo español a la flotilla de Gaza, que Israel calificó de "irresponsable" por "azuzar un intento de romper el bloqueo naval" en una zona de "guerra activa" contra los terroristas de Hamás.