La acusación que Alberto Núñez Feijóo lanzó este miércoles en el Congreso contra Pedro Sánchez no fue improvisada. Tampoco fue fruto de una reacción impulsiva, tras recibir los ataques del presidente del Gobierno. Fue un movimiento calculado, diseñado desde hace meses y ejecutado justo cuando el Partido Popular consideró que el momento político era ya "insostenible" para el líder socialista.
“¿De qué prostíbulos ha vivido usted? Ha sido partícipe a título lucrativo de un abominable negocio”. Con ella, el presidente del PP cruzaba una línea que él mismo había dado orden, desde hace tiempo de contener, hasta que se dieran las circunstancias para el cambio táctico.
El detonante fue la entrada en prisión, el pasado lunes 30 de junio, de Santos Cerdán, exsecretario de Organización del PSOE. El magistrado del Tribunal Supremo Leopoldo Puente, que instruye el caso de la trama Koldo, ordenó su ingreso en la cárcel acusado de los presuntos delitos de cohecho y organización criminal.
Dentro de la estrategia del PP, faltaba un punto de inflexión externo para dar por virado el escenario político, en la oleada de casos de corrupción que cercan al Gobierno, al PSOE y al entorno personal de Sánchez. Ahora, "se acabó la piedad", sentencian fuentes internas del partido.
Ese mismo día por la tarde, según estas mismas fuentes, en Génova se decidió un cambio de relaciones con el PSOE, y los ataques de Sánchez este miércoles en su réplica a Feijóo activaron definitivamente el giro de guion que llevaba meses en la recámara.
"Momento válvula"
"El único de los presentes que ha mantenido una relación estrecha con un delincuente condenado es usted", le espetó Sánchez. Y Feijóo tomo nota: "Prostíbulos".
El líder del PP y su equipo habían esperado con paciencia lo que ellos denominaban “el momento válvula”. Una oportunidad que facilitara el endurecimiento del tono sin correr el riesgo de despertar al votante abstencionista del PSOE.
Hasta entonces, la estrategia del PP había sido incomprendida por muchos, algunos de ellos, incluso, del núcleo más cercano a Feijóo. Un primer signo para descomprimir la presión fue la manifestación de la de la plaza de España, en Madrid, hace poco más de un mes.
El lema elegido en aquella manifestación ya anticipaba un cambio: "Mafia o democracia", apuntando directamente a la cúpula socialista.
Aun así, tanto desde dentro del partido como, sobre todo, desde fuera, la presión por presentar una moción de censura seguía creciendo. "Incluso, para perderla, para que se retraten los socios". Ahora, en la cúpula de Génova se ve con satisfacción el resultado de la contención.
Los aliados de Sánchez "ya han quedado retratados", sin necesidad de "darle un balón de oxígeno" al presidente... ni de perder esa bala, ya que sólo se puede presentar una por cada periodo de sesiones.
Y es que, la semana previa al congreso nacional del PP, Feijóo ordenó a Miguel Tellado que sondeara a los portavoces parlamentarios de los socios de Sánchez "para testar si su apoyo sigue intacto".
La respuesta fue el silencio o el desprecio, ninguno dio señales de alejarse del Gobierno. Para el PP, esa fue la confirmación de que ya no eran sólo socios, sino "cómplices" de una "corrupción estructural".
Ya no habrá más contactos, confirman otras fuentes populares.
No a la coalición
Faltaba un movimiento táctico más. Todo este proceso coincidió con la celebración de un congreso nacional del PP que se convirtió en un acto de cohesión interna y exhibición de fuerza. Con José María Aznar y Mariano Rajoy "juntos" respaldando a Feijóo, y con los barones más dados a expresar disidencias, como Isabel Díaz Ayuso o Alejandro Fernández, mostrándose en fila detrás del líder.
Los nuevos nombramientos reforzaron el anticipo de un endurecimiento. Tellado, hombre de máxima confianza de Feijóo, fue nombrado secretario general, como en los últimos seis años en la Xunta. Y Ester Muñoz, reconocida por su agresividad dialéctica, fue designada nueva portavoz parlamentaria.
Fue en el discurso de cierre, el domingo, cuando Feijóo terminó de colocar las piezas, anunciando un compromiso explícito: nunca habrá ministros de Vox en su Gobierno.
Una vez "consolidado el bloque de las derechas en las encuestas" alrededor de los 190 o 200 diputados, el plan popular daba paso a una nueva fase: la búsqueda del simpatizante de Santiago Abascal dispuesto a "regresar al PP".
El último sondeo de Sociométrica para EL ESPAÑOL es paradigmático: juntos, suman 196 escaños; y sólo el PP (153) supera a todo el bloque actual de investidura de Sánchez (150). Un resultado electoral como ése no sólo permitiría al líder popular gobernar, sino que estaría en una posición de ventaja absoluta a la hora de negociar apoyos, a derecha e izquierda.
"La acera de enfrente"
O todo encajó en un calendario medido, o la definitiva crisis del PSOE, el sábado del comité federal, ayudó... o ambas cosas a la vez. La publicación, desde un medio cercano al PSOE, de las acusaciones por acoso sexual contra Paco Salazar, el fontanero jefe de Sánchez en Moncloa, encarriló todo.
En el segundo día de congreso popular, los líderes del partido preguntaban a los periodistas cómo iban las cosas en "la acera de enfrente".
Sánchez había reunido a su comité federal para afrontar la crisis abierta por el encarcelamiento de su segundo número dos implicado en la misma trama corrupta, cuyos mensajes cruzados desvelados en la investigación los mostraban, además, usando dinero público para pagar servicios sexuales.
Y esa misma mañana, su elegido para ser adjunto a Rebeca Torró, la nueva elegida para el cargo, una mujer precisamente, era atacado por "fuego amigo" con la bomba nuclear del machismo. Para el PP, el escenario ideal. "Era el momento de actuar", reconocen fuentes de Génova.
Discurso "preparado"
A partir de ahí, se ejecutó un plan trazado hace meses. Este miércoles, en la sesión de control al Gobierno, tras escuchar a Sánchez atacarle de ese modo y luego pedirle a Ione Belarra el apoyo de Podemos a la ley de abolición de la prostitución, Feijóo sacó el discurso "preparado".
El arma: el negocio de las saunas regentadas por el padre de Begoña Gómez, esposa de Sánchez.
El objetivo, en palabras de Feijóo: el "beneficio a título lucrativo" de Sánchez.
Según fuentes del PP, el actual presidente "se fue a Moncloa dejando atrás el piso en Somosaguas, enfrente de La Finca", en Pozuelo, el municipio más caro de España", que pagó Sabiniano Gómez, padre de Begoña, con el dinero conseguido por las saunas".
Después de que el líder del PP acusara directamente al presidente, y con una expresión exacta a la que sirvió para condenar al PP en la 'Gürtel', de haberse beneficiado económicamente de esos negocios de "prostíbulos", Sánchez sólo supo responder con que "quien recurre a las descalificaciones es que no tiene argumentos".
Pero desde el entorno de Feijóo se señalaba, a media tarde, que "nadie en el Gobierno ha negado que el piso donde vivió la pareja antes de llegar a Moncloa lo pagó el padre de Begoña Gómez". Y que, muy probablemente, sería porque "pueden aparecer trabajadores que lo corroboren".
Es más, que el papel de Begoña Gómez era el de "contable" en esos negocios. Y que ahora que Sánchez está rodeado, el Gobierno quiera abolir la prostitución por ley y prohibir los prostíbulos, "cuando vivieron de ellos".
Desde Génova se subraya, además, que el líder popular siempre había sido "honesto" con los socialistas, no queriendo jugar esas cartas, a pesar de que una diputada socialista "acudió a la vivienda de la pareja de Feijóo para dar unas declaraciones a los medios".
Arrinconar a Vox
Para el PP, el giro ya no tiene vuelta atrás. Aseguran que el partido está en condiciones de arrebatar votos por ambos flancos. A la izquierda, atrayendo al votante decepcionado con el 'sanchismo' Y a la derecha, recuperando apoyo de quienes se fueron a Vox.
Feijóo lo dejó claro en el congreso del partido: el objetivo son 10 millones de votos. Tellado, por su parte, apuntó a sumar 40 escaños más. Es decir, en ambos casos, la mayoría absoluta, aunque ese concepto todavía (de nuevo, todavía) no ha sido expresado en público.
Ahora el PP no se limitará a las críticas. Exhibirá un discurso tan duro como el de Vox en los temas en los que coincidan ideológicamente, para arrinconar a los de Abascal.
La lógica detrás de esta decisión es doble. Por un lado, los votantes que optaron por Vox querían este tipo de mensajes para justificar su regreso al PP. Por otro, los votantes moderados ya están tranquilos con la promesa de que Vox no entrará en el Gobierno.
Al mismo tiempo, este movimiento fuerza a Vox a adoptar posiciones aún más extremas. Esta misma semana, el partido ha reclamado "deportaciones masivas" de inmigrantes, una medida que el PP no tardó en descalificar.
Fuentes del PP consideran que la estrategia está dando resultado. La investigación del Supremo, el clima dentro del PSOE y el éxito del congreso del partido han favorecido el momento.
