Pedro Sánchez, autoconfirmado como presidente del Gobierno este lunes pasadas las 11.00 horas después de cinco días de "reflexión", ha concedido su primera entrevista en la televisión pública. "He decidido seguir, con más fuerza si cabe".
Y esa fuerza la aplicará a luchar contra "la máquina del fango" que, tras su reflexión, identifica con la "prensa digital", y centrando el mensaje en una inminente reforma del Poder Judicial: "Querría hacerlo con el PP, pero si el bloqueo continúa, mi responsabilidad es buscar una solución en el Parlamento".
En su declaración ante los medios oficiales de Moncloa, sin preguntas, el presidente advirtió de que las cosas no se quedarán como estaban, tras "diez años sufriendo una campaña de bulos", él y su esposa: el presidente aclaró que "esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte; se lo garantizo".
Un mensaje que se correspondía con los de algunos de sus más cercanos, en estos días: "A día de hoy, se va", admitían, "pero si se queda, esto no va a quedar así".
Las preguntas y las respuestas, que también le habían exigido sus socios (que en mayor o menor medida, incluso, le llegaron a criticar el "melodrama" y la "sobreactuación"), llegaron de noche, en TVE. ¿Cuál es esa regeneración democrática que el presidente se ofrece a liderar? ¿En qué reformas concretas se traducirá ese "punto y aparte"? ¿Quiere "colar un cambio de régimen por la puerta de atrás", como le acusó Alberto Núñez Feijóo?
A esto último también contestó Sánchez, ante las incisivas preguntas de la periodista Marta Carazo: "El señor Feijóo ha dicho que España necesita un Gobierno democrático... ¿es que acaso no lo somos? Me han pintado como el enemigo público número uno de la democracia, y por eso dicen que busco un cambio de régimen, y por eso vale todo contra mí".
El líder socialista llegó a identificar directamente al Partido Popular con la campaña antidemocrática que, dice, lleva "sufriendo diez años", él y su mujer.
Lo hizo mientras él mismo se identificaba con la ciudadanía: "Esta reflexión la necesitaba yo y también la ciudadanía, si queremos defender la democracia, debemos hacérselo ver a esos partidos que forman parte de la maquinaria del fango, porque ésta es una deriva muy peligrosa para nuestra democracia".
Y también, hacia el final de la entrevista, cuando se le inquirió si tiene previsto llamar al principal partido de la oposición para abordar esta regeneración democrática: "Hablaré con todos, pero yo ya sé por dónde irá el señor Feijóo, no van a parar, van a redoblar sus ataques".
Excusas y autocrítica
Ni por la mañana en Moncloa ni por la noche en TVE, Sánchez quiso concretar ninguna de las medidas que pretende abordar. Se justificó en que "fortalecer y cuidar la democracia" es su "obligación". Pero que "si hoy hubiera aparecido con un plan concreto", la ciudadanía habría podido adivinar en él una "maniobra y una estrategia" políticas.
Pero esa excusatio non petita se unió a otras. Ni Carazo ni Xabier Fortes le preguntaron directamente por esto, pero hasta dos veces insistió en que él está "a favor de la libertad de expresión" y otras dos más, al menos, se reivindicó como paladín de la "independencia judicial".
Sánchez sostuvo que su disposición a "liderar" esta lucha por la "regeneración democrática" era producto de "una reflexión personal". Y sólo admitió una posible autocrítica, "no haber reparado en la gravedad de la situación" antes.
Y para "revertir esta situación", propuso "cumplir la Constitución" en lo tocante a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), "abandonar el insulto en las Cortes Generales" y "luchar contra los bulos y la crispación que afectan a los medios, contaminan las tertulias y arrastra a la sociedad a situaciones que no habíamos visto antes".
Confusión digital
El presidente dibujó un panorama "preocupante" no sólo en la democracia española, sino a nivel global.
No sólo contra él, que se puede "defender", pero sí especialmente, por "encarnar una opción de Gobierno progresista". Y todo imbricado en una red que implica a partidos, medios, "determinadas empresas", asociaciones "que judicializan asuntos sin pruebas" y la judicatura que, como el pasado miércoles con la denuncia a su mujer, fue "la gota que colmó" su vaso.
"Estoy dispuesto a liderar, pero no a monopolizar esta lucha", apuntó, para invitar a sus socios políticos y empezar a distinguir entre quienes sí y quienes no atiendan sus iniciativas, como los partidos de la oposición, evidentemente no lo aceptarán, pues, como Feijóo, ven una "deriva autocrática" en los anuncios de este lunes.
"Seamos conscientes del desafío que supone uso espurio de las redes sociales y determinadas webs financiadas con dinero de gobiernos autonómicos y municipales de PP y de la ultraderecha, o de determinadas empresas".
Sánchez definió cuatro "criterios" para esta ofensiva que distinga entre "medios de comunicación que sufren este uso del fango, los bulos, la desinformación y la difamación" y los "digitales" responsables de la "degradación informativa".
El primero, la "legalidad" -otra obviedad tal vez inquietante-. El segundo, la "transversalidad", es decir, que el diseño de las medidas concretas puedan participar "gente de izquierdas, de derechas, de centro, nacionalistas...". Porque, dijo, "hay medios conservadores que también son víctimas".
El tercer criterio, muy vago, "que no haya confrontación", lo explicó con voluntarismo: es decir, que habrá que concluir que esto "no es contra nadie, ni contra un poder, ni contra un medio de comunicación" en concreto. Y el cuarto, eso sí, que esta nueva regulación de la libertad de prensa será "de aplicación universal". Porque, sostuvo, "va a beneficiar a todos, a la democracia y a la convivencia".
Poder Judicial
"Me gustaría que los miembros del CGPJ fueran conscientes de que el Gobierno quiere contribuir a su buen nombre", estableció como premisa inicial en el momento de, por fin, entrar en los detalles de sus planes.
"No estoy en contra, sino a favor de la libertad de los medios, y de la separación de poderes y la independencia de la Justicia", continuó, hilando con una adversativa: "Pero es el momento de fortalecerlo, ya que este secuestro al que los tiene sometido el PP lastra, mina y debilita" su posición.
Por eso, efectivamente, anunció, "tenemos que darle respuesta".
Cuestionado sobre cómo pretende hacerlo, Sánchez cumplió el guion previsto: "Querría hacerlo de la mano del Partido Popular, pero mi responsabilidad es que, si ese bloqueo continúa, tratar de buscar con el Parlamento una solución".
El presidente hizo referencia a la última propuesta de reforma planteada por Vicente Guilarte, presidente interino del órgano constitucional, hace ahora una semana.
"Exploremos esa opción u otras", concedió, "pero no se puede decir que tengamos la misma responsabilidad el Gobierno o el PSOE que el partido que incumple flagrantemente la Constitución".
Legitimidad en la calle
No se habló apenas del asunto que le llevó a la reflexión, el fondo que pueda haber o no en las acusaciones a su esposa de tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Aparte de algunas preguntas muy incisivas de Carazo, lo más agresivo de la entrevista fue la invitación que se le hizo a Sánchez para citar a otros personajes que hayan sufrido el mismo "acoso" que él y su mujer.
Sánchez trató de escapar de este asunto, igual que de la pregunta ya citada sobre si prevé llamar a Feijóo para ir de la mano los dos grandes partidos. Así, en varias ocasiones, citó a "políticos, artistas, sindicalistas y otros personajes".
Sólo bajó a la concreción cuando se le preguntó por si no debió "haber hablado" cuando Pablo Iglesias y su pareja, Irene Montero, clamaban por ser objeto de persecuciones y "noticias falsas". Sánchez, entonces, citó al "exvicepresidente" y a la "ministra" sin pronunciar sus nombres, "como también Mónica Oltra, Ada Colau, Carmen Calvo o mi esposa", a la que tampoco nombró esta vez.
Y finalmente, la conclusión. Para el presidente, este desafío se deberá abordar en cuatro ámbitos.
El primero, el Parlamento, donde se legislarán las nuevas medidas. El segundo, "los medios, que deben participar de esta reflexión". El tercero, su Gobierno, que "cumplirá el papel, proponiendo medidas y acciones para reforzar y prestigiar la democracia". Y finalmente, "lo más importante", remarcó. "La ciudadanía".
Ya que sus dudas sobre si "merecía la pena" continuar, sostuvo, se despejaron "en la madrugada del sábado" a la vista de una "movilización masiva" que dijo haber visto en Ferraz, es esa fuerza de la calle a la que apela para legitimar su nueva lucha: "La ciudadanía debe removerse y que encuentre el rechazo social quien se dedique a los bulos".