Apenas unas horas después de la mayor ruptura parlamentaria del Gobierno de coalición, con ambos socios votando por separado una ley salida del propio Ejecutivo, un selfie del ala socialista retumba por los pasillos del Congreso de los Diputados. Se trata de una foto de diez ministros del PSOE con Pedro Sánchez celebrando el 8-M, Día Internacional de la Mujer, sin Irene Montero y ningún representante de la cuota de Podemos.
En política, a veces, las ausencias revelan más que las presencias. En el momento en que se tomó la instantánea, justo antes de la sesión de control al Gobierno, la ministra de Igualdad se encontraba a escasos metros en la Cámara Baja, pero no fue invitada a sumarse. Tampoco el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que estaba presente en el hemiciclo.
La tramitación de la reforma de la ley del sólo sí es sí no ha sido la primera que rompe el llamado bloque de la investidura, pero sí la más visible. El PSOE logró que el Congreso aprobara la toma en consideración de su texto con los votos de PP, Vox, Ciudadanos y PNV, frente al resto de la Cámara que encabezaba Unidas Podemos.
La ministra de Igualdad capeó en soledad buena parte del debate del martes, el más insólito de la legislatura en cuanto a la división de los socios se refiere. Por la mañana, Montero y Belarra estuvieron sentadas en la mesa del Consejo de Ministros con los socios que, según su partido, atacan a las mujeres en la víspera del 8-M.
Yolanda Díaz, líder de Unidas Podemos, no apareció hasta el último momento y sólo para votar en contra de la reforma. "Nunca teníamos que haber llegar hasta aquí", compartió en los pasillos a un grupo de periodistas. Sánchez ni siquiera se presentó.
Esa misma mañana, 24 horas antes de la consabida foto, Moncloa impidió que la ministra de Igualdad compareciera ante los medios tras el Consejo de Ministros para hacer una declaración sobre el 8-M, como hizo el año pasado. Eso también debería ser insólito, pero nada sorprende en el contexto actual, con ambos socios estancados sobre cómo –y con quién– reformar el sólo sí es sí.
"Da igual que presentemos una o siete propuestas. El PSOE no va a pactar nada", reprochaba el martes una fuente de la dirección morada. La frustración de las ministras era visible desde la tribuna del hemiciclo, con Ione Belarra apretando la mandíbula e Irene Montero al borde de las lágrimas ante los envites de los grupos parlamentarios, incluido el socialista.
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Descartada la ruptura
Ni Irene Montero ni Ione Belarra, ni mucho menos Yolanda Díaz, tienen planes de abandonar el Consejo de Ministros ante el enésimo desmán de su socio, y el ruido de las últimas semanas tiene más de arrebato que de declaración de guerra. Tampoco Sánchez tiene intención de llamarlas a capítulo, ya que nadie quiere cargar con la culpa de una hipotética ruptura.
Es cierto que el miedo siempre está en el ambiente y que todo se fuerza hasta el límite, pero tampoco es novedad. Esta semana un destacado dirigente socialista era clarísimo al afirmar que "la coalición es una ficción", en referencia a que PSOE y Unidas Podemos votaran separados las leyes que ellos mismos aprobaron en el Consejo de Ministros.
La imagen de estos días, con los dos partidos evitándose, negociando con el ceño fruncido pero los papeles sin firmar, recuerda ya a la de una pareja que se está separando y pugna por la custodia de los hijos y la propiedad de los bienes. Y sin embargo, que parece que nunca termina de divorciarse.