Yolanda Díaz es la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, pero después de la exclusiva de EL ESPAÑOL sobre la inminente crisis de Gobierno, es sobre todo la líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo de coalición. Y hará valer esa posición si Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y líder del PSOE, le impone elegir entre hacer caer a Manuel Castells o a Alberto Garzón. En todo caso, tres a uno.

De momento, fuentes del entorno de Díaz se niegan a confirmar que la conversación sobre la crisis de gobierno se haya producido, ni siquiera en los términos en los que tiene confirmado este periódico.

Aunque en la misma noche del jueves lo confirmara la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, según el entorno de la vicepresidenta tercera esa conversación entre Sánchez y la vicepresidenta Díaz no ha tenido lugar en el modo en el que revelan varias fuentes solventes del Ejecutivo.

Aunque en el juego de la coalición, el juego de la comunicación tiene a veces más peso que el de la realidad. Y más justo en este momento en el que la heredera de Iglesias ha optado por un nuevo método de trabajo: "Habrá menos ruido y más gestión", dijo Yolanda Díaz, con Iglesias a su lado, en un mitin para las elecciones madrileñas del pasado 4-M.

Ella aún está aterrizando y ajustando sus equipos, y Sánchez está aprovechando el momento para intentar recuperar terreno perdido durante su convivencia con su anterior socio. Otra cosa es que lo logre. Fuentes del entorno de Díaz advierten de que "una cosa son las formas y otra el contenido". Y no hay que olvidar que el estratega de fondo, Juanma del Olmo, sigue en la estructura de Unidas Podemos en el Gobierno.

"Lo firmado obliga"

Pero en todo caso, la parte morada del Gobierno sí advierte de que se remitirá al Protocolo de funciónamiento, coordinación, desarrollo y seguimiento del acuerdo de coalición [consúltelo aquí en PDF] si, en efecto, Sánchez continúa adelante con su intención de reducir ministerios y eso pasa por eliminar uno de los que le corresponden a Unidas Podemos. Así que si Sánchez quiere hacer caer a un ministro morado para reducir de tamaño su Consejo de Ministros, él habrá de eliminar tres carteras socialistas.

Y es que ésta es la proporción actual de fuerzas, de tres a uno, en el seno del Consejo de Ministros. De los 22 miembros del Ejecutivo, además de Sánchez, cinco son la cuota morada negociada en su momento por Pablo Iglesias y 17 son del ala del PSOE.

Así, aunque las fuentes consultadas por este periódico confirmaban que la idea del presidente es la de reducir el Gobierno en un total de tres ministerios -con un reparto de dos socialistas y uno de Unidas Podemos-, este periódico puede confirmar que Yolanda Díaz no aceptará esas cuentas

El documento que marca las condiciones de trabajo de la coalición es claro y explícito. En su punto 19, explica que "en caso de reestructuración del Gobierno durante la legislatura", y éste es el caso, "se mantendrá el número de áreas gestionadas por el PSOE y Unidas Podemos y su peso relativo".

Pero que si la crisis "implica una alteración sustancial de lo acordado previamente", como efectivamente quiere el presidente, "las partes volverán a abordar las cuestiones esenciales que se planteen en relación a dicha reestructuración".

Es decir, que si Sánchez sigue adelante, Yolanda Díaz exigirá renegociar el pacto y no aceptará una imposición. Porque está firmado, "y lo firmado obliga". De hecho, fuentes de Unidas Podemos confirman a este diario que la misma existencia de ese protocolo por escrito tiene una razón de ser, y es que ni Pablo Iglesias ni su entorno más cercano se fiaban un pelo del PSOE en el momento de llegar al pacto de coalición.

Abrazos y desconfianza

El entonces (y nominalmente, todavía) líder de los morados forzó la traslación por escrito no sólo de los acuerdos programáticos, sino del mismo protocolo de actuación. Iglesias se sintió traicionado en 2016, cuando tras el 'no' de Mariano Rajoy al Rey para intentar formar Gobierno, Pedro Sánchez asumió esa misión desde la más absoluta minoría -no contaba más que con 85 escaños del PSOE- y acordó antes con Ciudadanos el llamado pacto del abrazo y con esos puntos ya cerrados llamó a su puerta.

Iglesias ha admitido su ingenuidad en aquel momento, cuando confiaba en que el líder del PSOE habría ido primero a hablar con Unidas Podemos. Aquella fue la razón del primer no en la investidura del líder socialista y el motivo de que le recordara "la cal viva" en el pasado del PSOE. Y, en cierto modo, el trauma que provocó que, en adelante, decidiera no aceptar ningún acuerdo si no estaba por escrito.

Así, tras el siguiente no en junio de 2019 y la repetición electoral, en la que ambas formaciones perdieron diputados (el PSOE bajó de 123 a 120 y Unidas Podemos, de 42 a 35), ambos entendieran que ésa era su última oportunidad. Y que para ponerle "un seguro", Iglesias forzara ponerla negra sobre blanco.

Unidas Podemos es consciente de que Pedro Sánchez pactó con ellos porque no le quedó más remedio. Y aunque desde el incio de la colaboración en el Ejecutivo el balance que hacen los morados es satisfactorio -"Sánchez ha llegado incluso a recortar los beneficios caídos del cielo a las eléctricas, cumpliendo lo firmado, y no nos esperábamos que eso lo hiciera sin pelearlo"-, la confluencia de izquierdas que hoy lidera Díaz es consciente de que el presidente será fiel sólo mientras le convenga.

Por escrito

Hoy aquel empeño por tenerlo todo firmado cobra sentido, en plena negociación de la crisis de Gobierno con la que el presidente quiere afrontar la segunda parte de la legislatura. Yolanda Díaz no sólo ha heredado el liderazgo, también las pólizas que venían con ello. Y tiene algo a qué agarrarse, firmado y público, que es ley entre los firmantes.

Tras la exclusiva de EL ESPAÑOL, en la noche del jueves, la Secretaría de Estado de Comunicación emitió una nota pública en la que, sin quererlo, confirmaba la información de este diario. Del mismo modo que lo acababa de hacer la vicepresidenta Ribera en directo, en el 24 horas de TVE. Pero, eso sí, el departamento dirigido por Miguel Ángel Oliver aclaraba que "de acuerdo a la legalidad española, el jefe del Ejecutivo tiene en exclusiva la prerrogativa y la iniciativa para formar o modificar su gabinete".

Eso es así, pero él mismo admitió en su coalición con Unidas Podemos, aceptar una serie de condiciones de los morados para ser investido. Y en el citado protocolo, las que le asegurarían seguir en el puesto. Así, aunque ninguna crisis de Gobierno "pueda ser comunicada por otra vía que no sea el propio presidente en el tiempo y forma que determine", como defendía Moncloa en ese comunicado, la socia de la coalición no permitirá que se aproveche el cambio de cromos para traicionar lo que se firmó en enero de 2020.

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