A Pablo Iglesias le ha vuelto a jugar una mala pasada la hemeroteca. El líder de Unidas Podemos, que lleva una semana censurando públicamente las amenazas de muerte recibidas a través de cartas, aseguraba antaño que él no tiene "derecho" a quejarse ni a "lloriquear" como hacen otros políticos en estos casos.

Tales declaraciones provienen de una entrevista concedida en abril de 2019 al youtuber Fortfast, conocido por su afinidad con la extrema izquierda política. En ésta, Iglesias es preguntado sobre si recibe amenazas de muerte, a lo que responde afirmativamente, pero asegurando que no le gusta hablar del tema. 

¿Por qué? Porque "si hablas de las amenazas que recibes estás engrandeciendo al que amenaza, y el que amenaza normalmente es un mierda al que no hay que darle publicidad", según sostenía entonces. Así queda reflejado en un extracto compartido por el político del Partido Popular Toni Cantó en Twitter.

Iglesias también asevera en esa parla que no le agrada "el rollo victimista de ay, me han amenazado". Y apuntala que él, como político, no tiene derecho a "quejarse" ni "lloriquear".

Estas declaraciones chocan de frente con el discurso que Iglesias ha practicado en los últimos días. El líder morado se plantó en el debate de la SER exigiendo a Rocío Monasterio que condenara las amenazas recibidas, pues recibió una carta con cuatro balas de Cetme sin percutir en su interior.

La condena se produjo, pero la candidata de Vox a presidir la Comunidad de Madrid también dudó de la veracidad de la amenaza cuando aseguró que "los españoles ya no nos creemos nada de este Gobierno". Ante estas palabras, Iglesias se marchó del estudio radiofónico exigiendo "no banalizar el discurso de la ultraderecha".

Desde entonces, el exvicepresidente segundo asegura estar viviendo una "situación insostenible" que no le permite llevar al parque a sus hijos y que pone en evidencia que "la democracia española se tiene que defender del fascismo".

Y es que Iglesias ha aprovechado las amenazas recibidas para montar toda una campaña -en connivencia con PSOE y Más Madrid- contra la "amenaza fascista" que en su imaginario se cierne sobre la región. Una actitud muy distinta a la que aseguraba tener en aquella entrevista de 2019.

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