Las amenazas a políticos se han convertido en la última hora de las redacciones que están pendiente de las elecciones de la Comunidad de Madrid el próximo 4 de mayo. Desde el viernes 23, hasta seis políticos han recibido cartas con avisos de muerte en su interior, algunos por partida doble.

La Policía Nacional lleva avisando desde que empezaron a proliferar las amenazas que su publicación "crea una sensación de alarma innecesaria y un efecto llamada como el que estamos viviendo", explica a EL ESPAÑOL un agente que conoce de primera mano esta situación por los lugares donde ha estado destinado.

"Ha pasado siempre en mayor o menor medida, no ya sólo en la época del impuesto revolucionario de ETA". "Es contraproducente, porque a los futuros autores se les dan pistas de las posibles brechas que puedan existir en el sistema de detención".

En el seno del Cuerpo no dudan en afirmar que el objetivo de sacar a la luz estos mensajes es el de "victimizarse en la campaña electoral", ya que la Policía "nunca saca a la luz estos hechos", sino que son los propios destinatarios los que informan de ellas.

Además, si todas se hacen públicas restan credibilidad e importancia a las amenazas reales, ya que en la mayoría de los casos no suponen un riesgo real.

Todas las amenazas

La escalada de violencia durante la campaña electoral comenzó a finales de la semana pasada, el jueves. El candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la directora de la Guardia Civil, María Gámezrecibieron sendas cartas con balas de Cetme en su interior.

La Policía Nacional intenta encontrar al autor de los hechos, aunque la publicidad de los mismos no ayuda. En estos casos, el control de Correos no funcionó, al contrario que en esta ocasión en la que se han detectado las dos balas.

Tras ellos, el turno fue para la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. El lunes 26, su compañera de partido y portavoz socialista del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, hacía público que la número dos de Ángel Gabilondo para los comicios madrileños había recibido una carta con una navaja "ensangrentada".

En realidad, el sobre fue recibido en la sede del Ministerio que dirige el viernes anterior, la misma fecha que los otros tres políticos, pero se hizo público al inicio de esta semana.

A última hora de este miércoles, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso se convertía en la primera política de derechas en recibir una amenaza de muerte. 

El sistema de Correos detectó en una sucursal de Sant Cugat del Vallès (Barcelona) una misiva amenazante dirigida a la líder regional del PP. Los Mossos d'Esquadra están llevando a cabo la investigación para averiguar quién y por qué envió la misiva que tenía como destino la Puerta del Sol. 

Una vez conocida la amenaza a Ayuso, desde la Secretaría de Estado de Comunicación se difundió un mensaje en el que precisaba que Correos, en su Centro de Tratamiento Automatizado (CTA) de Vallecas, localizó otro sobre que tenía como destinatario la Dirección General de la Guardia Civil

Segunda a Iglesias

Este miércoles se ha conocido que dentro de ese sobre había amenazas explícitas contra Pablo Iglesias, además de cuatro proyectiles. Es ya la segunda vez en lo que va de campaña electoral en la que el líder morado recibe amenazas de muerte.

Al medio día de este miércoles, también el servicio de Correos en su sede de Vallecas, interceptó una carta con dos balas de 38 milímetros dirigida al expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, según informa La Sexta. La misiva ha sido intervenida en el centro automatizado de Correos en Vallecas (Madrid). 

El sistema de seguridad de Correos ha detectado el envío de las dos balas junto a una nota, que no ha trascendido. Los hechos ya se han puesto en conocimiento de las autoridades, que analizan ya el contenido y están tratando de identificar al remitente. 

Quedan cuatro días de campaña electoral y la escalada de violencia parece no terminar. La difusión de estas amenazas, como ha avisado la Policía, no hace más que echar gasolina al fuego.

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