Moncloa ya da por hecho que el próximo govern de Cataluña repetirá la fórmula "fracasada" y que "sólo ha traído frustración", es decir, la puramente independentista. Sólo que en esta ocasión, con Esquerra al frente, en lugar de Junts. Así que ahora el entorno gubernamental trata de poner en valor que el "efecto Illa" ha servido para aupar a los republicanos, un mal menor: 'indepes' pero "dialogantes".

Y el exministro centrará su plan en seguir aglutinando confianza: "Si no es ahora, será en la próxima", explica una fuente de su entorno, "Salvador Illa ha vuelto para gobernar Cataluña".

Según fuentes del Ejecutivo consultadas por este diario, "es bueno que ERC vaya a ser el líder de ese govern porque, a pesar de las dificultades, nos vamos entendiendo y ellos pueden aterrizar en el diálogo". Y celebran que los resultados de las elecciones autonómicas catalanas han demostrado que el actual "pragmatismo" de los de Oriol Junqueras es más rentable que el "frentismo" de Carles Puigdemont.

"La hora del referéndum"

La noche del 14-F, Junts per Catalunya instó a Esquerra a que volver al redil indepe de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). Pere Aragonès, candidato de ERC rehusó un viraje tan extremo, de vuelta a las tesis del 1-O que llevaron a la cárcel a Oriol Junqueras, pero sí que regresó a la advertencia de palabra y, a su vez, mandó un mensaje a Pedro Sánchez: "Es la hora del referéndum".

Entretanto, la candidatura antisistema de la CUP, sorprendía con la postura menos maximalista de las tres formaciones separatistas que confirman la (previsible) mayoría secesionista en el Parlament, dejando la consulta para 2025 y la república para 2030.

Toda esa ceremonia de la confusión, efectivamente, confundió en Moncloa. Y el equipo más cercano al presidente del Gobierno concluyó en la tarde del lunes posterior a las urnas que la serie de bloqueos cruzados entre Puigdemont y los republicanos, de éstos con un tripartito no puramente indepe, y de la CUP con JxCat, cerraba un círculo que podía llevara la carambola de un govern de Salvador Illa en minoría "como la lista más votada".

Pero ya no es así. Moncloa ha pilotado la campaña electoral del candidato del PSC. La operación ha sido impulsada por Sánchez y diseñada por Iván Redondo. El PSOE y su partido hermano en Cataluña mantienen su satisfacción por los resultados obtenidos, pero ahora ya dan por hecho que el exministro no será president. No, al menos, ahora.

El escenario que maneja en estos momentos el entorno de Sánchez es el de que ERC y Junts lleguen a un acuerdo entre ellos, sumen a la CUP como apoyo externo y se reedite la fórmula con nuevos protagonistas.

Sánchez"banaliza el fascismo"

En Moncloa diagnostican que quien más problemas vaya a poner a este guion sean los antisistema de la CUP. Sin embargo, otras fuentes parlamentarias consultadas por este diario ponen el foco en Puigdemont: "La CUP ha duplicado sus escaños con un pragmatismo similar al de ERC, aplazando el horizonte rupturista, es JxCat el partido que tiene ahora las posiciones más radicales".

Sánchez afirma que JxCat no cabe en el 'govern' por su "xenofobia como la de Vox".

Y en esa clave deben entenderse las palabras de Marta Vilalta este miércoles por la noche, defendiendo al partido de Puigdemont y atacando sin remisión a Pedro Sánchez y al PSOE. La portavoz de ERC mostraba su "perplejidad y preocupación por las recientes declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en las que compara un partido de extrema derecha como Vox con un partido democrático y comprometido con los derechos y las libertades como es Junts per Catalunya".

Esquerra no está dispuesta a llegar tan lejos como JxCat en su apuesta rupturista, pero en plena negociación de Aragonès para atraerse los votos del grupo parlamentario que liderará Laura Borràs, acusó a Sánchez de haber "banalizado el fascismo y blanqueado los postulados inaceptables y antidemocráticos de la extrema derecha".

"Tan xenófobos como Vox"

Estas declaraciones respondían a otra escenificación, la del presidente del Gobierno que, durante la sesión de control en el Congreso, no desaprovechó ninguna oportunidad para arremeter contra JxCat. Ante una pregunta de Miriam Nogueras sobre el conflicto catalán, Sánchez obvió a la diputada de Junts e instó a ERC a apostar por un govern progresista, "donde no cabe JxCat ya que es un partido en el que hay dirigentes que comparten con Vox el odio y la xenofobia".

Vilalta, secretaria general adjunta de Esquerra, acusa ahora al presidente de "que éste no es un caso aislado", ya que hace dos semanas Sánchez ponía en valor "el sentido de Estado" de la formación de Santiago Abascal para atacar al PP de Pablo Casado. "Alabar a este partido de ultraderecha", recuerda Vilalta, no es aceptable.

Y, en medio de las protestas violentas por la entrada en prisión del rapero Pablo Hasél, la dirigente republicana abundaba en los argumentos de diputados de su partido (y de otros) que por la mañana en el Congreso la habían contrastado con que la Delegación del Gobierno en Madrid "permitiera la celebración de una ceremonia de homenaje a la División Azul, donde abiertamente se hacía apología del nazismo y se promovía el antisemitismo y la xenofobia".

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