Santiago Abascal aprovechó el pleno final del año para fijar posiciones: "Sobre la inmigración y la islamización, que en España es ya un problema real" y "sobre la Unión Europea, que ustedes quieren que sea un rodillo y que gracias a los Gobiernos de Hungría y de Polonia se logró parar en el último Consejo, de la semana pasada".

Los dos puntos clave, pues, de la intervención del líder de la derecha extrema en el Congreso eran las dos columnas del plus ultra de Vox, un partido cada vez más basado en el discurso contra la inmigración -"inmigración ilegal", no se olvida nunca del adjetivo Abascal- y crecientemente nacionalista -"España es nervio y alma de Europa, las naciones lo son", aclaró-.

Es decir, que Vox ha detectado que su caladero de votos para consolidarse en la España de la crisis económica está en enfrentar a los ciudadanos desfavorecidos con los aún más desfavorecidos que vienen de fuera... y con quienes, supuestamente, los dejan entrar "y no hacen nada por devolverlos de inmediato a sus países de origen".

Abascal dice a Sánchez que cada día que está ilegítimamente crece la miseria.

Y es que para Abascal no es excusa el cierre de fronteras por la Covid. "Devuélvanlos, fuercen a los países a aceptarlos, y si no lo hacen, suspendan toda colaboración con sus gobiernos". Tampoco que muchos de los arribados sean menores, protegidos por la Convención de Derechos del Niño: "Ninguno de los Menas que roban, que agreden o que violan en la Casa de Campo de Madrid o en el resto de ciudades españolas han venido a aportar nada a España".

Sin excusas

Porque si Canarias es la región con más paro y ERTE de España, Abascal sabe cómo rentabilizarlo en sus palabras. Las islas son el escenario de la paradoja, en la que los hoteles no se abren para el turismo suspendido, sino para los migrantes para los que no hay otro alojamiento: o se les mantiene hacinados durmiendo al raso en el suelo duro del muelle de Arguineguín o les abres las camas vacías... ésas que ahora no dan de comer a los empleados de la hostelería: "Lo sufren los españoles de a pie, ahora más necesitados que nunca, que ven a ilegales alojados en hoteles de lujo, y a nuestros compatriotas en la calle o en el paro".

Porque además, la Ley de Extranjería, en una democracia garantista como la española, impide la reclusión de quien no ha cometido un delito. Y cruzar la frontera ilegalmente no lo es, se queda simplemente en falta administrativa... y así a los tres días de su llegada en patera, los 20.000 arribados a Canarias eligen libremente si ser arropados por el Estado o irse libres donde quieran: "Los españoles ven a ilegales, algunos de ellos infectados por Covid, recorriendo libremente nuestro territorio".

Y porque la opacidad con la que el Ejecutivo está gestionando una crisis migratoria que lo enfrenta a sus contradicciones ideológicas es un caldo de cultivo perfecto para discursos de brocha gorda como el de Abascal: "Los españoles ven a inmigrantes en aviones que les pone el Gobierno yendo donde les da la gana mientras ellos sufren un estado de alarma permanente en el que de forma arbitraria e ilegal se están recortando los derechos y libertades fundamentales".

Nacionalismo

Abascal tuvo un codazo a las costillas de Pablo Casado, su viejo amigo del que hoy reniega tras su ruptura en la moción de censura, que pasó inadvertido. "Debemos agradecer a los gobiernos de Polonia y de Hungría su labor... entre otras cosas porque no creo que lo hagan los socios del señor Orbán en esta tribuna". 

Y es que es así, el partido Fidesz de Viktor Orbán, primer ministro plenipotenciario e iliberal de Hungría, está todavía integrado en el Partido Popular Europeo. Y en su grupo parlamentario de la Eurocámara. Otra contradicción democrática de la que supo sacar ventaja Abascal con su discurso pretendidamente monolítico.

Y es que para el PP también tuvo, contra sus posiciones tibias. Por ejemplo la del pacto de estado por la inmigración que propuso Casado al presidente el viernes pasado. Una de las motivaciones de la nueva Ley de Extranjería que propone Moncloa para sustanciar ese acuerdo con el PP es que "España afronta un reto demográfico en el medio plazo que pone en riesgo la sostenibilidad del Estado del bienestar". Y Vox lo niega.

"No necesitamos miles de inmigrantes ilegales al año para pagar las pensiones", dijo Abascal, cuya receta pasa por dar trabajo a los españoles parados, sin aclarar cómo la "recuperación de la soberanía frente al totalitarismo progre" va a lograrlo.

"El multiculturalismo no funciona", concluyó el líder de la derecha cada vez más extrema. "Es el responsable de la delincuencia, de la ausencia absoluta de intergración y de la islamización de barrios completos de ciudades europeas". Una islamización que, cerró, "ya es un problema real en España y que hay que abordar cerrando mezquitas radicales y expulsando a los imanes yihadistas".

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