Anda el PP andaluz instalado en una comodidad incómoda. Como una manta corta que impide taparse al mismo tiempo la cabeza y los pies, la misma moderación que ha cimentado las buenas cifras de aprobación entre los andaluces del Gobierno del PP es la que genera más roces con Vox.

Vox amenaza con tumbar el próximo 18 de noviembre los Presupuestos regionales, como también hizo en 2019. Es el momento más inoportuno para Juanma Moreno y Vox es consciente de ello. ¿Pero es la amenaza real o se trata de un farol?

Las opiniones en el Palacio de San Telmo se decantan, de momento, por la segunda de las opciones. Pero pocos se arriesgarían a apostar su dinero en el envite.

Y es que Vox es un partido nuevo, con una estrategia política radicalmente diferente a la de los partidos tradicionales, y sus reacciones son imprevisibles. “Perro ladrador, poco mordedor” dice el refrán. Pero a ver quién es el valiente que pone la mano para confirmar que la regla no tiene excepciones.

Existe un segundo factor para la inquietud. El discurso de Pablo Casado durante la moción de censura hizo daño en Vox y las heridas aún no se han cerrado. ¿Está Vox vengándose de Pablo Casado en el lomo de Juanma Moreno? Y si es así, ¿hasta dónde llegará esa venganza?

La posibilidad de que Vox haga caer el Gobierno del PP y genere así las condiciones necesarias para la vuelta del PSOE a la Junta de Andalucía de la mano de Podemos parece hoy ciencia ficción. Pero Vox es imprevisible.

Lejos de radicalismos

Juanma Moreno se ha consolidado como un presidente reticente a los radicalismos ideológicos de la guerra cultural, negándole la razón a aquellos que vaticinaban que el llamado Gobierno del cambio desataría una impopular revolución conservadora en el feudo por excelencia del PSOE.

No ha habido tal revolución en Andalucía. Pero sí un cambio de rumbo.

La comunidad ha mejorado cinco plazas en el índice de competitividad fiscal hasta situarse en decimotercer lugar. Aún lejos del liderazgo de la Comunidad de Madrid y el País Vasco, pero camino de la parte superior de la tabla.

Los datos del Ministerio de Hacienda confirman además que Andalucía fue la única comunidad autónoma que cumplió en 2019 con las tres reglas fiscales de deuda, déficit y gasto establecidas por el Ministerio de Hacienda.

Algunos ya hablan en la región de milagro andaluz. Andalucía es percibida ahora, en términos generales, como una comunidad amigable para empresas, autónomos, emprendedores y clases medias. Justo lo que no ha sido a lo largo de 35 años de gobierno del PSOE.

La gestión de la epidemia por parte de la Junta de Andalucía ha propiciado, por su parte, cifras de contagios, muertes y hospitalizaciones generalmente inferiores a las de las comunidades más afectadas.

En la actualidad, y a pesar de la virulencia del segundo rebrote de la epidemia, Andalucía lleva tres días disminuyendo el número de hospitalizados. No reduce aún el número de ingresos en la UCI. Pero estos se concentran en Sevilla y Granada, los dos focos de infección en la región, que suman el 44% de los casos.

Andalucía, en definitiva, ha salido ya del furgón de cola de las comunidades autónomas españolas.

Sondeos amables

Los sondeos dan una y otra vez la razón al Gobierno de coalición de PP y Ciudadanos. Juanma Moreno ganaría hoy de forma cómoda las elecciones regionales por delante del PSOE. Tampoco tendría problema alguno para renovar su alianza con un Ciudadanos que cae con estrépito, pero sin llegar a resultar irrelevante.

Cuestión aparte es Vox. Y de ahí la esquizofrenia del PP andaluz.

Porque el mismo comedimiento que ha llevado a Juanma Moreno a convertirse en el presidente de muchos ciudadanos que no votaron por el PP el 2 de diciembre de 2018 es el que le sirve hoy a Vox para lanzarle un farol de indeterminado alcance al Gobierno de la Junta.

Vox se ha mostrado hasta ahora como un socio sumiso en el fondo e indomable en las formas. Algo lógico desde el punto de vista de los intereses políticos de los de Santiago Abascal, pero que ha sumido al Gobierno de Juanma Moreno en una inestabilidad constante.

La táctica de Vox parece similar a la de 2019, cuando el partido de Abascal acabó retirando prácticamente en el último minuto su enmienda a la totalidad de los Presupuestos.

El discurso de Casado

Pero ahora se añade un factor más para el enfado. El discurso de Casado de la moción de censura.

No sentó bien ese discurso en el PP andaluz. Tampoco entre sus socios de Ciudadanos. Juanma Moreno es uno de los barones regionales del PP, junto con Alberto Núñez Feijóo, que más han discrepado de la labor de la portavoz Cayetana Álvarez de Toledo y que con más fuerza han exigido un giro hacia el centro de Pablo Casado.

Pero la contundencia del discurso de Casado, que superó con mucho los deseos de los barones, colocó a Juanma Moreno en una situación muy complicada frente a sus socios de Vox.

Juan Marín, vicepresidente de la Junta, declaró tras el discurso de Casado que tanto él como Moreno se habían sentido "contrariados" al escucharle. Luego, levantó un cortafuegos en Despeñaperros limitando los daños a una pelea "entre las derechas de Madrid".

El objetivo, evidente, de Juan Marín era no encrespar más los ánimos de sus socios de Vox.

En el mismo saco

Oficialmente, a Vox no le ha sentado bien que sus enmiendas hayan sido metidas por PP y Ciudadanos en "el mismo saco" que las del PSOE y Adelante Andalucía.

"Casi tratan con más delicadeza las aportaciones de la izquierda" han dicho en Vox. "De nada sirve decir que somos el socio preferente si luego piden ayuda a formaciones no solamente con ideologías completamente diferentes a las de Vox, sino a las del propio Gobierno de la Junta".

Sospecha Vox que el PP pretende pescar en el río revuelto de las peleas entre las facciones de Adelante Andalucía –IU, los anticapitalistas y los cercanos a Pablo Iglesias– para conseguir el voto favorable de los más moderados. Algo que habría convertido en irrelevante el voto de Vox.

La teoría no parece tener mayor fundamento ni visos de convertirse en realidad, pero es utilizada por Vox como excusa para extender la sospecha entre sus votantes.

Como ERC en el Congreso de los Diputados, Vox ha supeditado su apoyo a que el acuerdo final de los Presupuestos sea el de la mayoría de investidura. Es decir, un acuerdo entre PP, Ciudadanos y Vox. La presencia en ese acuerdo de PSOE o Adelante Andalucía sería visto como casus belli por Vox y justificaría su no a las cuentas.

El órdago de Vox parece destinado, en fin, a fracasar. Porque la misma línea roja que el partido verde ha dibujado para no apoyar los Presupuestos –la de que el PP no negocie su aprobación con PSOE y/o Adelante Andalucía– sería la que permitiría que los Presupuestos salieran adelante sin su voto.

Un lujo muy caro

Está por ver, además, que Vox pueda permitirse el lujo de hacer caer el Gobierno del PP en la comunidad emblemática del poder territorial del PSOE. Pero, sobre todo, está por ver que pueda permitirse el lujo de ser visto como el causante de esa caída.

Posiblemente sólo el desplome del Gobierno de Madrid resultaría más demoledor para los de Abascal que el del Gobierno andaluz. El fin del Gobierno del cambio en Andalucía es algo, en fin, que Vox no puede permitirse sin arriesgar su propia supervivencia en la batalla.

Pero Vox Andalucía ha afirmado también por boca de su portavoz Alejandro Hernández su independencia con respecto a la autoridad de Madrid.

El recordatorio parece un claro aviso a navegantes. El de que Vox Andalucía no se siente comprometido por la promesa que hizo Santiago Abascal durante la moción de censura. La de que el duro discurso de Pablo Casado contra Vox no iba a forzar la ruptura de los acuerdos que su partido mantiene con el PP en Andalucía y Madrid.

¿Arriesgara Vox su propia existencia en Andalucía por el placer de ver al PP perder una de sus dos comunidades más preciadas y, sin duda alguna, la más costosa desde el punto de vista electoral por la hegemonía que todavía ejerce el PSOE en amplias capas de la sociedad andaluza? La lógica dice que no.

Pero no parece Vox un partido que se rija por la lógica política al uso. De momento, las apuestas se decantan claramente por la opción de que habrá Presupuestos. Pero la respuesta definitiva no se sabrá hasta el próximo miércoles.

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