El ministro de Sanidad, Salvador Illa, gana enteros dentro del Ejecutivo casi al mismo tiempo que Podemos se desdibuja en el Gobierno por la búsqueda de Pedro Sánchez de nuevos apoyos a su derecha.

En Moncloa aún resuena la última bronca entre Sánchez y Pablo Iglesias a cuenta del documento conjunto con las conclusiones de la Comisión de Reconstrucción. El informe quedó muy alejado de las pretensiones de Unidas Podemos por la determinación de Sánchez de hacer guiños al PP.

El titular de Sanidad suena como vicepresidente segundo en sustitución de Iglesias en el caso de que el giro hacia el centro del Gobierno sea contestado por Podemos con su salida del Ejecutivo. Es una hipótesis que ya se maneja tras el acercamiento del PSOE al PP y Ciudadanos, siempre con la Unión Europea como telón de fondo.



En el entorno de Sánchez tienen claro que, si hace falta poner fin a la coalición para mantener el Gobierno, aunque sea monocolor, al presidente no le temblará el pulso.

Cada día que pasa, en Moncloa se mira más a Bruselas. A la espera de saber qué sucederá con la candidatura de Nadia Calviño para el Eurogrupo, fuentes gubernamentales admiten que las condiciones y exigencias de la Comisión Europea serán claves para el futuro de Sánchez. Y para negociar con la UE, a Iglesias le consideran un estorbo.

Tras el verano

Lo que tenga que ocurrir sucederá después del verano. En la agenda que maneja Sánchez está entregar a María Jesús Montero la redacción de los Presupuestos y buscar puntos de encuentro con el PP, aunque sea para apoyos puntuales.

Illa, en este sentido, tiene la ventaja de mantener una buena relación con la dirigente del PP Ana Pastor. La larga ovación que recibió de todos los grupos parlamentarios en la última sesión de la Comisión de Sanidad también le reafirma como figura de consenso.

Illa agradece la labor de la oposición en la Comisión de Sanidad

Ante una posible remodelación del Ejecutivo, el nombre que surge con más fuerza es el de Illa, que podría llegar incluso a vicepresidente sin que se produjera una fractura en la coalición. En Moncloa consideran que el papel de María Jesús Montero como portavoz tiene los días contados. Su salida daría pie a una remodelación que podría afectar a alguna vicepresidencia.

A favor del ministro catalán juega su popularidad en la crisis. Illa ha sabido navegar las aguas más difíciles de la pandemia. Prueba de ello es que Sánchez lo ha incluido como una de sus estrellas en la campaña electoral vasca. Pero además, políticos del entorno del ministro reconocen que “da por zanjada su actividad política en Cataluña”.

Fortalecido

Illa es considerado un político alejado de ERC, partido del que Sánchez se ha distanciado. Baste decir que el ex secretario de Organización del PSC estuvo tras las bambalinas en la organización de la manifestación constitucionalista del 8 de octubre de 2017 que sacó a un millón de personas a las calles de Barcelona.

Todos estos elementos han fortalecido a Illa de cara a los cambios que baraja Sánchez. El presidente del Gobierno sabe que de aquí al próximo otoño tendrá necesidad de retocar su Ejecutivo. Con la posibilidad de que la fractura acabe con la permanencia de Iglesias.



Sobre el vicepresidente segundo pende el escaso favor de Bruselas hacia él, y ahora también el caso Dina en los tribunales, que podría acabar entre octubre o noviembre en una imputación. Iglesias tampoco es del agrado de la mayoría de barones socialistas, que verían con buenos ojos un cambio en cuestión de apoyos.

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