El Gobierno está preocupado por el cariz que están tomando las negociaciones con sus homólogos de la UE a cuenta del Plan de recuperación para Europa, bautizado como Next Generation por la Comisión Europea. De ello dependen los Presupuestos de 2021.

Pedro Sánchez se juega el dinero que "es imprescindible y urgente" para poder financiar la salida de la crisis socioeconómica que ha dejado tras de sí la emergencia sanitaria del coronavirus. Por eso, el presidente ha encargado a su ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, una ronda de contactos con todos sus homólogos para recabar apoyos.

Las reuniones han comenzado ya esta misma semana, con una cita presencial con su homólogo alemán, Heiko Maas, en Valencia el pasado lunes, y otra en Madrid con el ministro húngaro, Péter Szijjárt

González Laya: va a ser un verano "atípico".

En el departamento de González Laya se trabaja a destajo, según ha podido saber este periódico, para ahondar en las buenas relaciones que ya tiene labradas la jefa de la diplomacia española -la miembro del Gobierno que más contactos exteriores ha mantenido en los meses de cuarentena- para reforzar la actual prioridad absoluta del Ejecutivo: recabar todos los apoyos posibles para poner el fondo en marcha lo antes posible.

Este jueves, González Laya tiene la cita más dura de todas las que ya ha agendado, se reunirá con el holandés Stef Blok. El Gobierno liberal de Mark Rutte es quien lidera el grupo de los cuatro países autobautizados como los frugales, integrado por Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Austria.

Los cuatro han formado una especie de lobby contrario al diseño del fondo, a su montante de 750.000 millones, a que dos tercios de éste se repartan vía transferencias a fondo perdido, a la efectiva "mutualización de deuda" que supondrá entre los 27 y a la poca condicionalidad que plantea el plan.

Laya ya trató de limar asperezas con su homólogo holandés el pasado 20 de mayo por videoconferencia, pero no hubo éxito en la cita con el jefe de la diplomacia del noveno país extranjero inversor en España. La última cumbre del Consejo Europeo, la semana pasada, sólo sirvió para demostrar lo enconadas que están las posturas entre estos países del norte y los del sur.

La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, y su homólogo húngaro, Péter Szijjártó, en Madrid. Efe

Italia y España son las naciones que más han sufrido el embate del Covid-19 y cuyas economías más van a sufrir sus consecuencias. Según el último informe de previsiones del FMI, el PIB de ambos países caerá un 12,8% en 2020 y el año que viene recuperarán un 6,3%, con lo que ambos serán más pobres de lo que se esperaba cuando nos adentremos en 2022. 

El próximo Consejo con los jefes de Estado y de Gobierno se celebrará a mediados de julio, según fuentes consultadas por este periódico en las instituciones europeas, probablemente en la tercera semana, a la espera de que la Presidencia de turno, que le corresponde a Alemania, haya tenido tiempo de tomar posesión.

En esos días previos, la ronda ya confirmada de González Laya continuará con sendos viajes, el día 6 de julio a Lisboa y el 9 a París. Primero, se reunirá con el ministro portugués Augusto Santos Silva, un país aliado hasta ahora en las posiciones defendidas por Pedro Sánchez.

De hecho, el primer ministro luso ya firmó junto al jefe del Ejecutivo español, el presidente francés, Emmanuel Macron y otros seis líderes europeos una carta al presidente del Consejo, el belga Charles Michel, el pasado 25 de marzo. En ella los nueve presidentes reclamaban la mutualización de la deuda de los países de la UE, lo que coloquialmente se dio en llamar los "coronabonos".

Angela Merkel y Emmanuel Macron, durante la rueda de prensa virtual de este lunes Kay Nietfeld/Reuters

Aquella misiva no la signó Angela Merkel, reacia a ese mecanismo, pero fue de la alemana la iniciativa, junto a Macron, del fondo de reconstrucción dirigido a los países y sectores más afectados, con 500.000 millones de euros de dotación. Este fue el germen de lo que finalmente se convirtió en la propuesta de la Comisión, recrecida hasta 750.000 millones y avalada por el Parlamento Europeo.

Las reuniones cerradas ya por Laya, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, culminan el 9 de julio con una vista a la capital francesa. En el Quai d'Orsay la ministra española se verá cara a cara con Jean-Yves Le Drian.

Un sólo veto, y nada

Toda esta agenda se enmarca en el regreso a la "nueva normalidad" también en lo tocante a las conexiones diplomáticas. Es decir, Exteriores quiere recuperar una agenda más o menos habitual para González Laya, aunque se admite en que las citas con estos socios prioritarios una de las piezas fundamentales es recabar apoyos y sacar adelante el fondo de recuperación "lo antes posible".

La posición española, tras haber hecho bandera del reparto y de en qué se va a gastar -los dos planes presentados la semana pasada, de apoyo a la industria automovilística y al turismo, cuentan con ese dinero-, es aspirar a lo máximo posible, ante el riesgo de que los frugales pidan recortes, siquiera cosméticos, o condicionalidades más o menos duras en el próximo Consejo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la videocumbre de este viernes José María Cuadrado/Moncloa

Lo que sí tienen claro en Exteriores es que es prematuro hablar de cifras, porque aún hay que conseguir el apoyo de los 27 a eso. Hay que recordar que el Consejo decide por unanimidad y que el veto de un solo país paralizaría toda la negociación... "y la recuperación", recuerda una alta fuente del Gobierno a este periódico.

"Todos los Gobiernos tenemos que hacer nuestros Presupuestos", apunta, y vaticina: "Habrá acuerdo". Falta que sea el que defiende Laya, por encargo de Sánchez, en esta ronda de contactos.

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