Basta asomarse a cualquiera de las tres delegaciones para testar que el debate europeo nada tiene que ver con el del Congreso de los Diputados. Allí, el tono de PSOE, PP y Ciudadanos es similar. Discuten sobre propuestas, negocian en torno a papeles y muy rara vez emplean el calificativo para amedrentar a su adversario.

Ese imperio del diálogo con sede en Bruselas y Estrasburgo viene manteniéndose -salvo en contadas excepciones- desde hace décadas. Sin embargo, la escalada dialéctica del debate patrio lo ha ido tornando cada vez más noticiable.

A lo largo de este texto, Javier Moreno -presidente de la delegación del PSOE en Europa-, Luis Garicano -vicepresidente de las siglas liberales- y Esteban González Pons -vicepresidente de los conservadores- detallan el intríngulis de la relación que les une y sientan las diferencias que les separan de la batalla nacional. Todos ellos confirman que en algunas de las reuniones mantenidas se han conjurado de esta manera: "No acabemos como en Madrid. Huyamos de la dinámica guerracivilista".

Quizá baste esta escena para resumir el buen trato que enlaza a los tres protagonistas, acostumbrados a que la discrepancia ideológica no abra un abismo con el pacto. Porque no se trata de idealizar Europa, donde también se produce un contundente debate, sino de destacar que, allí, la imposibilidad de alcanzar acuerdos va precedida de las reuniones que los buscaron.

Ahí va la foto. Cuando Esteban González Pons presentó su última novela en Madrid, ¿quién acudió además de los pesos pesados de su organización? Luis Garicano y Javier Moreno. ¿Se imaginan a Adriana Lastra en un acto literario convocado por Teodoro García Egea?

Moreno (PSOE): "En esta casa, todo se negocia"

Javier Moreno es uno de los eurodiputados que mejor conoce la institución. Lleva allí casi treinta años. Responde con ese acento afrancesado que le caracteriza. De padres españoles, nació en Ginebra en 1965. Ha sido presidente y secretario general de los socialistas europeos. Ahora, lidera la delegación de la formación española en Bruselas.

"Es verdad, la relación personal entre nosotros es muy buena. Dialogamos un montón. Sucede desde hace tiempo. Hoy, en concreto, afrontamos un desafío histórico. Los tres estamos convencidos de que tenemos que ayudar a nuestra gente", resalta Moreno.

Moreno no esconde que han tenido "muchos rifirrafes en el pleno", pero indica: "Más allá de las discusiones, somos conscientes de que, si llegamos peleados a defender nuestra posición, no llegaremos a ninguna parte".

"En esta casa, todo se negocia. Nos sentamos a la mesa y partimos de cero. Damos y recibimos. Tiramos y aflojamos. No queremos que la gente se harte de nosotros", apostilla este eurodiputado de manera taxativa.

A lo largo de las últimas semanas, la epidemia -al contrario de lo que pasa en el Congreso- ha contribuido a estrechar los contactos entre las delegaciones españolas: "Queremos que llegue el dinero lo antes posible. Estamos de acuerdo. ¿Cómo no vamos a estarlo?".

Moreno lamenta que el PP, en las últimas semanas, "haya crispado un poco más el debate": "Es como si hubieran recibido órdenes desde Madrid, pero creo que todo volverá a encauzarse". Ahí está la prueba, se lanzan sus dardos, pero de otra manera.

-¿Le avergüenza lo que ocurre en el Congreso cada miércoles?

-Francamente, sí. Me sonroja y me avergüenza. El Parlamento Europeo es una institución seria. Me opongo a que se convierta en un circo. Estoy en contra de las pancartas, el juego con las fotos, las banderas... Me opongo también cuando sucede en mi grupo.

Garicano (Cs): "La relación es de colaboración"

Luis Garicano es el vicepresidente de los liberales, también el líder de Ciudadanos en Europa. Es uno de los principales artífices de los pactos más importantes cosechados por los naranjas a derecha e izquierda. Reputado economista, su ausencia en la Ejecutiva confeccionada por Inés Arrimadas fue una sorpresa.

Para describir el clima europeo, le gusta recordar una frase de Javier Nart, histórico eurodiputado: "Las cosas de la política española se dejan en los Pirineos". "Es verdad, nuestra relación es cordial y de colaboración", reseña Garicano sobre sus contactos en Bruselas con PP y PSOE.

Como explica el que fuera profesor de Economía en la Universidad de Chicago, la dinámica que circunda a estas tres formaciones suele ser de "pacto": "No hay semana en la que no nos llamemos para consensuar".

Garicano, que hace poco pisó la Comisión para la Reconstrucción en el Congreso, responde así cuando se le pregunta por las diferencias entre uno y otro ambiente: "En Bruselas no existe esa errónea sensación de que si hablas con el diferente estás traicionando a tu partido y a tus votantes".

Por otro lado -indica-, "la presión mediática es menor". ¿Y eso qué implica? "El rédito de buscar incidentes verbales no tiene nada que ver. Si nos tiráramos los trastos a la cabeza, no tendría tanta repercusión. No obstante, aquí se respira una cultura muy europea, impregnada de diálogo".

Garicano ha bautizado lo que sucede en España como la "política de la cuña": "Tiene que ver con las propuestas y sus formas. Parece que eligen ofertas divisivas, aquellas con las que saben de antemano que se impedirán los acuerdos, que enardecerán a los propios y harán saltar al enemigo".

González Pons (PP): "No estamos aquí para defender a nuestros partidos"

Esteban González Pons es el vicepresidente de los populares europeos. Lleva en la Cámara continental desde 2014. Cuando presentó su novela Ellas (Espasa, 2020), allí que se fueron los otros dos eurodiputados intervinientes en este artículo. El desamor, para la literatura.

"Sentimos que estamos aquí para defender a España, y no a nuestros partidos. Eso ayuda mucho a generar un clima de diálogo", razona en charla con este periódico.

"El Parlamento Europeo está mucho más lejos que el Congreso... Y, en política, la distancia se traduce en frialdad. En el Congreso, la política quema. Y no deberíamos confundir la tensión política con la propia política", discurre el histórico dirigente del PP valenciano.

Pons explica que la relación "es muy buena" y que, desde el principio de la pandemia, han sido "capaces de pactar todas las resoluciones votadas sobre el virus y la reconstrucción".

"No era fácil -detalla-, ya que las diferencias ideológicas entre socialistas, liberales y populares son grandes. Ese es el valor de lo que ocurre. Al final, somos amigos. Españoles que defienden a España en Bruselas. Siempre que una votación afecta al interés nacional, nos consultamos antes".

-¿Y por qué no en España?

-En Bruselas gobierna una coalición que une a PSOE, PP y Ciudadanos. En España, la coalición une a PSOE y Podemos. Ese es el pecado original de lo que sucede en el Congreso. Si Sánchez hubiera aceptado la coalición que le ofreció Rajoy, creo que hoy habría allí un espíritu muy europeo. Si el actual presidente renuncia a Podemos, el PP estará obligado a negociar un acuerdo.

-¿Le avergüenza lo que está ocurriendo en el Congreso?

-Me produce mucha tristeza. Se quedan en lo superficial y olvidan lo importante. A España le hace falta un plan de recuperación y le sobran trincheras.

Antes de despedirse, González Pons apremia: "Oiga, si va a hablar de diálogo, mencione también a Ernest Urtasun, eurodiputado de Los Verdes proveniente de En Comú Podem". Pues eso, Europa es otra cosa.

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