Pedro Sánchez se esfuerza para que la legislatura dure “cuatro años” y que la tormenta del coronavirus, con su impacto sobre el tejido económico, amaine con el paquete de 140.000 millones de euros de la Unión Europea. Para ello, necesita que no caiga el Gobierno y el precio es mantener intactos los frágiles equilibrios parlamentarios que fraguaron su investidura. Es decir, volver a seducir a ERC. Esto es lo que defendió en el pleno de este miércoles.

El presidente del Gobierno empleó un tono muy duro contra el líder de la oposición, Pablo Casado, (“está muy al ladito de la ultraderecha”, le dijo) al tiempo que dejó a Gabriel Rufián, portavoz de ERC, hacer una enmienda a la totalidad de la labor de la Guardia Civil sin tratar de corregirle en el turno de réplica.



El líder independentista tildó de “mentira” el informe del 8-M que le valió el cese al Director Adjunto Operativo Diego Pérez de los Cobos. "Ya mentía con los informes que llevaron a nueve demócratas catalanes a la cárcel", sostuvo en referencia a los políticos y activistas nacionalistas condenados por sedición.



El jefe del Ejecutivo se limitó a destacar la “actitud constructiva” de los de Oriol Junqueras: “El programa de gobierno sigue más vigente que nunca. Le agradezco que su grupo se abstuviera en la investidura y la actitud constructiva a la hora de convalidar los decretos leyes sobre el estado de alarma”.

Fuentes del PSOE aseguran que Sánchez considera el apoyo de Ciudadanos puntual, y sectores de su equipo trabajan para tender puentes con Rufián a la espera de que ERC vuelva en el seno de la mayoría de investidura. De hecho, los socialistas sostienen que el cese del coronel no está solo vinculado al informe de la Guardia Civil sobre el 8-M, sino que es un guiño a ERC que desde hace tiempo lanza dardos contra el cuerpo armado

Después de pactar con Bildu la derogación de la reforma laboral, Sánchez trata de rehacer la mayoría de la moción también con el PNV. Según han informado desde el partido vasco, el Gobierno les ha prometido la transferencia de la gestión del Ingreso Mínimo Vital, que se verá reflejado en el real decreto ley para aprobar la renta mínima.



Este acuerdo puede favorecer que el PNV apruebe la sexta prórroga del estado de alarma, aunque el día antes la ministra de Hacienda y portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, aseguró que no iba a pactar nada con los grupos parlamentarios que se saliera del ámbito sanitario.

Resistir a las presiones

La reunión de urgencia que mantuvieron Sánchez e Iglesias en Moncloa dejó claro que los dos líderes piensan surfear unidos las olas que ha causado la tormenta de la Covid-19. Resistiendo a las presiones de la CEOE, de los sindicatos -por verse excluidos como intermediarios-, o de la Unión Europea.

Iglesias y Sánchez también abordaron el asunto de la comunicación del Ejecutivo. Para el líder morado en ese punto se encuentra la madre del cordero. Y confía en que Sánchez, cada vez más aislado del resto de su partido, le deje terreno libre para volver al pacto con ERC.

"No me sorprendería que de aquí a la próxima votación del estado de alarma veamos otra sorpresa como la de Pérez de los Cobos", afirma una fuente cercana al Ejecutivo. En la Moncloa, de hecho, consideran que la situación de caos parlamentario puede facilitar el retorno al esquema de la investidura. Podemos con sus ataques al PP trabaja en ello. 



El pacto con los abertzales para derogar de forma “íntegra” la reforma laboral puso fin al Pacto Social con los agentes sociales y el eco de la polémica llegó a Bruselas, que en sus reuniones técnicas con representantes de España no se les había informado sobre ninguna modificación de la reforma laboral.



El acercamiento coyuntural a Ciudadanos podía ser útil a Sánchez para dar confianza al Ejecutivo europeo liderado por Ursula von der Leyen, pero no para consolidar la mayoría de la moción de censura, con ERC y Podemos en la ecuación. Y los contactos que mantienen con el PP, que existen, tampoco parece que puedan amenazar al actual Ejecutivo de coalición.



El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, volvió a insistir en la sesión plenaria que la receta para salir de la crisis será “la opuesta de 2008”. Una posición que sirve también para marcar distancias respecto a la formación naranja. Ahora con el aval de Sánchez, los bloques se mantienen. A costa de la imagen de algunas de las instituciones que más consenso democrático generaban.

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