Las desavenencias entre socios del gobierno catalán han ido en aumento desde que se dio a Quim Torra por amortizado ante su inminente inhabilitación y ERC empezó a presionar a JxCat con convocar elecciones.

A día de hoy, los neoconvergentes, liderados desde Waterloo por Carles Puigdemont, se resisten a pulsar su fuerza en las urnas, pero los contratiempos con los que se está encontrando ERC en las negociaciones con Pedro Sánchez en Madrid en relación al estado de alarma dan esperanzas a la derecha nacionalista.



“ERC en Madrid es un cero a la izquierda”, comentaba un destacado líder de JxCat a su equipo. Aunque JxCat también se encuentra dividido. Algunos diputados en el Congreso consideran que hay que “facilitar” la entente con el PSOE mientras la cúpula del partido se focaliza en ganar el terreno perdido ante los de Junqueras.

Son conscientes que desde Podemos empujan a ERC para la reedición de un nuevo “frente de izquierdas” o tripartito que les dejaría fuera de la ecuación. “Todo lo que suponga alejar a ERC de los socialistas es bueno para nosotros, para evitar que estén tentados de gobernar juntos”, señalan fuentes de JxCat.

El sector alineado con Puigdemont fue muy crítico con el pacto para hacer presidente a Sánchez, al considerar que ERC “les había regalado la investidura a cambio de nada”. El giro de los republicanos que protagoniza Gabriel Rufián como portavoz del partido en el Congreso ha suscitado críticas incluso en sus propias filas, pero los sondeos que maneja la formación apuntan a que no les pasa factura.

Mesa de diálogo

El fracaso de las negociaciones de ERC con el PSOE, sin embargo, sí que puede ser un punto de inflexión para los de Junqueras en Cataluña. La mesa de diálogo entre gobiernos ha quedado congelada, sin compromiso explícito por parte de los socialistas para su reanudación. Y las dificultades para sacar adelante las prórrogas del estado de alarma ha orientado al PSOE hacia otras alianzas.



No solo los últimos pactos con EH Bildu han relegado a ERC a un papel secundario (y sin lograr que la demanda para que los ayuntamientos puedan gastar el superávit se haga extensiva más allá del País Vasco) sino que el acercamiento del PSOE a Ciudadanos ha encendido los ánimos.

“El pacto fue grave, porque en lugar de querer arremangarse con ERC para hablar de medias sociales, como la conciliación o el superávit en los ayuntamientos, vio más fácil pactar con Cs. Justo cuando negociábamos nos encontramos que ya lo tenían hecho con Cs”, explican desde ERC a EL ESPAÑOL.

La plana mayor de JxCat siempre ha mantenido que pactar con Sánchez “es una temeridad” y que no es de fiar. El presidente de la Generalitat lanzó su ofensiva velada a ERC cuando se congratuló de que “todos los partidos independentistas” votaran ‘no’ a la prórroga del estado de alarma y les señaló el camino: “trabajar para culminar la independencia de Cataluña”.



ERC, de momento, mantiene su “disposición al diálogo”, pero no quiere que el fracaso en las negociaciones se convierta en una arma arrojadiza por parte de sus socios en el Govern. Y menos en un contexto de crisis económica y de eventuales elecciones en la región.

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