Cuando se estaba celebrando el debate de la quinta prórroga del estado de alarma, el presidente del Gobierno sabía que ya se había negociado y pactado con Bildu. El encargo fue directo a Adriana Lastra, portavoz parlamentaria socialista. Junto a ella, Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso y mano derecha de Pablo Iglesias fuera del Ejecutivo, pero sobre todo, una de las personas que mejor vía de contacto tiene con los grupos independentistas que dan soporte al gabinete.

El acuerdo con Bildu para "derogar íntegra la reforma laboral", anunciado pasadas las 21.00 horas y "anulado" a las 23.30 de este miércoles, tenía la firma de la portavoz abertzale, Mertxe Aizpurua; la de Unidas Podemos, Echenique; y la de Lastra que, nominalmente, es también número dos del PSOE en función de su cargo de vicesecretaria general.

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, dejó clara su postura. Según su entorno cercano, su posición fue que "no se puede hacer esto, y éste es además el peor momentos para una broma así". Calvo, por su parte, montó en cólera, tal como han revelado fuentes del Gobierno, y ordenó arreglarlo. Por su parte, el presidente evitó llamar a Pablo Iglesias, pero encargó al partido una salida al desaguisado.

Adriana Lastra (PSOE), Mertxe Aizpurua (Bildu), yPablo Echenique (Podemos) y Enrique Santiago (IU), en los pasillos del Congreso. EP

Y es a Lastra a la que señalaron todos los dedos acusadores, en la noche del miércoles y en la mañana del jueves. Este periódico ha podido saber por fuentes del Gobierno que en las dos horas que mediaron del anuncio a la "nota aclaratoria" del PSOE hubo llamadas de Nadia Calviño, vicepresidenta económica; Carmen Calvo, vicepresidenta política; y del propio Sánchez, asustado, para que alguien arreglara el desaguisado.

Lastra reducía el mediodía de este jueves el problema a que "un adjetivo se estaba interpretando de diversas maneras", refiriéndose a íntegra, pero que lo firmado, "la derogación, sigue vigente". Lo contrario a lo que poco antes sostenían Aizpurua e Iglesias a primera hora, sorprendidos por la "anulación" del punto uno del pacto que anunció el PSOE justo después de hacer público su compromiso.

Pedro Sánchez, entre Cristina Narbona, presidenta del PSOE, y José Luis Ábalos, secretario de Organización. ADP

Y si era el partido el que debía arreglarlo, su máximo responsable es José Luis Ábalos, secretario de Organización: "Yo no estoy en la mecánica del Grupo Parlamentario", alegaba en Onda Cero, acusando con elegancia a Lastra de excederse en sus atribuciones. "Pero lo más importante es que retomamos el programa de gobierno con el compromiso de acelerarlo en este punto". ¿Y cuál es el programa de gobierno? "Derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral".

Justo lo contrario de lo que había dicho media hora antes Pablo Iglesias, vicepresidente segundo y líder de Podemos: "Seré cristalino, lo firmado se cumplirápacta sunt servandaEl pacto de ayer con EH Bildu lleva la firma de los tres portavoces de los grupos parlamentarios, luego cada partido puede decir y matizar lo que quiera".

Un charco de fango

Todo era un puzle de palabras que trataban de salir de un charco lleno de fango que provocaban la peor crisis del Gobierno Sánchez porque, además, había sido inútil. Las cinco abstenciones de Bildu finalmente no habían sido necesarias y se había comprometido por ellas un precio inasumible. Así que Lastra daba más pasos en su huida hacia delante:

"¿Qué entendemos los tres partidos y en qué términos lo discutimos durante las negociaciones? Derogar íntegramente los aspectos lesivos de la reforma laboral". Es decir, que la portavoz del PSOE acude a una auténtica pirueta de palabras. Así forzaba el texto que ella misma había firmado de su puño y letra y que duró vivo dos horas hasta que una nota oficial del PSOE lo "anuló".

Mertxe Aizpurua, portavoz de EH Bildu en el Congreso, sale de la Junta de Portavoces, con Pablo Echenique al fondo. Efe

La portavoz socialista había llegado a un acuerdo subida al fervor izquierdista de la posición común que tienen Unidas Podemos y Bildu en este punto. Y la prueba de ello fue cuando fuentes de la formación de Iglesias salían en defensa de Lastra. "No hay contradicción entre la nota de prensa de anoche y lo firmado ayer por los tres grupos parlamentarios ", decían este mediodía, para conjurar las contradicciones entre Ábalos e Iglesias.

Podemos defiende a Lastra

"Lastra y Echenique trabajan siempre en constante coordinación mutua y con el Gobierno. Por supuesto que se informan el uno a la otra y, además, la relación personal es excelente".

El entorno de Echenique explicaba que "en estos días se les encomendó la misión de sacar adelante la prórroga del estado de alarma y, en ciertas ocasiones, esto lleva aparejado llegar a acuerdos también sobre medidas sociales", como ocurrió este jueves. "En este caso, se pactó la abstención de Bildu en la prórroga del estado de alarma y clarificar los plazos de una medida que ya aparece en el acuerdo de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos". 

Bronca de los agentes sociales

Y es que anoche las patronales CEOE y Cepyme habían montado en cólera: "Esto es una irresponsabilidad, un error mayúsculo", explicaron a Invertia fuentes oficiales de ambas centrales, que además deslizaban que si se mantenían los términos del acuerdo firmado, supondría la explosión inmediata del diálogo social.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con los agentes sociales. EFE

Pero parecido opinaron los sindicatos, supuestos beneficiarios de "un acuerdo para recuperar los derechos de los trabajadores del Estado español". Pepe Álvarez, de UGT, puso más peso en que le gustaba la letra, aunque la música le chirriaba: “Estamos ante una declaración política que tiene mucho valor”, pero que todavía tienen que prosperar. “La tenemos que valorar de manera positiva aunque no hayamos sido consultados previamente.

Pero Unai Sordo, líder de CCOO, fue más claro: “El Diálogo Social tiene que jugar un papel muy importante y hay que defenderlo”, indicaba. “La derogación de la reforma laboral implica que hay que trabajar en una legislación alternativa, porque además habrá que derogar cosas de la reforma de 2010”, que ejecutó José Luis Rodríguez Zapatero ya en plena Gran Recesión. “La idea no puede ser volver a lo de antes, sino generar una nueva fórmula”, sentenciaba el sindicalista.

Es decir, que ni siquiera las centrales sindicales veían con buenos ojos que un pacto parlamentario anunciara lo que ellos desean. ¿Y por qué? Porque "la mesa social lleva más de 40 años funcionando", explican otras fuentes del Gobierno, contrarias a lo firmado. "Con sus altibajos, sindicatos y empresarios saben que deben entenderse... anunciar que te cargas la reforma laboral habría acelerado un rally de despidos antes de que éstos se encarecieran". 

Sánchez, fuera de los detalles

Lo cierto es que el presidente sabía durante el debate parlamentario que se había acordado con Bildu la derogación de la reforma laboral, tras un día frenético, que comenzó el día anterior tras la Junta de Portavoces. Pero Sánchez no estaba en el detalle del acuerdo. Así lo revelan varias fuentes del Gobierno consultadas por este periódico.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, durante el debate de la quinta prórroga del estado de alarma.

"Por eso, en mitad del debate, al presidente se le escapó lo de que los abertzales se iban a abstener, él ya lo sabía". El desliz del jefe del Ejecutivo fue arovechado por Aizpurua de inmediato: "Le agradezco que me ahorre el trabajo de revelar nuestro voto, eso quiere decir que ustedes han aceptado la derogación íntegra de la reforma laboral".

Entonces, ¿por qué todo se rompió en apenas dos horas? A las 21.00 salían los diputados del Congreso, tras un día largo de debates, sesión de control y votaciones. En Ciudadanos había satisfacción: el estreno de Edmundo Bal -que toma el testigo de Inés Arrimadas, ya de baja por maternidad- había sido con éxito, pues no sólo había logrado el protagonismo de ser la fuerza definitiva para una votación clave, sino contrapartidas por escrito.

Pero el subidón se cayó de golpe al anunciar la formación heredera de Batasuna que, al mismo tiempo, el Ejecutivo había sellado un pacto con una de las fuerzas a las que los liberales no pueden ni ver.

Fuentes parlamentarias del PP aseguraban a este periódico que "el asombro con este Gobierno crece cada día". Este portavoz de los populares en el Congreso recuerda que  "no se puede avisar de que vas a introducir más rigidez, porque anticipas medidas lesivas" y que, además, "lo último que necesita el mercado laboral es ponérselo más difícil a quien está esforzándose, jugándose su propio dinero, por no destruir empleo, los empresarios".

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