Isabel Díaz Ayuso, 41 años, apenas tenía experiencia de gestión cuando en verano de 2019 cayó en sus manos un presupuesto anual de 20.500 millones de euros. Pablo Casado prometió "nombres muy potentes" para el cartel electoral de Madrid en 2019 y sondeó a los ciudadanos cómo verían a Cayetana Álvarez de Toledo, a Javier Maroto, a Daniel Lacalle o a Isabel García Tejerina en el Palacio de Cibeles o en la Real Casa de Correos.

El recién elegido presidente del PP apostó finalmente por Díaz Ayuso, una licenciada en Periodismo, amiga personal desde Nuevas Generaciones, de "carácter fuerte" y un lenguaje "sin complejos". Es su alter ego en femenino. 

Ayuso, que apenas había gestionado una breve etapa al frente de la viceconsejería de Presidencia, se estrenó como presidenta de la Comunidad de Madrid en agosto. El coronavirus la ha puesto a prueba con la crisis sanitaria más grave de la historia moderna. Madrid, además, es una región que ya acumula 60.000 contagios y más de 14.000 muertos.

"Nunca un mar en calma hizo experto a un marinero" y así se lo tomaron en la Real Casa de Correos, sede de la Comunidad de Madrid, donde no se apaga la luz ni de día ni de noche desde que la región se convirtió en la zona cero de la epidemia.

Al mismo tiempo que se trabaja a destajo para controlar el virus, la presidenta Ayuso y su equipo más cercano empiezan a moldear su figura para convertirla en lo que un día fue la todopoderosa Esperanza Aguirre

Aún cuesta ver reflejada en el espejo de Esperanza Aguirre a Isabel Díaz Ayuso, pero gente de su entorno, altos cargos del PP de Madrid que han trabajado con ambas, ya ven rasgos similares. "Ninguna de las dos se avergüenza de decir que son de derechas, dicen lo que piensan sin pudor y no se ruborizan a la hora de poner colorada a la izquierda", señalan. 

El PP 'duro'

Ayuso pertenece al PP duro, el que durante la gestión de Mariano Rajoy se sintió desencantado por haber dejado de lado la ideología. Ella, como José María Aznar y como Casado, está convencida de que el éxito de Vox y la fragmentación del voto del centroderecha se debe a haber abandonado la batalla de las ideas.

Cuando Rajoy anunció que dejaba la presidencia del partido, se incorporó el primer día al equipo de Pablo Casado. La entonces vicesecretaria de Comunicación del PP de Madrid le acompañó a entregar las firmas a Génova: era su última apuesta. Si las primarias las ganaba Soraya Sáenz de Santamaría, tenía claro que abandonaría el partido. 

Ni Aguirre ni Ayuso pasan desapercibidas ante la opinión pública. "Combativas", "peleonas" y "retrógradas", en opinión de la izquierda, sus manifestaciones provocan simpatías y odios viscerales. Las dos lideresas defienden posiciones liberales y las dos gustan de participar en todo tipo de actos populares.

Se les ha visto vestidas de chulapa, con la camiseta oficial del Real Madrid, subidas en andamios, montando en bicicleta... la última gran foto de Ayuso fue este mismo viernes, en un acto en Ifema, metiéndose detrás de un puesto para servir un bocata de calamares a la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís

Isabel Díaz Ayuso creció en política a las órdenes de Esperanza Aguirre y ahora busca transitar el mismo camino que su mentora. Ya es uno de los pesos pesados del PP. ¿Hasta dónde puede llegar?

Aguirre acumuló tal poder que amagó con presentarse al congreso del PP en 2008 para disputar la presidencia del partido a Mariano Rajoy. Miembros del PP madrileño deslizan que "Génova trabaja ya para convertirla en la punta de lanza contra el Gobierno de Pedro Sánchez, como en su día lo fue Aguirre con José Luis Rodríguez Zapatero".

Enfrente, no al lado

Desde que se decretó el estado de alarma, Ayuso ha volado todos los puentes con el Gobierno de Sánchez, al que acusa de todos los errores que llevaron a España a liderar el ránking mundial de contagiados y muertos por coronavirus.

La presidenta de Madrid ha descrito al Gobierno central como "inoperante", "insolvente", que "manda sin gestionar", que "ordena con desorden". Calificó el 8-M como el 'infectódromo' de España y descarta por completo cerrar con Ángel Gabilondo un pacto para reconstruir Madrid: quiere al PSOE enfrente, no al lado. 

Tanto ha irritado Ayuso al Gobierno desde que se decretó el estado de alarma, que Adriana Lastra preguntó el 9 de abril desde la tribuna del Parlamento que "si tan claro tenía lo que podía pasar, ¿por qué no compraron el material que necesitaba? Nadie se lo impedía y, además, era su competencia".

Las críticas de la portavoz socialista provocaron un nuevo enfrentamiento con la Comunidad de Madrid, que pidió sin éxito que se retiraran las descalificaciones del Diario de Sesiones. 

A diferencia de Esperanza Aguirre, que mantuvo una guerra soterrada en el tiempo con el que fue alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, Isabel Díaz Ayuso mantiene una estrecha relación con José Luis Martínez-Almeida, 45 años, abogado del Estado y alcalde de la capital.

Todavía es pronto para aventurar si Díaz Ayuso será capaz de tener algún día todo el poder que aglutinó Esperanza Aguirre. De momento, su objetivo a medio plazo es reforzar su imagen de gran lideresa, la mujer que fue capaz de gestionar Madrid en su peor crisis sanitaria. Su apuesta es hacer tándem con el alcalde de Madrid, el político mejor valorado de España en la gestión del Covid-19.

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