Isabel Serra, líder de Unidas Podemos en la Comunidad de Madrid, acaba de ser condenada a 19 meses de cárcel por un delito de atentado contra la autoridad. A tenor de la sentencia, llevó la "voz cantante" de una agresión colectiva a varios agentes policiales. Deberá indemnizar a dos de ellos, que sufrieron lesiones en el cuello y en la mano. También le ha sido impuesta una pena de inhabilitación que la obligará a dejar su cargo público.

El fallo judicial la sitúa un 31 de enero de 2014 -apenas quince días después de fundarse el partido de Iglesias-, en el barrio de Lavapiés, junto a medio centenar de activistas. Se habían congregado para detener el desahucio de un hombre de 54 años aquejado de una enfermedad crónica. Despidieron a las fuerzas de seguridad con una lluvia de "botellines, macetas, papeles, piedras y adoquines".

Isa Serra, además, se encaró con dos agentes. A una le dijo: "Hija de puta, zorra, que te follas a todos los policías municipales. Si fuera tu hijo, tendría que cogerte un arma y pegarte un tiro". Y a la otra: "Eres cocainómana, mala madre, hija de puta, con todo lo que hemos luchado las mujeres, contigo se pierde todo".

El icono de Podemos en la capital, parlamentaria de la Asamblea de Madrid desde 2015, niega la mayor. Recurrirá la sentencia ante el Supremo y la tacha de "injusta y desproporcionada". Además, asevera que "hay intereses políticos en el tribunal". Una postura que contrasta sobremanera con la de sus compañeros-activistas, que han aceptado y admitido los hechos.

Aquel 31 de enero de 2014, Isabel Serra estaba a punto de abandonar el "asalto a los cielos" para convertirse en casta. El anticapitalismo iba a empezar a diluirse hasta quedar reducido al institucionalismo.

En las elecciones autonómicas de 2015, Serra fue elegida diputada. En su currículum no constaba ningún empleo anterior, más allá de unas prácticas en la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Dicho de otra manera: su primer sueldo se lo brindó la política.

Antes, se licenció en Filosofía y cursó un máster en Economía Internacional. Ambos títulos fueron suscritos por la Universidad Complutense. Su profesor Carlos Fernández Liria, autor de "En defensa del populismo", dijo a este periódico sobre ella: "Era una estudiante excelente, con mucha capacidad. Muy testaruda. De gruesos principios ideológicos. Se quedó con los anticapitalistas cuando eran cuatro gatos".

Por aquel entonces, Serra militó en distintos movimientos, casi todos ellos embriones de Podemos: Juventud sin Futuro, el 15-M... En 2013, apenas dos años antes de convertirse en diputada, apareció en un reportaje de HBO, la misma marca que emite el Juego de Tronos que tanto gusta a la dirección morada. Serra recorría -junto a otros jóvenes- las calles de Madrid pertrechada de spray y silicona. Inhabilitaba cajeros y escribía sobre ellos la palabra "asesinos".

Lejos de esconderse, concedió algunas declaraciones a los reporteros de la cadena extranjera. Habló de escenificar "quiénes eran los culpables" y de "radicalizar la protesta".

Serra espoleó la facción anticapitalista en Podemos hasta 2018, cuando ya había quedado prácticamente laminada. Hoy en día, ya ni siquiera forman parte de la organización. Perdió varios procesos internos, pero -bien por una moderación ideológica o por conveniencia estratégica- dejó los "anticapis" para integrarse en el aparato de Iglesias.

Esta semana, con la condena, ha emergido ese pasado del que había pretendido apartarse con disimulo y pasos cortos. Lo que era un "¡policía, asesina!" hoy es una "defensa de los derechos humanos".

Una familia política

Isabel Serra Sánchez nació en Madrid en 1989. Tanto su padre, Fernando, como su madre, Isabel, han estado vinculados al mundo del periodismo. Él fue hasta hace algo más de un año columnista de Libertad Digital, el medio dirigido por Federico Jiménez Losantos.

Fernando Serra solía escribir sobre los nexos que "unen al marxismo con el nazismo" y acerca de ese "feminismo misoándrico" que va camino de "convertirse en la otra cara del machismo misógino". De tradición liberal, seguir de la Escuela Austriaca de Hayek, su discurso nada tiene que ver con el de sus hijas.

Porque Clara, siete años mayor que Isabel, también participó de la primera línea política hasta hace un telediario. Las dos hermanas -antaño mantenían una relación más distante- coincidieron en Podemos, pero cuando llegó la disyuntiva Iglesias o Errejón, Isabel apostó por Pablo y Clara por Íñigo. Aunque la segunda abandonaría Más Madrid tras mantener serias discrepancias de calado feminista con su jefe.

Fueron educadas en un colegio bilingüe, en la práctica de la hípica, en un ambiente que nada tenía que ver con el activismo de Lavapiés, que empezarían a frecuentar cuando les llegó la veintena.

En la familia recién formada por Isabel Serra también hay mucha política. Su pareja, Juanma del Olmo, es el secretario de Comunicación de Podemos, hombre fuerte de Iglesias y Montero en los medios. A mediados del pasado marzo, estrenaron su paternidad. Adrián lleva primero el apellido de la madre para "ser parte desde bien prontito de los pasos que damos hacia una sociedad más igualitaria".

En 2018, tras el clamor social que desató el devenir del caso La Manada, Isabel Serra contó en Twitter haber sido abusada sexualmente por un médico, que finalmente fue condenado.

La líder de Unidas Podemos en la Comunidad ya trabaja con sus abogados en un recurso que presentarán al Tribunal Supremo. El objetivo: anular el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

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