Las obras en el Valle de los Caídos no concluirán con la exhumación de Francisco Franco. Tras las elecciones del 10 de noviembre, en caso de gobernar, Pedro Sánchez orquestará la reubicación de José Antonio Primo de Rivera. El fundador de Falange presidirá la Basílica en solitario tras el desentierro del dictador, pero los socialistas ya han previsto trasladar su féretro a "un lugar que carezca de preeminencia".

Las fuentes del Gobierno consultadas por este diario confirman que el movimiento está sobre la mesa, pero que no se acompasará a la exhumación de Franco. "No llegará tampoco en campaña, será más adelante", destaca un dirigente del PSOE. Quienes, desde Moncloa, trabajan en los asuntos de Memoria Histórica han decidido encuadrar la reubicación de Primo de Rivera en la "resignificación global" que se está confeccionando para el Valle de los Caídos.

Sánchez sostiene su argumento en la ley aprobada por José Luis Rodríguez Zapatero en 2007. "La lápida de José Antonio genera las exaltaciones y las peregrinaciones que prohíbe la norma", detalla un portavoz del Ejecutivo. "Se le retirará del altar para anular su preeminencia sobre el resto de víctimas", apostillan en el PSOE.

Tal y como avanzó este periódico, Sánchez descartó ya en junio -cuando anunció que exhumaría a Franco- sacar a Primo de Rivera del Valle de los Caídos. "Él, al contrario que el dictador, sí es un caído de la guerra. Se ajusta semánticamente a aquello para lo que fue concebido el mausoleo". El inventor del fascismo español fue fusilado por los republicanos en Alicante el 20 de noviembre de 1936.

Según ha contrastado EL ESPAÑOL, todavía no hay ninguna vía de comunicación abierta entre el Gobierno y la familia Primo de Rivera. En Moncloa no creen que la reubicación vaya a suscitar "un problema judicial": "Sólo se irá a los tribunales si alguien recurre, pero creemos que la sentencia del Supremo sienta un precedente".

José Antonio Primo de Rivera, sobrino nieto del impulsor de Falange, dijo el pasado julio a este diario: "Es una de las figuras peor comprendidas de la Historia reciente. Lo único bueno de todo esto es que se le volverá a analizar". También aclaró que la familia no fijará posición hasta que el Gobierno ponga en marcha su plan.

Sánchez, según las fuentes consultadas, utiliza como guía para este caso el informe que un grupo de expertos escribió a petición de Zapatero en 2011. Dice el documento: "Toda víctima es víctima, independientemente del campo en que se halle". Lo que "justifica" que Primo de Rivera permanezca en Cuelgamuros. Y el mismo papel concluye: "Su ubicación preferente quiebra el igual tratamiento de las víctimas". Lo que "sostiene" el cambio de sitio.

Paco Ferrándiz, antropólogo del CSIC y uno de aquellos expertos, relata a este diario: "Avisamos de que sacando a Franco no acabarían las peregrinaciones. Seguirán ocurriendo si Primo de Rivera continúa en el altar mayor".

Los tres desentierros de José Antonio

El creador de Falange, al contrario que Franco, ya ha cambiado de lugar de enterramiento en varias ocasiones. Tras ser fusilado en Alicante, se le arrojó a una fosa común. Después, se le inhumó en el cementerio de esta misma ciudad. Hasta que, al concluir la guerra, los camisas viejas lo llevaron a hombros desde allí hasta El Escorial, donde se le colocó muy cerca del panteón de los reyes.

La marcha fue grabada por el régimen naciente en una de sus primeras grandes acciones de propaganda. Fueron diez días -con sus noches a la luz de las antorchas- y 450 kilómetros. Algunos de los portadores, relata Joan María Thomás en su José Antonio. Realidad y mito (Debate, 2017), se desmayaron a causa del esfuerzo. Stanley G. Payne lo glosó así: "Fue objeto del más extraordinario culto al mártir de toda la Europa contemporánea".

En 1959, Franco decidió exhumar a Primo de Rivera para enterrarlo en el Valle de los Caídos. Fue el plato fuerte de la inauguración del mausoleo. El gesto no gustó a los hermanos del falangista. Miguel, junto a otros compañeros, rechazó el furgón brindado por el régimen y volvieron a llevarlo a hombros. Si Sánchez lo recoloca, se producirá el cuarto desentierro de José Antonio Primo de Rivera.

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