En un salón apretado de tanta asistencia que había -con políticos, empresarios y periodistas de todo pelaje- y en el centro de Madrid, tomaba la palabra Quim Torra este jueves entre grandes aplausos. Y tras agradecer la oportunidad a los Desayunos de Europa Press "para poder expresarme sin que nadie me manipule, y sin prisas", se presentó marcando humildad: "Yo no tenía previsto ser presidente de mi país".

Pero no tardó un minuto más en introducir de soslayo que todo eso empezó con "la humillación de la sentencia del Tribunal Constitucional" al Estatut. Porque su conferencia en el Hotel Villamagna giró en torno a esa dialéctica. "Si la sentencia del Tribunal Constitucional que acabó con el Estatut rompió el Pacto Constitucional de España, la del 1 de octubre hará que lo volvamos a hacer si no es absolutoria".

En 2010, el Tribunal Constitucional emitió una sentencia sobre el Estatuto de Cataluña de 2006, tras el recurso presentado por el Partido Popular, entonces dirigido por un Mariano Rajoy líder de la oposición. Aquella sentencia declaró inconstitucionales y contrarios a derecho algunos de los preceptos del texto, porque superaban el marco competencial y porque creaban una suerte de bilateralidad entre Cataluña y el Estado.

Muchos separatistas tratan de fundamentar en aquel momento el inicio de todo. A lo que se añaden la posterior negativa de Rajoy, ya presidente, a firmar un pacto fiscal con Artur Mas -el que era president- a imagen y semejanza del vasco. Según desarrolló Torra, "eso llevó al primer intento de referéndum en 2014 y al de 2017".

Sánchez y Pedralbes

Torra, molt honorable president de Cataluña, no quiso responder a si España tiene derecho a defender su soberanía, ya cuando comenzaron las preguntas. Sino que "tiene derecho a ser una gran democracia", porque para él la clave es "¿cuánta democracia está dispuesta a aceptar España?", la misma frase que le dedicaba en su conferencia a Pedro Sánchez: "Hace 15 meses le votamos en la moción de censura, luego nos reunimos en Moncloa y en Pedralbes llegamos a superar el marco constitucional".

El comunicado Sánchez-Torra omite referencias a la Constitución y a la voluntad de los españoles

La revelación no dejó indiferente a nadie, subieron cejas, se cruzaron miradas y se hizo algo más de silencio en el salón. "Nos comprometimos a superar el conflicto en el marco de la seguridad jurídica... superando el marco constitucional, nosotros le dimos mucha importancia a eso, a que no hubiera referencias a la Constitución en el comunicado... pero ahora ha dado pasos atrás, no le daremos nuestra confianza".

Como casi todo el resto de partidos, JuntsxCat no ha recibido llamada de Moncloa ni de Ferraz este verano. Y como ellos ha sentido un "menosprecio absoluto", quizá mayor que los demás, dado que "los españoles saben que no se puede gobernar contra Cataluña", dijo Torra. Y adelantó su condición para cambiar el sentido del voto a Sánchez: "Que esta posición contra el referéndum no sea la posición definitiva del PSOE".

Así, el líder socialista ya sabe que no tendrá el  de JxCat en la eventual investidura, si eso le consuela o legitima ante el resto de españoles. Pero de paso se lleva la confirmación de la acusación de que en Pedralbes acordó superar el marco constitucional con el líder independentista que preside la Comunidad Autónoma catalana.

"Ho tornarem a fer"

La intervención de Torra se estructuró en tres bloques: uno discursivo, para fijar su tesis de que "las sentencias son clave" y de que los ctalanes son todo democracia; la segunda, para advertir de que "ho tornarem a fer" si el Tribunal Supremo no absuelve a todos los acusados por el juicio del procés; y una tercera para justificar esa "reacción de confrontación" en el marco de la defensa de los derechos humanos: "Allá donde se vulneran los de uno, se vulneran los de todos", dijo. "No sólo los catalanes estamos mirando al Supremo, el mundo entero lo hace", dijo.

Torra marcó su tesis como premisa, que "los catalanes tienen derecho a decidir su relación con España". Y negó que haya "un problema de convivencia en Cataluña", como defiende ahora el presidente en funciones. 

El president catalán Quim Torra, en su conferencia en Madrid. ADP

"El presidente Clinton dijo una vez que el mundo sería catalán o talibán", citó Torra. "Esa admiración a los catalanes es porque defienden sus derechos y libertades siempre desde medios no violentos", aprovechó. Y fue ahí donde, citando a Francis Fukuyama, recordó las instituciones que en estos meses ha logrado la propaganda independentista que compren al menos parte de sus argumentos: "Amnistía Internacional, la Organización contra la Tortura, las Academias de Ciencias Políticas de EEUU y Canadá, parlamentarios de todo el mundo, los últimos 52 franceses, premios Nobel... España debería hacerles caso".

Porque, advirtió, "el pueblo de Cataluña, y yo como president, no aceptaremos ninguna sentencia que no sea absolutoria". La justicia, dijo, es incompatible con la vulneración de los derechos humanos. Y por eso, "no aceptaremos esta sentencia", dijo tajante, "y los derechos que nos sean negados los volveremos a ejercer, eso significa 'ho tornarem a fer'. Lo haré, más allá de multas, amenazas o persecuciones. Con esta sentencia españa marcará cuál es su nivel democrático, y el del respeto a los derechos y las libertades".

Después, Torra ya terminaba su intervención, animando a los separatristas a participar en la Diada del próximo 11-S, vinculando la respuesta a la sentencia del 1-O con el "volveremos a hacerlo" y la "respuesta de confrontación democrática". Citó el lema de la manifestación convocada, "Objetivo independencia", y terminó su receta uniendo todo en el mismo plato del desayuno madrileño de este jueves.

Pero guardaba lo más político para el final. En plena vuelta de curso de investidura, en vísperas de la sentencia, justo antes de la Diada, cerca de unas posibles elecciones catalanes anticipadas -"si hay una decisión que avanza hacia la independencia, lo haré"-, Torra dejó claro a Sánchez que está "muy decepcionado" porque "hemos pasado del desprecio del silencio como respuesta al paso atrás de sus 370 propuestas, que pretenden que Cataluña se quede en España por imposición".

Confrontación democrática

Torra advertía, casi amenazaba: "Le votamos hace 15 meses, me reuní con él hace un año, luego nos vimos en Pedralbes y le entregué un documento de 21 puntos... llegamos a hacer un comunicado conjunto comprometiéndonos a solucionar el conflicto en el marco de la seguridad jurídica. Por primera vez superamos el ámbito constitucional pero luego el Gobierno español rompió ese diálogo, por la figura del relator".

Ahora, el president dice seguir "atornillado a la mesa de las negociaciones, como dijo felizmente el presidente Ibarretxe", pero dispuesto a levantarse para ejercer su "derechoa  la confrontación democrática", porque "si esa es su respuesta [la de Sánchez], no podemos otorgarle nuestra confianza" y "no nos quedaremos esperando de brazos cruzados".

Es la respuesta, dijo, a la vulneración de derechos. "La sociedad se planta ante al autoritarismo y la arbitrariedad política, como ha desarrollado el presidente Carles Puigdemont en su libro Reunimnos".

Al acabar sus palabras, los aplausos fueron menos, llegaron las sonrisas y las respuestas de matiz: "Digo sentencia contra el Estatut, no sobre, que quede claro", o para dejar la amenaza en el aire, "haremos lo que haga falta para avanzar a la independencia, eso quiere decir lo de que no aceptaremos la sentencia del 1-O si no es absolutoria". Y pidió que "no sólo los independentistas, sino cualquiera de los demócratas de esta sala lo compartieran", pero entonces ya sólo arranco los aplausos de los suyos, que sonaron algo huecos en el gran salón del Villamagna.

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