Cuatro horas y media de reunión y mucha “preocupación”. Cuando parecía que el cónclave iba a prolongarse hasta la madrugada -así lo auguraba la entrada de un par de camareros al Congreso-, Ione Belarra, portavoz de Unidas Podemos, salía a las puertas de la Cámara Baja con el gesto serio. Criticaba que el PSOE haya intentado colarles como “tercera vía” lo “mismo de siempre”: el Ejecutivo socialista en solitario.

A tenor de lo explicado por Belarra, ambos partidos “se han emplazado a seguir hablando en los próximos días y, si es posible, reunirnos”. Éste es el diagnóstico que hace del encuentro Unidas Podemos: “Han venido a presentarnos un programa electoral”.

Este nuevo fracaso entre los equipos negociadores y el hecho de que ni desde la formación morada ni desde la parte socialista pudieran confirmar que habrá más reuniones -ambas partes se limitaron a decir que habrá "contactos"- acerca más, si cabe, el 10-N. Ningún analista daba un euro antes de la cita por la posibilidad de un acuerdo de última hora, salvo parte de la dirección de Unidas Podemos. Tras ver el gesto adusto de Belarra y los titubeos posteriores de Adriana Lastra, portavoz del PSOE, probablemente ya ni ellos.

Sin avances en la negociación entre PSOE y Podemos.

Y es que Belarra lamentaba el “absoluto inmovilismo” del PSOE. De ahí su “profunda preocupación”. Entre las 16.50 y las 21.20 horas, sólo había ocurrido eso, según Podemos: Carmen Calvo y compañía presentando su propuesta programática.

No obstante, Belarra no mencionó la eventual repetición electoral del 10 de noviembre en ningún momento. Atención rápida a la prensa -apenas un par de minutos- y sin preguntas, la representante de Unidas Podemos se limitaba a esa “reunión de los próximos días”.

El PSOE trata de revivir los Presupuestos

Adriana Lastra, minutos después, rebatía el relato de Podemos. La portavoz socialista reiteró que la propuesta de Sánchez -ceder asientos que no sean los del Consejo de Ministros- “es algo intermedio” a lo que proponían unos y otros hasta ahora.

“Hemos quedado en seguir hablando”, en esto sí coincidía Lastra con Belarra. Pero no hay ninguna reunión concertada de momento. Pero también había otra coincidencia de discurso, esta vez más involuntaria por parte de la también vicesecretaria general del PSOE: los socialistas habían enfocado esta reunión como criticaba Podemos: “Les hemos explicado nuestras 370 medidas”.

Adriana Lastra, portavoz socialista en el Congreso, a la salida de la cita con Unidas Podemos. Efe

Según la socialista, Unidas Podemos “se ha mostrado de acuerdo en lo programático”. Era un intento de afear a Pablo Iglesias que si al final no hay gobierno, será por una mera cuestión de sillas. Es más, Lastra trató de abrir una puerta a la esperanza resucitando el acuerdo de Presupuestos Generales del Estado "que no salió aprobado por el voto de los independentistas y la derecha". Según la socialista, ese documento "sigue vigente". Y ésa es la única esperanza real que salió de las conclusiones de ambas partes tras la cita.

Porque para Unidas Podemos siempre ha sido el pacto signado por Iglesias y Sánchez el pasado 11 de octubre en Moncloa lo más parecido a un acuerdo de gobierno que han arrancado al PSOE. "Si hubiesen cumplido ese pacto, quizás hoy no exigiríamos tener ministros como garantía, pero es que no nos fiamos...", explican fuentes oficiales de la formación morada.

"No puede haber reproches, tampoco vencedores ni vencidos”, quería resumir Lastra repitiendo el discurso de Sánchez por la mañana. Pero ese eslogan, a día de hoy, en absoluto representa las negociaciones entre PSOE y Podemos.

Las garantías

Los socialistas habían ofrecido, como se preveía, una “comisión de seguimiento” de ese hipotético pacto programático, una suerte de “oficina de cumplimiento” dependiente del Ministerio de Hacienda.

Todo a pesar de que el Partido Popular, como informaba este periódico, había acusado al presidente en funciones de un posible delito de "prevaricación o de malversación de fondos públicos" en caso de que, efectivamente, se llevara a cabo tal medida. "Es una confusión alucinante de lo público, el Gobierno, y lo privado, un acuerdo entre dos partidos", explicaban fuentes populares a EL ESPAÑOL. 

En Podemos, según fuentes de la dirección, mantienen su empeño en lograr un pacto. "Vamos a mantener la posibilidad de negociar sin líneas rojas y ofreciendo múltiples opciones para llegar a acuerdos, como se ha hecho en Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana, Aragon o La Rioja", recordaban este jueves por la noche.  Pero "lo que nos transmiten es: o gobernamos en solitario a pesar de no tener mayoría absoluta, o elecciones".

En todo caso, Lastra también reconocía que en las cuatro horas y media en las que ambas partes se habían sentado a escenificar una negociación que parece nacer muerta, los socialistas habían ofrecido, esta vez en persona, puestos ejecutivos fuera del Consejo de Ministros, aunque no quiso concretar cuáles. En realidad, un brindis al sol, porque ya sabían la postura de Podemos: "No queremos sillones, sino políticas; no queremos puestos a dedo, sino un Gobierno que nombre a los mejores profesionales para gestionarlos".

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