Albert Rivera ya ha confeccionado el argumentario con el que sus compañeros de partido deben responder a la gran coalición propuesta por Pablo Casado. "No renunciaremos a nuestra marca", han contestado distintos mandatarios autonómicos de Ciudadanos en relación a "España Suma", la marca con la que Génova pretende hacerles el abrazo del oso.

El procés, la división de bloques y los pactos electorales han cocinado un caldo de cultivo difícil de digerir para Ciudadanos. La discusión dicotómica -constitucionalistas frente a nacionalistas o la pugna por los impuestos- uniformiza a Rivera con Casado. "Es cierto. Eso hace que nuestras diferencias pasen desapercibidas", reconoce un miembro de la Ejecutiva liberal en conversación con este diario.

Rivera es consciente de que engrosar una coalición nacional con el PP supondría a medio-largo plazo su invisibilización. Así lo reconocen las fuentes consultadas: "Ellos, por su tradición, longevidad y arraigo en distintos pueblos, tienen todavía mucha capacidad expansiva. Nosotros contamos con un mejor equipo y con propuestas más eficaces. Debemos explotarlo".

De ahí que el rumbo marcado en Ciudadanos para la rentrée de septiembre pase por ahondar públicamente en los matices que alejan a ambas organizaciones. El Congreso, indica otro dirigente naranja, es un lugar "muy interesante" para eso. Las propuestas legislativas permiten a cada partido escribir su propia agenda. La gestación subrogada, la eutanasia, el aborto o la despolitización de la Justicia son materias que, a ojos de esta fuente, abonan el terreno deseado por Rivera.

La dirección de Ciudadanos pelea para que, en el futuro, los ejes políticos españoles se asimilen a los europeos. "Nosotros somos liberales; y ellos, conservadores". Luis Garicano a la cabeza, el partido pelea para que el votante medio comprenda y forme parte de ese debate: en Bélgica, Dinamarca o incluso Reino Unido la discusión entre liberalismo y conservadurismo suele imponerse al choque de izquierdas y derechas.

Por eso Rivera desdeña la "derechización" que se le atribuye. A pesar de que Ciudadanos haya optado por aproximarse al PP para fagocitarlo -así quedó de manifiesto en las pasadas elecciones generales-, el candidato naranja insiste en definir ese viraje como una mayor apuesta por "la libertad"; lo que suscita la incredulidad de sus adversarios.

Diferencias y matices

El listado de diferencias que antaño motivaron agrias disputas entre PP y Ciudadanos es amplio. Ahora que Génova trata de relegarlas a un segundo plano para lanzar su coalición "España Suma", Rivera buscará airearlas para demostrar al electorado que cada proyecto tiene su razón de ser.

La eutanasia, en varias ocasiones debatida en el Congreso, aleja a Casado de Rivera. El primero se conforma con los cuidados paliativos; el segundo quiere aprobar una ley para garantizar esa atención, peor después votará "sí" a la eutanasia. "No existe el derecho a morir", rebaten en Génova.

La gestación subrogada, impulsada por Ciudadanos en España, también abre un abismo entre PP y Ciudadanos. Los conservadores, en este caso, abogan por el mismo "no" que Podemos, aunque varios de sus dirigentes han pedido a Casado "voto de conciencia": "Nos suscita muchas dudas".

La concepción del Senado es otro de los asuntos que aparta a Ciudadanos de "España Suma". Los liberales pretenden "reformarlo o cerrarlo" debido a su alto coste y a su "ineficacia". El PP 'compra' la idea de "adelgazar la Administración", pero se niega a compartir la abolición de la Cámara alta.

Otro tanto ocurre con la Justicia. Ahí queda el mensaje que publicó este periódico: Cosidó, líder entonces del PP en el Senado, presumió de haber logrado el reparto de los jueces del CGPJ mediante una negociación con el PSOE. Rivera busca elecciones entre magistrados para elegir a doce de los veinte miembros de este órgano.

Por último, el aborto aleja a un líder de otro. Pablo Casado, personalmente, se inclina por regresar al texto legal anterior, mientras Rivera prefiere "dejar todo como está".

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