Se acabó la batalla en la misma trinchera. UPyD pedirá el voto para Albert Rivera. Tanto su rostro más visible, Maite Pagaza, como el actual portavoz nacional, Cristiano Brown, figurarán en la lista europea de Ciudadanos. Tras la firma de este acuerdo, el escudo magenta sólo aparecerá en las papeletas de Madrid -Comunidad y Ayuntamiento-, Ávila y algún que otro municipio.

Después de varios años de enfrentamiento soterrado, triunfa el proyecto que impulsaron Fernando Savater o Francisco Sosa Wagner. El primero, en conversación con este diario, lo celebra como un "ensanchamiento del centro"; y el segundo concluye: "Era evidente". Rosa Díez, que siempre negó la confluencia con Rivera, responde a la llamada con un escueto: "No tengo nada que decir".

Savater, realista, arguye: "Concurrir en solitario habría sido un brindis al sol. Yo siempre quise esta unión. Muchos no lo vieron claro". Filósofo y fundador de la formación nacida en 2007, comenzó a ayudar a Rivera desde la no militancia en cuanto UPyD dejó de ser un proyecto posibilista.

Algunos de los participantes en la negociación se refieren a Savater como una de las figuras que más ha trabajado por el acercamiento. Él lo reconoce sin complejos, pero advierte: "No se trata de aniquilar UPyD. Todavía hay gente en distintos ayuntamientos que hace un gran trabajo, pero la única manera de seguir trabajando era confluir con Ciudadanos y aprovechar ese trampolín".

Ciudadanos habla de "fusión". Un término que la dirección de UPyD rechaza. No obstante, los papeles del convenio mencionan la posibilidad de que Unión Progreso y Democracia vuelva a disolverse de cara a las autonómicas y municipales. De ahí que, en la práctica, se trate de una absorción casi plena. Fuentes de este partido insisten en que todavía "mantienen 130 concejales".

"Hubiera sido una pena que el acuerdo hubiese quedado atascado", concluye Savater. Cuando el autor de Ética para Amador conoce el silencio de Rosa Díez, responde: "Bueno, hace tiempo que está fuera del partido. No es más fundadora que otros".

Paco Sosa Wagner fue el primero en proponer un "acercamiento" entre los partidos de forma pública. "¡Y cuántos disgustos me costó!", recuerda en charla con EL ESPAÑOL. Parlamentario europeo entonces, vio absurdo que UPyD y Ciudadanos compitieran estando en el mismo grupo, el de los liberales. "La reacción de la dirección fue muy desabrida... Prefiero olvidar. Me llevé muchos disgustos. Tantos que acabé renunciando a mi escaño", resume el jurista y escritor.

La última vez que Rosa Díez habló de Ciudadanos fue precisamente en una entrevista con este diario. Lanzó varias pullas tanto a Rivera como a Arrimadas. Sobre el primero, dijo que su opinión cambia en función "de la hora del día". Acerca de la segunda, criticó: "Ganó las elecciones y se ha marchado sin presentarse a la investidura". También cargó contra la organización naranja en su conjunto: "No va a cambiar el mundo si llegan a Moncloa".

Gorriarán da la cara

Carlos Martínez Gorriarán fue la mano derecha de Rosa Díez durante el auge de UPyD. Acepta el envite y da la cara. "Se veía venir. Era inevitable", introduce. Diagnostica distintas diferencias políticas entre ambos partidos como causa de su oposición al acercamiento: "Son varias, pero destacaré la reforma constitucional a fondo que nosotros proponíamos para virar a un Estado federal".

Recrimina a Ciudadanos sus "constantes cambios de opinión": "Primero se oponían a los derechos históricos, ahora no... No piensan, tan sólo se adaptan a las encuestas". Gorriarán considera una burda simplificación referirse a las negociaciones fallidas de antaño como un problema de egos entre Díez y Rivera: "Ese nunca fue el problema. No pactamos porque éramos proyectos diferentes, ya está. Hubo una conspiración para dibujar a ella como la bruja mala y a él como el futuro".

El porqué del acuerdo

El "ensanchamiento del centro" que menciona Fernando Savater ha sido el principal nexo entre Ciudadanos y UPyD. Así lo reconoció Cristiano Brown, líder magenta, tras firmar el acuerdo: "Hay que reforzar ese espacio. Es lo más necesario. Vamos a combatir la polarización entre izquierdas y derechas". José Manuel Villegas también habló de un "centro liberal y progresista".

Debido a la cantidad de voto que puede arrastrar UPyD, el acuerdo tiene más de beneficio simbólico que práctico. Los magenta no suman ningún escaño desde 2011. Con este pacto, Ciudadanos capitaliza "todo el centro".

Un exdirigente de UPyD que prefiere mantenerse en el anonimato describe así los detalles del pacto: "Nosotros ya no teníamos ni siquiera capacidad económica para presentarnos en plazas importantes. Todavía hay gente muy reacia a una fusión estricta con Ciudadanos. Por eso se han declinado esos términos. Han evitado la marejada interna. Muchos militantes hubieran roto su carné y se habrían arriesgado a perder ese voto en las generales".

UPyD estrenó su representación parlamentaria en 2008 con la entrada de Rosa Díez en el Congreso. Tres años más tarde, consiguieron cinco escaños y se convirtieron en cuarta fuerza. En abril, se consumará su disolución práctica.

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