"La involución del PSOE se resume en una imagen. El número dos del PSOE era Alfonso Guerra. Hoy es usted". La semana no ha sido generosa en buenas palabras entre partidos políticos. El último pleno de la legislatura, antes de que este lunes Pedro Sánchez disuelva las Cortes, ha dejado numerosas declaraciones de enemistad. Entre ellas las que Albert Rivera, líder de Ciudadanos, dedicó a la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra. La frase fue recibida con gran disgusto entre las filas socialistas por ser un ataque frontal y directo a su jefa de filas en la Cámara Baja. También hubo críticos con Sánchez y Lastra que, censurando el torpedo por venir de Rivera, que tampoco es Alfonso Guerra, creyeron que el líder naranja tenía razón pese a todo. 



Pero Lastra actuó en el Congreso como se esperaba de ella. En el debate del miércoles, que trataba tres asuntos muy diversos (Brexit, Venezuela y el patrimonio de los ministros), Sánchez no tenía límite de tiempo para responder a los grupos parlamentarios y Lastra, como representante del suyo, agotó el suyo con una crítica inmisericorde hacia Ciudadanos, partido al que acusó de hacerle el juego a la extrema derecha y del que dijo que nunca estaría preparado para gobernar. Lastra actuó como poli malo de Sánchez, aunque este no ahorró en críticas a la oposición, y arremetió contra Ciudadanos por anunciar que vetará al PSOE para pactos tras el 28 de abril y por a la vez alimentar a la extrema derecha y contaminarse de ella. 



Lastra y Rivera se tienen el uno al otro en el punto de mira. Desde las filas socialistas se asegura que Rivera no es de fiar y que su partido no mantiene las promesas que hace en privado sobre el día a día parlamentario. Desde el equipo de Rivera sencillamente se niega capacidad política a Lastra, a quien atribuyen la absoluta lealtad a Sánchez como única virtud. 



La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha encontrado en la portavoz del PP, Dolors Montserrat, la horma de su zapato. Periodistas y diputados han esperado cada miércoles con más impaciencia sus duelos en la sesión de control que los de Sánchez con los líderes de los partidos. Mientras que en los encontronazos entre los líderes políticos hay incógnitas acerca de posibles anuncios o titulares que marquen el día, entre Calvo y Montserrat sólo hay una competición por el garrotazo. Montserrat suele recitar sus intervenciones, ricas en elementos dispares, como una cascada de críticas a Calvo. "El relato de su Gobierno no hay Tezanos ni Lozano que lo salve", le dijo el miércoles en referencia al presidente del CIS y a la autora del libro de memorias de Pedro Sánchez, Manual de Resistencia

Una relación complicada

La vicepresidenta suele improvisar más, aunque acude con alguna frase preparada.  "En nueve meses también usted empezó en bucle y ha terminado en bucle. Literalmente en bucle. Han instalado la política en la mentira y el insulto", respondió a Montserrat. Calvo recibió en diciembre el premio de la prensa parlamentaria al Azote a la Oposición que dedicó a la portavoz parlamentaria del PP, claro. 



Esta semana deja también una cuenta pendiente que, sin duda, se recrudecerá en el próximo Congreso de los Diputados. El hasta ahora portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, probablemente dejará paso a Inés Arrimadas en el cargo. Arrimadas será la cabeza de lista por Barcelona y será, tras Rivera, la referencia más potente del partido naranja en la Cámara Baja. Girauta será el cabeza de lista por Toledo. En una de sus últimas intervenciones en el pleno como portavoz, Girauta se desató. La escena tuvo lugar este martes. "Ustedes han roto la sociedad catalana, y este catalán hijo de maestra de catalán se hace toledano porque no puede más con ustedes; han acabado con la paciencia y no quiero verles ni en pintura", dijo, visiblemente malhumorado a los partidos independentistas. 



Según él, "el nacionalismo es un veneno que ha azotado España durante gran parte de su historia". "Mírense en el espejo y verán fascistas", dijo. "¿Nos quiere aniquilar?", respondió uno de los diputados del PDeCAT, Jordi Xuclá. La guerra entre Ciudadanos y el nacionalismo sin duda continuará en la próxima legislatura, pero Girauta podrá mostrarse, como diputado por Toledo y despojado de la carga de la portavocía, aún más suelto. 

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