Nerea San Esteban Brais Cedeira

El primer día todo son flashes, sonrisas y buenas intenciones. Sin embargo, conformar un nuevo Gobierno es una tarea que puede resultar ingrata y derivar en roces, cuando no conflictos. 

Rajoy ha diseñado un Ejecutivo en el que se mantienen algunos equilibrios de poder en el Gobierno y en el partido que llevan años consolidándose. Por una parte, entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, números dos del Gobierno y del PP, respectivamente. Por otra, entre Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, titulares de Economía (reforzada con Industria) y Hacienda. 

En el primer Consejo de Ministros no se ha llegado a ningún acuerdo, pero a partir del viernes que viene, el Gobierno comenzará a tomar decisiones y a negociar con los grupos del Congreso de los Diputados las políticas que quiere llevar a cabo. Pero sólo será posible si no se perturba la paz que impone Rajoy. 

Santamaría - Cospedal

Ambas han sido estos últimos años los apoyos fundamentales de Mariano Rajoy. Soraya Sáenz de Santamaría, en el Ejecutivo. María Dolores de Cospedal, en el partido. Ambas pertenecen a la nueva generación que se ha posicionado en el PP como cercana y, quizás, sucesora de Rajoy. Su mala relación es de sobra conocida. Y ahora, con la formación del nuevo Ejecutivo, los roces entre ellas se pueden acentuar. Aunque se rumoeró con que el CNI podía pasar a manos de Cospedal, al final se lo ha quedado Santamaría.

A lo largo de la semana se ha venido especulando con las competencias que iba a atesorar Cospedal con su entrada prácticamente asegurada en el ejecutivo de Rajoy. Ahora, con destino final en la cartera de Defensa, la secretaria general del partido sostenía la posibilidad de poder recuperar el Centro Nacional de Inteligencia para su ministerio. El departamento había sido responsabilidad de esa cartera ministerial hasta el año 2011, cuando pasó a ser controlado por Sáenz de Santamaría desde el Ministerio de Presidencia. Pese a las quinielas que algunos hacían, la única vicepresidenta de Mariano Rajoy continuará detrás de los servicios secretos del Estado. Ahí es donde se pueden producir conflictos entre las dos.

Guindos y Montoro

La de Guindos y Montoro ha sido una relación tensa durante la última legislatura. Uno al frente de Economía y Competitividad y otro al frente Hacienda y Administraciones Públicas. Guindos se encargaba, entre otras cosas, de negociar con Bruselas y Montoro de controlar las cuentas públicas y de ejecutar las órdenes europeas.

La falta de diálogo entre ellos, que quedó cristalizada en el episodio del incumplimiento del déficit, puede ser una de las causantes de que Rajoy haya decidido reforzar a Guindos (con Industria) y recortar las atribuciones de Montoro (que ahora cede una parte de las competencias de Administraciones Territoriales a la vicepresidenta). Entre de Guindos y Montoro, el tercer eje del núcleo duro económico es Álvaro Nadal, que podría adoptar un papel de mediador.

Nadal y Méndez de Vigo

En el mundo del cine español se entiende que fue Álvaro Nadal quien no quiso que el cine entrara en el pacto de las 150 medidas entre Ciudadanos y PP.

El hombre que está ahora al frente de la cartera de Agenda Digital será un actor importante en la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual; entre sus quehaceres, decidir cómo se pagan los derechos de autor como representante de las operadoras y empresas de telecomunicaciones, después de que Tribunal de Justicia de la Unión Europea haya dictaminado que cargar el canon digital a los Presupuestos Generales del Estado es ilegal.

De momento, solo se conocen dos vías en Europa para hacer frente al cánon: vía Presupuestos Generales del Estado (algo ya ilegal) o vía empresas de telecomunicaciones. Queda despejar la incógnita de si se podrá iniciar una tercera vía en España.

Zoido - Santamaría

El conflicto que ya se conoce en todo el PP entre Cospedal y Santamaría podría trasladarse a una pugna interna entre la vicepresidenta y el más cercano de los ministros de la nueva dirigente de Defensa. Zoido, desde Interior, tendrá a Santamaría como coordinadora directa. Ella será la encargada de vigilar todos sus pasos.

Ambos tendrán que abordar asuntos sensibles que, como ya se ha visto, han dejado a Jorge Fernández Díaz fuera del nuevo gabinete. Zoido tendrá que gestionar los conflictos con los CIE, la amenaza del terrorismo yihadista, entre otros. Además, deberá gestionar asuntos que hicieron pasar a Fernández Díaz sus peores momentos. Es el caso de las conversaciones que el anterior ministro mantuvo con el director de la Agencia Antifraude de Cataluña o la Ley de Seguridad Ciudadana, también llamada “Ley Mordaza”. Todo ello lo tendrá que lidiar bajo la atenta mirada de Sáenz de Santamaría.

Zoido - Cospedal

Caras nuevas al frente de las dos carteras, ambos buenos y cercanos amigos. Juan Ignacio Zoido fue alcalde de Sevilla entre 2011 y 2015. Ahora sustituye a Jorge Fernández Díaz en un cargo que ha sido protagonista en los últimos años de distintas meteduras de pata por parte del máximo responsable del ministerio.

La cartera de Interior se ocupa de asuntos sensibles. Sobre todo, en relación a la corrupción, que tanto se ha visto relacionada con el Partido Popular en los últimos años. Zoido tendrá que hacer frente a la herencia de los casos que ahora están en los juzgados, y se encontrará con el conflicto de tener frente a él a su amiga Cospedal, al frente de la secretaría general del partido y como número dos del PP. El exalcalde de Sevilla es magistrado en excedencia y fue uno de los impulsores de la investigación de los ERE de la Junta de Andalucía que acabó con la carrera política de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Desde su nueva cartera tendrá que hacer frente a todos los casos que acumula el PP con muchos de sus antiguos miembros en los banquillos. Ahí, la relación podría deteriorarse entre ambos.

Santamaría - Montoro

Durante los últimos cinco años, el Ministerio de Administraciones Públicas, el primero que ocupó Mariano Rajoy en el primero Gobierno de Aznar, pasó a estar adherido a la cartera de Hacienda, dirigida por Cristóbal Montoro. Sin embargo, la incertidumbre política y el rediseño territorial del Estado será, con Cataluña y otros retos, uno de los platos fuertes de la legislatura. Por un lado, Montoro conserva el ministerio de Función Pública. Es decir, todo lo que atañe a las gestiones económicas y del funcionariado. Por su parte, el aparato político queda en manos de Soraya Sáenz de Santamaría. Ella será ministra de Administraciones Territoriales.

De este modo, la vicepresidenta se encargará de gestionar asuntos tan delicados desde el punto de vista político como el conflicto catalán. Y para ello tendrá que contar con la colaboración directa de Montoro. La colaboración entre ambos será más estrecha aún si cabe. Santamaría, más dialogante que Montoro, tendrá que lidiar con el problema catalán. Ahora separados, ambos ministerios han ido siempre de la mano por la estrecha dependencia que existe entre la gestión del funcionariado y las respectivas comunidades autónomas. Pero la situación política en Cataluña hará que Santamaría se encargue de forma directa de ello. Y ahí, entre ambos, aun con la buena relación que les une, podrían surgir conflictos.

Méndez de Vigo - Santamaría - Martínez de Castro

Mientras el nuevo portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, tendrá que ocuparse de su ministerio y acudir los viernes a explicar a los medios las decisiones de sus compañeros, no estará todo el tiempo en Moncloa, al contrario que la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, o la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

Cabe preguntarse cómo se va a gestionar la comunicación del Gobierno entre tres actores, teniendo en cuenta que Martínez de Castro y Sáenz de Santamaría tendrán una relación directa con el presidente.

La confección de los Presupuestos Generales del Estado será uno de los temas a los que Méndez de Vigo tendrá que hacer frente como portavoz, algo que ya hizo Sáenz de Santamaría en su momento. El portavoz, no obstante, cuenta con toda la confianza de Rajoy y de Santamaría, con quien mantiene una estupenda relación personal.

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