La nueva ministra de Defensa no ha dejado que pasara ni una hora desde que ha tomado posesión del cargo para zanjar las especulaciones sobre su futuro. "No os vais a librar de mí". Con esta frase, María Dolores de Cospedal reconocía que compatibilizará su cartera ministerial con la secretaría general del PP. Un puesto al que no está dispuesta a renunciar ni siquiera cuando se celebre el congreso del Partido Popular, previsto para la próxima primavera.

La que fuera presidenta de Castilla-La Mancha pasó revista a las filas en el patio del ministerio durante la mañana de este viernes, cuando más llovía sobre Madrid. El diluvio no quitó solemnidad a un acto en el que no faltaron algunos de los miembros del Consejo de Ministros. En el acto estuvieron la presidenta del Congreso, Ana Pastor; el del Senado, Pío García Escudero; la ministra de Empleo, Fátima Bález; el de Justicia, Rafael Catalá; la de Agricultura, Isabel García Tejerina y los recién elegidos Juan Ignacio Zoido, ministro del Interior y Dolors Montserrat, de Sanidad. 

La cúpula del PP también estuvo presente en la toma de posesión de la secretaria general. Cuatro de los cinco vicesecretarios (Javier Arenas, Andrea Levy, Fernando Martínez-Maillo y Pablo Casado), además de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, no quisieron perderse el evento. 

Tampoco faltó la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ni la familia al completo de la ministra Cospedal. En primera fila estuvieron sus padres, visiblemente emocionados, y su hermana Rosario. Una posición destacada tuvo su hijo Ricardo, de once años, que acudió a primera hora de la mañana al colegio a hacer un examen y después llegó a tiempo para ver cómo su madre tomaba posesión de su cargo. Junto al niño estuvo su esposo, Ignacio López del Hierro, protagonista de la anécdota de la jornada. 

Cuando el ministro saliente, Pedro Morenés, dio paso a su sucesora, el teléfono de López del Hierro comenzó a sonar en alto. Cospedal tuvo que esperar a que su esposo apagara su móvil para comenzar un discurso en el que las primeras palabras de agradecimiento fueron para Mariano Rajoy. Después dijo que ser ministra era un honor "personal y profesional".