Valencia

El centro para "pacientes leves" habilitado en la antigua escuela de enfermería del viejo hospital La Fe de Valencia acumula un total de 27 muertes en poco más de dos meses, entre el 2 de diciembre (cuando abrió) y el 5 de febrero.

Se trata justo del 10% del total de los enfermos que han pasado por el lugar, que ascendían este viernes a 270, según precisaron a EL ESPAÑOL fuentes de la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana.

Este es el doloroso balance del llamado Centro Ernest Lluch para la atención de pacientes de Covid-19, unas instalaciones que están siendo investigadas por el Juzgado de Instrucción número 21 tras dos denuncias presentadas por el Defensor del Paciente y el Partido Popular.

Ambas organizaciones llevaron al juzgado la desgarradora carta anónima de una enfermera del lugar, que fue revelada en exclusiva por este periódico tras contrastar su relato con una decena de sanitarios del propio centro.

Posteriormente, tanto familiares como pacientes directos alertaron del mismo escenario: el de un personal sanitario sobrepasado para la atención de pacientes que en realidad eran graves en un hospital con importantes carencias, como la ausencia de agua caliente o de telefonillos para comunicarse con las enfermeras.

De "leves" a "agudos"

Uno de los aspectos más polémicos del centro es la gravedad de los pacientes que alberga, que no trascendió hasta la difusión de la estremecedora carta de la enfermera.

"El paciente ha acabado en el suelo muerto y ni nosotros sabíamos cuánto tiempo había estado así". "Tengo pacientes que me han pedido que los matara, porque no podían soportar estar en esas condiciones". "Una gran parte de ellos están atados. La justificación es que están desorientados, se quitan la vía y no damos abasto. Pero ¿Hay algo más inhumano y desolador que sujetar a una persona de las muñecas?", relató la sanitaria.

Lejos de este escenario de casos graves, la Generalitat Valenciana anunció la apertura del centro con el siguiente comunicado oficial emitido el 2 de noviembre: "Sanidad habilita la antigua escuela de enfermería de La Fe para acoger a pacientes leves". Iba a ser un hospital de campaña, como el habilitado junto a la nueva Fe pero aprovechando una estructura en desuso.

"La Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública ha habilitado la antigua escuela de enfermería de La Fe para acoger a pacientes leves. El objetivo, según la directora general de Asistencia Sanitaria, Mariam García Layunta, es 'descongestionar los hospitales de enfermos que no muestren un cuadro clínico complejo', consiguiendo así más capacidad en los centros hospitalarios de la ciudad de Valencia", detalló textualmente la Generalitat, sin ofrecer más detalles sobre el tipo de pacientes.

Ana Regueira, directora de enfermería de La Fe; y Mariam García Layunta, directora general de Asistencia Sanitaria. EE

Preguntadas por esta contradicción, fuentes de la Conselleria de Sanidad defendieron esta semana que el procedimiento de derivación de pacientes al centro "no ha cambiado, siempre ha sido el mismo". Argumentaron que solo se envían pacientes leves de Covid-19, si bien esto no implica que puedan ser pacientes graves de otras patologías.

En efecto, el mencionado procedimiento, consultado por este periódico, sí contempla la derivación al Centro Ernest Lluch de pacientes "con dependencia severa para las actividades de la vida diaria o demencia avanzada".

Tal circunstancia no fue reconocida por Sanidad hasta el pasado sábado, tras la primera publicación de EL ESPAÑOL. Fue entonces cuando precisaron que solo eran leves un tercio de los pacientes del centro. El grueso eran realmente "personas de más de 80 años" que, además de Covid, padecían otras "patologías asociadas".

Este perfil de enfermos es el que explica el 10% de mortalidad que sufre este hospital improvisado. Una cifra "entre normal y baja para un hospital de agudos", según argumenta ahora Sanidad. El departamento defiende ante las preguntas de este diario que no hubo voluntad de ocultar el tipo de hospital que era, si bien reconoce que pudieron ser más exactos a la hora de definirlo el 2 de noviembre.

Fisio y telefonillo

En cuanto al resto de carencias relatadas por la enfermera y el resto de sanitarios, pacientes y familiares, Sanidad reconoce algunas pero niega otras.

La carta aseguraba que solo había un fisioterapeuta para atender a todo el hospital, y los pacientes consultados por este medio incidieron en esta circunstancia, que consideran muy grave por tratarse del objetivo principal por el que acudieron a la vieja Fe: rehabilitarse de las secuelas de la Covid-19.

Mayka Maeso asegura que a su padre, uno de los 27 fallecidos del hospital, solo lo atendieron una vez entre el 23 y el 31 de diciembre; y otro paciente directo, vecino de Massamagrell, decidió marcharse porque no le trató "ningún fisio" entre el 13 y el 18 de enero, según relató a este diario.

La Conselleria, por contra, defiende que "se contrataron cuatro fisioterapeutas", y que, mientras estos contratos se tramitaban, "iban profesionales del Hospital La Fe a dar el servicio".

Mayka Maeso y su hermana, hijas de Miguel, fallecido tras pasar por la vieja Fe. Vicent Bosch

Otra denuncia compartida por sanitarios y pacientes es la incomunicación entre las habitaciones y el centro de control de enfermería, al carecer las instalaciones del habitual telefonillo que permite al personal escuchar lo que ocurre.

"No hay telefonillo, pero hay un botón por el cual se puede llamar perfectamente para que acudan para atender a lo que requiera el paciente", reconoció el pasado martes la consellera de sanidad, Ana Barceló.

Esta carencia supone una complicación añadida para la atención de pacientes de Covid-19 no acompañados con "dependencia severa" o "demencia avanzada". Así lo advertía en su carta la enfermera: "Suena en el control de enfermería pero no puedes comunicarte con ellos. Tienes que imaginarte lo que les pasa", lamentaba ante la complejidad de entrar en cada una de las habitaciones, dado el riesgo de contagio.

Por lo que respecta a la ausencia de agua caliente, Sanidad explicó este viernes que "falló varios días". "En alguna planta hubo averías que tardaron varios días en arreglarse. Ahora está reparado", aseguraron.

Mayka Maeso denuncia que a su padre lo lavaron con agua fría entre el 23 y el 31 de diciembre, y el vecino de Massamagrell afirma que le ocurrió lo mismo entre el 13 y el 18 de enero. El día 29 el problema persistía, según los sanitarios que atendieron a este medio.

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