Aunque ninguna de las partes supuestamente quería, el resultado del XV congreso del PP sevillano deja entrever que la relación entre la dirección nacional y regional no pasa por su mejor momento. El ambiente ha sido tenso en un cónclave en el que la actual presidenta y candidata apoyada por Génova, Virginia Pérez, ha revalidado su cargo con el 93% de los votos.

El proceso hasta llegar hasta aquí ha sido convulso. Tanto que la negociación para integrar la lista del otro candidato, Juan Ávila -alcalde de Carmona-, apoyado por el PP regional, en una sola saltó ayer por los aires a las dos de la madrugada. Cada uno esgrime sus motivos, pero ni Ávila ni el presidente andaluz, Juanma Moreno, han asistido al cónclave, lo que da una imagen de más desunión.

Consciente de ello, durante la clausura el secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha insistido en la necesidad de crear un partido fuerte y unido. "Puede haber dos listas, pero hay un solo espíritu" y ha pedido que, a partir de ahora, solo exista un equipo en el que "todos tengan cabida hayan estado donde hayan estado".

En esta misma línea se ha pronunciado la presidenta del PP sevillano, Virginia Pérez. "Mis adversarios no están nunca en el PP". Así ha arrancando el capítulo de agradecimientos, citando expresamente a Ávila. "Este partido nunca se ha construido sobre la derrota de nadie y dentro del PP no tengo rivales, sino compañeros y amigos".

El objetivo, según cuenta desde ambas partes, era integrar las dos listas en una. Pérez ofreció a Ávila la vicepresidencia del partido con funciones de mediación con el Gobierno andaluz y una lista confeccionada en un 65-35%, en función de los avales conseguidos en la primera vuelta. La primera consiguió el pasado sábado el 70% de los apoyos.

A los tribunales

Sin embargo, los tambores de guerra no pararán aquí, seguirán sonando. Desde la candidatura de Ávila advierten de que en el proceso de produjo "un pucherazo sin paliativos".

Ante esta situación, aseguran que ejercerán todas la iniciativas legales necesarias para defender los derechos de los afiliados del PP de Sevilla. El asunto puede llegar a los tribunales, lo que ahondaría aún más la herida entre ambas direcciones.

El papel de la secretaria general del PP andaluz, Loles López, no ha sido fácil, pero ha mantenido el tipo y la calma. Durante su intervención ha dicho que "no es malo confrontar, siempre que se respeten las normas, y puede haber dos puntos de vista, pero hay que trabajar todos juntos". López ha invitado indirectamente a Ávila a que vuelva a sentirse parte del partido, pero ha dejado claro que tiene que ser con unidad y con diálogo. 

Desde ambas direcciones son conscientes de que los ciudadanos no entienden que, en plena pandemia, no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo y desde el PP andaluz reconocen que el congreso en Sevilla "no ha salido bien". Esta circunstancia no casa con la imagen de moderado de Moreno, que ha intentado mantenerse al margen de todo esto.

La foto ha sido la de todos pidiendo la unión para que Pablo Casado pueda entrar en la Moncloa y Juanma Moreno siga en San Telmo, pero ninguno de los dos ha salido en ella. Sí lo ha hecho García Egea, el impulsor principal de la estrategia para controlar las direcciones provinciales, llamada la renovación "de abajo hacia arriba".

En general, la renovación del Partido Popular en las 50 provincias de España ha elevado la tensión entre Génova y los barones autonómicos, que pelean a conciencia por mantener a los suyos en sus respectivas provincias. El objetivo de todos es el mismo, que cuando se celebren los congresos en los que participen nadie les mueva la silla.

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