La mano derecha de Arancha González Laya, hasta hace unas semanas ministra de Asuntos Exteriores, acaba de reconocer ante el juez que fue él quien dio la orden de ordenar la entrada de Brahim Ghali en España sin control alguno de "aduanas o inmigración".

En un oficio de respuesta, el cual ha podido consultar EL ESPAÑOL, Camilo Villarino, jefe de Gabinete de la titular de Exteriores, reconoce que fue él quien, el 18 de abril, "vía telefónica", se puso en contacto con el Estado Mayor del Ejército del Aire para advertir de la llegada del avión argelino con el líder saharaui en su interior.

En esa misma contestación al magistrado de Zaragoza que trata de determinar si el mandatario saharaui accedió a territorio nacional con documentación falsa, la mano derecha de Laya, ya cesado de su cargo, explica que habló directamente con el General Segundo Jefe del Estado Mayor del Aire, Francisco Javier Fernández Sánchez.

Este le preguntó, en torno a las cinco y media de la tarde, dos horas antes de la llegada de la aeronave, si era preciso "que se hiciera trámite de aduanas o inmigración"."Quien suscribe le contestó que no era preciso, siendo esta respuesta perfectamente coherente tanto con la práctica establecida como con la legislación vigente aplicable", reconoce Villarino ante el juez. 

La respuesta al juez de la mano derecha de Laya. EL ESPAÑOL

En otro escrito dirigido al titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza, al que también ha accedido este periódico, Fernández Sánchez, el General Segundo Jefe del Estado Mayor del Aire, asegura que no se abrió allí ningún expediente administrativo. También reconoce que fue el enlace entre Exteriores y la Base Aérea de Zaragoza a la hora de gestionar la llegada de Ghali.

Imputación

El abogado Antonio Urdiales, quien interpuso la denuncia ante el magistrado de Zaragoza, ya ha solicitado la imputación de Villarino, tras una pormenorizada relación de hechos, que se le cite como investigado por los presuntos delitos de prevaricación, encubrimiento personal y malversación de caudales públicos. 

El juez ya dio un plazo de siete días al Ministerio de Defensa y al Ministerio de Exteriores para que remitiesen todos los documentos y comunicaciones, las llamadas telefónicas y los mensajes, que puedan identificar a las personas que dieron la orden de introducir en España al mandatario saharaui sin pasar por el control fronterizo. En definitiva, para saber también qué documentación llevaba Ghali encima, y por qué se inscribió después con una identidad falsa en el hospital de Logroño en el que le ingresaron para tratarle de la Covid-19.

Hace unos días, en una de las diligencias remitidas al magistrado de la causa, el General Jefe de la Base Aérea de Zaragoza, José Luis Ortiz-Cañavate, ya apuntaba a que las órdenes se dieron en primera instancia desde el "Gabinete de la Ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación", al frente del cual está Villarino.

El general jefe explicaba también, que fue una llamada telefónica la que llegó desde el Estado Mayor del Ejército del Aire a la Base Aérea. Según esa llamada aquel avión no debía pasar el control de pasaportes, ni tampoco la aduana.

Vulneró sus propias normas

La base Aérea de Zaragoza, en contra de lo que sostiene Villarino, mano derecha de Laya, en su declaración, dispone de un Procedimiento Operativo según el cual todas las aeronaves extranjeras procedentes de países de fuera de la Zona Schengen que aterricen en ella, deben pasar el control de pasaportes y someterse a la supervisión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. 

Esta norma está basada en una Instrucción General del Estado Mayor del Ejército del Aire. Sin embargo, en este caso, el jefe de la base asegura que no se siguió el procedimiento habitual "debido a la orden recibida del Estado mayor del Ejército del Aire". Además, como ya adelantó EL ESPAÑOL, el Ministerio de Asuntos Exteriores vulneró sus propias normas al colar a Ghali en España en secreto.

 Crisis con Marruecos

La decisión de introducirle en el país de manera subrepticia, de incógnito y portando una identidad falsa, pronto fue conocida por los servicios secretos de Marruecos. La monarquía lleva décadas enfrentada con el Frente Polisario, y el conocimiento de ese episodio propició una crisis diplomática con Marruecos y la mayor avalancha de inmigrantes sobre Ceuta, ya que unas 10.000 personas cruzaron la frontera en apenas 24 horas.

Su registro con otro nombre en el hospital de Logroño, así como la opacidad en el procedimiento por el que llegó a territorio nacional, soliviantaron a la monarquía alauí, a la que España no informó de ese movimiento. Por el momento, Marruecos ya se ha cobrado el cese de Laya como pieza tras estos acontecimientos.

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