La crisis diplomática entre España y Marruecos arrastra varios episodios en los últimos meses. Este lunes, las tensiones diplomáticas quedaron en evidencia con la relajación del control fronterizo por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes, que permitieron entrar a Ceuta de manera irregular a miles de ciudadanos. 

Tras el cierre de las fronteras terrestres el 13 de marzo de 2020 por parte de Marruecos, se mantiene la tensión diplomática. Aunque Rabat emitió un comunicado informando que la decisión se había tomado a causa de la pandemia y de manera conjunta, parece que fue una decisión unilateral. En 12 horas se cerraron a cal y canto los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla.

No habían pasado dos semanas y Marruecos aprobó la ley para extender sus aguas territoriales por el Sáhara Occidental que se solapan con las correspondientes a las Islas Canarias.

Sin embargo, es a partir del mes de diciembre que la crisis entre España y Marruecos se hace más evidente. Al menos hay cinco motivos que han cambiado la relación de Marruecos con España, hasta el punto de dejar a un lado el acuerdo de Seguridad en materia migratoria.

1. El Sáhara Occidental

Marruecos considera el Sáhara Occidental una cuestión de Estado, y está imponiendo una política de reconocimiento de su soberanía en el exterior. En un año ha conseguido el reconocimiento de 20 países que han instalado consulados en El Aaiún o Dajla, ciudades del Sáhara Occidental.

A cambio cede terrenos y ofrece oportunidades de inversión, muchas de ellas centradas en la explotación de los recursos naturales saharauis.

El 10 de diciembre de 2020, Rabat consiguió el reconocimiento del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Marruecos consideró entonces que otros países se unirían a esta iniciativa para desequilibrar el conflicto que mantiene con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Sin embargo, Europa se le resiste. La reacción del ministerio de Asuntos Exteriores español, que abogó por un proceso centrado en la ONU, no gustó en Rabat. Tampoco las reuniones que se buscaron desde Madrid con Joe Biden para revocar el decreto presidencial.

2. Brahim Ghali

Marruecos tiene dos enemigos declarados: Argelia y el Frente Polisario. Por lo tanto, la acogida en España, "por razones humanitarias", del presidente de la RASD, Brahim Ghali, ha enfurecido a Rabat.

Desde que Ghali ingresó en el hospital de Logroño en el mes de abril, no han cesado los mensajes dirigidos a Pedro Sánchez por parte del gobierno magrebí, de los partidos de la oposición, de la sociedad civil y de los propios marroquíes residentes en España. La unidad territorial es una línea roja que une a todos los ciudadanos de Marruecos.

El ministro de Exteriores, Nasser Bourita, avisó de forma oficial en tres ocasiones de las "consecuencias" que tendría acoger al líder del Polisario, gesto que no consideran de buena vecindad ni de un socio prioritario.

3. La UE

Marruecos consideró un desprecio que la primera salida de Sánchez al extranjero tras llegar al gobierno no fuera a su país, algo que venía siendo una tradición en los presidentes españoles.

Para las autoridades marroquíes, Sánchez está dando la espalda a su país durante su presidencia. Recuerdan que, recientemente, emprendió una mini gira por países africanos obviando a Rabat.

También reprochan al presidente español que no haya mediado ante la UE en favor de los intereses marroquíes, cuando es un país que se erige en interlocutor entre Europa y África. No gustó, por ejemplo, que Alemania no contara con Rabat en las reuniones regionales para buscar una solución al conflicto libio.

4. Podemos

Rabat detesta el pacto de Gobierno del PSOE con Unidas Podemos, partido declarado enemigo de Marruecos por su postura en favor de la celebración de un referéndum de autodeterminación para el Sáhara Occidental.

El intento de diputados de Podemos de acceder a Marruecos para denunciar la conculcación de derechos humanos, y los manifiestos y las acciones internacionales en contra del régimen son considerados como una afrenta. 

5. Juan Carlos

Tampoco ha favorecido a las relaciones bilaterales el destierro de Juan Carlos I, que era la verdadera pieza clave para desatascar cualquier problema diplomático. El Hoy Emérito y Hasán II se trataban como "hermanos", y esa relación de familiaridad ayudó en muchas ocasiones a resolver situaciones delicadas.

La relación de la casa real marroquí con Felipe VI es buena, pero no seguramente como para resolver una escalada de tensión como la actual, que ha desembocado en una crisis sin precedentes.

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