El Centro Nacional de Inteligencia y los servicios de información de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado alertan al Gobierno en un reciente informe del colapso en el Estrecho si se malogra la "gestión de la inmigración con Marruecos". 

Es en el Informe Anual 2020 del Departamento de Seguridad Nacional (DSN), el órgano de asesoramiento al Presidente del Gobierno en materia de Seguridad Nacional, donde se alerta de esta amenaza. Se trata de un documento de casi 400 páginas a cuyo contenido ha podido acceder EL ESPAÑOL. 

En varios pasajes de ese extenso análisis se advierte de las consecuencias de una mala relación con la monarquía alauita: "La cooperación bilateral es clave y coadyuva al refuerzo institucional de los países de origen y al desarrollo de sus propias políticas migratorias y de asilo".

Esa situación es precisamente la que se está viviendo en Ceuta desde el pasado lunes, por donde unos 8.000 inmigrantes han logrado acceder a suelo español. Entre ellos había unos 1.500 menores. De todas ellas, según datos del Ministerio del Interior, se han logrado devolver a 5.600. 

La sostenida colaboración que se mantiene con Marruecos en esta cuestión hasta la fecha, abunda este informe, ha permitido reducir los flujos migratorios vía marítima en la zona del Mediterráneo. No obstante, también ha favorecido la derivación de los flujos hacia otros puntos de salida, como ha sido la costa atlántica —desde Marruecos hasta Gambia— y hacia Argelia. 

"Colapso" de los sistemas de acogida

En los primeros compases del año 2020, el esfuerzo conjunto de la Administración estuvo centrado en mantener el compromiso y la efectividad de Marruecos en el control de los flujos migratorios en su territorio.

Sin embargo, "la gestión de la migración irregular por parte de Marruecos derivó en la canalización de los flujos hacia otras zonas de salida como la fachada atlántica". La ruta migratoria desde Argelia hacia España también se intensificó a pesar de los importantes esfuerzos y medios desplegados por este país.

Ante la reactivación de estas dos vías, "se considera necesario mantener el compromiso y la capacidad de gestión de la inmigración de Marruecos y Argelia". Los expertos en inteligencia sostienen que resulta crucial preservar las llegadas por la zona del Estrecho y Alborán en unos márgenes gestionables, con el fin de "no colapsar los sistemas de recepción y acogida".

La implicación de estos dos estados ha sido progresiva en los últimos años, aunque Marruecos, en las últimas fechas, ha hecho valer esa posición dominante en cuanto a la gestión de los inmigrantes que se encuentran en su territorio para forzar a España y Europa a hablar sobre el Sáhara Occidental, sobre todo tras la acogida sottovoce de Brahim Gali, jefe del Frente Polisario, quien permanece ingresado en un hospital de Logroño para tratarse de la Covid-19 tras acceder a territorio nacional con otra identidad y bajo pasaporte diplomático argelino.

Si bien la implicación de estos Estados ha sido progresiva en los últimos años, el Informe Anual del DSN estima que "necesitan implementar nuevas medidas en su territorio en materia de lucha con la migración irregular".

El objetivo a conseguir es que los países de salida adquieran "una mayor implicación en la lucha contra las redes de migración irregular que operan en su territorio" y mejorar en cuanto a la cooperación con "España en esta materia", en una clara alusión hacia los países vecinos.

También se indica que esos territorios deberían "mejorar sus capacidades y provocar cambios legislativos que penalicen delitos asociados a la inmigración irregular".

El conflicto del Sáhara Occidental

En la zona del Sáhara Occidental, el conflicto se ha avivado desde finales del año 2020. El reconocimiento por parte de Estados Unidos de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental en diciembre de 2020 supuso la apertura de un nuevo capítulo en cuanto a la geopolítica en esa región. La decisión de Donald Trump antes de finalizar su mandato incrementó la complejidad de una situación enquistada desde hace años.

A causa de determinadas actitudes a su juicio hostiles contra los intereses marroquíes y tras la acogida del secretario general del Frente Polisario, Marruecos estaría dando por rota esa colaboración con la Unión Europea en el ámbito migratorio.

Su ministerio de Asuntos Exteriores ya advirtió en un comunicado que habría "consecuencias" por la acogida de Ghali, un hecho del que al parecer no habrían sido advertidos y al que definen como una falta de respuesta desde el gobierno español. Esas consecuencias se han estado comprobando en las últimas jornadas.

El mandatario saharaui llegó a España el miércoles 21 de abril con pasaporte diplomático argelino y una identidad falsa, bajo el nombre de Mohamed Benbatouch, pero llevaba ingresado en Argelia desde el domingo 20 de abril. Allí, de Tinduf fue trasladado a Argel, donde la presidencia de Argelia le puso un equipo médico, hasta que el jueves de abril llegó a Zaragoza.

Según fuentes gubernamentales, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya planeaba comunicarle estos hechos a su homólogo marroquí, Nasser Bourita, pero la noticia trascendió antes de que llegara a hacerlo. Posteriormente, la ministra habló con Bourita y le dio todo tipo de explicaciones, como también lo hizo, en varias ocasiones, el embajador español en Rabat, Ricardo Diez-Hotchleitner.

Las "confusas" declaraciones de Moncloa sobre su acogida bajo una identidad falsa en el hospital de San Pedro en Logroño serían la piedra de toque que ha culminado con la suspensión de la colaboración policial y de inteligencia entre los dos países, y que estaría propiciando la inacción de Marruecos en su frontera, permitiendo que miles de personas crucen a Europa a través de la ciudad autónoma.

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