La primera noche sin estado de alarma ni toque de queda se ha convertido en una multitudinaria celebración en decenas de ciudades del país. Miles de jóvenes, un colectivo aún por inmunizar, llenaron tras la medianoche las calles y plazas más céntricas, bebiendo y bailando para resarcirse del cansacio de meses de prohibiciones y, en muchos casos, olvidando que el fin de la alarma no trae consigo el fin de la pandemia.  

La euforia que desprendieron se entremezcla, no obstante, con la preocupación de las autoridades, que han visto insuficientes los dispositivos policiales preparados para el momento y que continúan apelando a la responsabilidad y recordando que el virus sigue presente, con todas sus consecuencias.  

En la capital madrileña, por ejemplo, las fuerzas y cuerpos de seguridad contaron con un refuerzo de 200 agentes que se volcaron en las zonas más "problemáticas": la Plaza del Dos de Mayo, las cercanías del Instituto Anatómico Forense (ubicado en el campus de la Universidad Complutense) y el Wanda Metropolitano. 

En el centro de la capital se respiraba desde antes de la medianoche un ambiente festivo que recordaba de forma anticipada las fiestas de San Isidro, patrón de los madrileños, que se celebra el próximo día 15. El toque de queda regía hasta las 23.00 horas del sábado, pero cientos de jóvenes lo pasaron por alto y siguieron de fiesta a la espera del fin del estado de alarma, que venció a las 00.00.

A esa hora, en la calle de Velarde, en el popular barrio de Malasaña, volaron latas y botellas contra dos vehículos patrulla de la Policía Local que se disponían a dispersar una aglomeración de jóvenes que huyeron hacia la cercana Plaza del Dos de Mayo, por entonces ya atestada de gente consumiendo alcohol en grupos de más de seis personas.

El grito de una vecina -"esto es libertad, no Ayuso"- contrastaba con los testimonios de los agentes en servicio, que confesaban no comprender un comportamiento "incívico" después de todo lo vivido. Abraham y José, dos jóvenes, daban la respuesta: ambos creen que lo que se vivió durante la noche puede ser solo el principio de lo que vendrá: "Si esto ha sido el primer día, esto va a ir a mucho más".

La Policía Municipal realizó más de 450 intervenciones en distintos puntos de la ciudad que comenzaron antes de la medianoche. Sobre las 23.30, en la Puerta del Sol, la multitud presente obligó a los agentes al desalojo de una concentración de gente que, lejos de violver a casa, se distribuyó en calles aledañas esperando a que el icónico reloj marcara las 00.00 y decayese el estado de alarma.

Conductas irresponsables en Madrid y Barcelona tras el fin del Estado de Alarma

Acordonada por los agentes, los jóvenes no cesaron de gritar la palabra "libertad", "alcohol" y el estribillo de la canción Seven Nation Army, que cantan los seguidores del Real Madrid en las victorias. Segundos antes de las 00.00, todos coreaban una cuenta atrás que terminó con una carrera hacia el centro de Sol.

Entre tanto, Sofía y Manuel, dos jóvenes que estaban en la calle, se declaraban satisfechos y calificaban de "raro" que hubiera tanta gente en la calle, incluida durante "la hora fantasma" de las 23.00 a las 00.00 horas y confiaban en el "civismo y conciencia", dos calificativos que el regidor de la capital, José Luis Martínez Almeida, echa de menos al ver las imágenes. 

El alcalde de Madrid ha recordado este domingo que la pandemia no ha acabado. "Que no haya estado de alarma no quiere decir que no haya pandemia", ha subrayado, contestando a las proclamas de libertad de los jóvenes copiadas de las utilizadas en la campaña por su compañera de filas, Isabel Díaz Ayuso. 

Almeida se ha mostrado tajante y ha afirmado que "la libertad no consiste en infringir las normas ni en hacer botellones". Ha pedido, además, "respetar las reglas de convivencia" y ha advertido de que las autoridades perseguirán los incumplimientos y pondrán "los refuerzos que haga falta".

Al respecto, la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, ha sugerido al Ejecutivo regional solicitar el toque de queda para estar "más seguros". La socialista ha rechazado que tenga que ser el Ejecutivo central quien estipule "medidas comunes", porque aquellas comunidades que quieren "ser responsables y tomar medidas y afrontar la situación sanitaria con seguridad lo tienen en su mano".

Barcelona

Madrid no ha sido el único escenario de la fiesta. Petardos y gritos de "libertad" rompieron el silencio al que se había acostumbrado Barcelona, que convivía desde octubre con un toque de queda que comenzaba a las 22.00, una hora antes que en Madrid.

Desde algunos de los balcones del centro de la ciudad condal se oyó una cuenta atrás para dar por terminado el estado de alarma a las 00.00. A partir de entonces, las calles se empezaron a llenar: algunos bajaban a hacerse selfies y otros a lanzar proclamas como "we're free, bitches!".

Los barceloneses y turistas comenzaron a circular y concentrarse dispuestos a reencontrarse con la noche en paralelo a un dispositivo policial especial preparado para minimizar el riesgo de contagios, garantizar la convivencia y la seguridad ciudadanas y velar por la seguridad viaria.  

La Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra desalojaron durante la noche a unas 6.500 personas en 31 puntos de la ciudad por formar aglomeraciones y no cumplir con las medidas para evitar contagios pese a que las autoridades insisten en que el objetivo de la noche fue "hacer pedagogía más que multar".

El teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, ha reconocido este domingo que fue una noche "muy intensa" y, aunque era algo "previsible" tras seis meses de vigencia del toque de queda nocturno, se han producido algunas "imágenes preocupantes" y ejemplos de comportamientos de "absoluta irresponsabilidad".

Los puntos más calientes fueron el paseo Lluis Companys de Barcelona, bajo el Arco del Triunfo, la plaza de los Ángeles, el paseo del Born y algunas playas de la ciudad y los comentarios más escuchados fueron: "Hacía tiempo que no caminaba por aquí, huevón", "voy a llorar, ¡no me lo puedo creer!" o "¡se acabó el Covid!"

Barcelona

Altercados

Uno de los altercados más reseñables se produjo en Palma, donde 16 personas fueron detenidas y cuatro agentes de policía resultaron heridos tras una hora de disturbios en una concentración en la Plaza de España de unas 300 personas contrarias a las restricciones preventivas de la Covid-19.

En torno a las 23.00, cuando comenzaba el toque de queda, que sigue vigente en Baleares con el aval del Tribunal Superior de Justicia, numerosos jóvenes se concentraron en la céntrica plaza de la capital balear coreando consignas contra el Govern, las medidas restrictivas, las mascarillas y el cierre de la hostelería.

La Policía les conminó a que se disolvieran en varias ocasiones, pero los concentrados ignoraron las órdenes y arrojaron objetos a los agentes. Cuatro de ellos sufrieron heridas leves y el revuelo acabó con una carga policial que provocó que los presentes se dispersaran por las calles aledañas, destrozando mobiliario urbano a su paso

En Sevilla, la noche se saldó con el cierre de un local que seguía funcionando fuera del horario legal, con botellones por distintos puntos de la ciudad y un policía local herido tras intervenir en una reyerta. Los agentes trabajaron durante la madrugada en varios puntos de la ciudad, especialmente, pasadas las dos, la hora límite para el funcionamiento de las discotecas en Andalucía, para supervisar su cierre y disolver las fiestas.

En Zaragoza, la Policía Local interpuso una treintena de denuncias por hacer botellón o no llevar mascarilla mientras que en Cantabria, las autoridades hablan de una "noche tranquila" teniendo en cuenta las especiales circunstancias que suponía la caída del estado de alarma.

Responsabilidad

Entre los que han alzando la voz para pedir responsabilidad está el líder del PSC y exministro de Sanidad, Salvador Illa, que de la misma forma que Almeida ha recordado que aunque se haya acabado el estado de alarma, "la pandemia continúa".

"Se acaba el estado de alarma pero la pandemia continúa. Hay que ser constantes en el seguimiento de las recomendaciones sanitarias y en el ejercicio de la responsabilidad", ha indicado Illa, añadiendo que el estado de alarma fue "algo excepcional" y que "no podemos vivir permanentemente con una limitación de nuestros derechos y libertades".

Illa ha insistido en que "el virus sigue aquí, no ha desaparecido", por lo que ha pedido que se sigan manteniendo las pautas de comportamiento de prevención, especialmente la limpieza de manos, uso de mascarilla, distancia de seguridad y control de contactos.

Noticias relacionadas