Alberto D. Prieto Mariano Alonso

El pasado quince de marzo Pablo Iglesias daba un golpe de efecto que, a la postre, puede que sea el último de su carrera política. El líder de Podemos retorcía aún más el escenario abierto cinco días antes con la sorpresiva convocatoria electoral de Isabel Díaz Ayuso -una reacción súbita a la moción de censura anunciada (y luego fracasada) en Murcia por el PSOE y Ciudadanos- anunciando su salida del Gobierno para ser candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid. 

A partir de ese momento, las encuestas dieron aire nuevo a la formación morada, que en 2019 con Isa Serra al frente, y tras la abrupta escisión protagonizada por Íñigo Errejón con la complicidad de la entonces alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, a punto estuvo de desaparecer de la Asamblea de Madrid. Serra superó por poco la barrera mínima del 5% del voto, y los primeros sondeos tras el anuncio de Iglesias le empezaban a disparar por encima de esa cifra. 

Hasta el punto de que hubo quien presagió que terminaría por delante de Más Madrid, cuya candidata, Mónica García, infinitamente menos conocida entre la población, rechazaba la oferta de unidad de Podemos con un vídeo en el que dejaba varios mensajes velados contra Iglesias. "Madrid no es una serie de Netflix" decía con una sonrisa, a lo que añadía: "Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que, en los momentos históricos, nos pidan que nos apartemos".

Pero un mes y medio después la realidad es muy distinta. Más Madrid crece sin parar, casi al mismo ritmo que García deja de ser una desconocida para amplias capas de la población madrileña, e incluso acaricia el sorpasso al PSOE, que por el contrario no deja de descender en los trackings electorales. "Si nuestro ritmo de crecimiento y el de los socialistas de decrecimiento se mantiene inalterable de aquí al día de la votación, les adelantamos, son números" afirman sin dudar fuentes de la formación que lidera Errejón.

Iglesias, por el contrario, no ha logrado nada más que lo que se suponía que estaba garantizado simplemente con su anuncio: que Podemos superará el 5% y obtendrá representación, evitando que sus apoyos pudieran ser inservibles a la hora de sumar una hipotética mayoría de izquierdas. Algo que se antoja escaso para un partido que forma parte, nada menos, que del Gobierno de España. 

Mónica García e Íñigo Errejón, en un acto de campaña. EFE

Podemos se queja de los medios  

Desde el entorno de Pablo Iglesias explican que las encuestas que maneja Unidas Podemos no se parecen en nada a las que publican los periódicos, y que tanto Más Madrid como su candidata, Mónica García, se han visto "privilegiados" por determinadas terminales mediáticas interesadas en perjudicar al exvicepresidente segundo del Gobierno.

Ningún portavoz de la campaña de Iglesias ha querido participar de este reportaje, pero este diario sí ha podido saber que en el equipo de Unidas Podemos se destaca la diferencia entre su campaña con la de los errejonistas. Consideran los morados que Iglesias sí que ha hecho propuestas concretas, como la del abono transportes, la atención odontológica y las gafas gratis para colectivos vulnerables. Y que Más Madrid se ha limitado a aprovechar las coberturas amigables de los medios de izquierdas y de derechas, como ellos los definen.

De hecho, hay un aspecto en el que sí coinciden con el equipo de prensa de García, la "médica y madre" de Más Madrid. Y es que tanto Unidas Podemos como Más Madrid son conscientes de que Iglesias "da miedo" y ella no. Para los primeros, es casi motivo de orgullo; para los segundos, es "una consecuencia del trabajo largo de dos años que llevamos haciendo desde la Asamblea".

Otra diferencia esencial entre ambas campañas es la actitud con los medios de comunicación, con los que Iglesias ha desatado definitivamente un cruzada que llevaba tiempo larvando. En Más Madrid aseguran que, aun compartiendo algunas de las fobias en ese terreno, no es una estrategia política adecuada ni inteligente la llevada a cabo por Podemos y su extensión mediática, la web La Última Hora, que dirige la estrecha colaboradora de Iglesias, Dina Bousselham.

Iglesias, durante un acto de campaña. EFE

Errejón apeló recientemente para explicar su crecimiento a la "ola verde" en Europa, subrayando el hecho de que Los Verdes estén liderando algunas encuestas en Alemania para las elecciones de septiempre, de las que saldrá el sucesor de Angela Merkel en la cancillería federal.

En Más Madrid creen que su éxito, como el de Podemos en sus inicios hace ya más de un lustro, estriba en apelar a un electorado que trasciende al que tradicionalmente había captado Izquierda Unida, ahora no en vano subsumida en el partido de Iglesias.

Asuntos como la salud mental, del que Errejón ha hecho bandera en el Congreso, logrando colocarlo en la agenda nacional, han sido muy importantes en campaña. Se trata de una cuestión que preocupa transversalmente y que obviamente se ha visto agravada por la pandemia. El votante errejonista, según este diagnóstico, compartiría una sensibilidad "verde y progresista", con especial acento en áreas como la feminista, pero sería incluso alérgico a ciertas retóricas de Iglesias hoy por hoy gastadas. 

Mónica, inversión a largo

En el momento en que Íñigo Errejón sacó su escaño en el Congreso, en la repetición electoral de noviembre de 2019, y dejó la Asamblea regional, a la que acababa de llegar en las autonómicas de ese mismo año, tomó una decisión estratégica arriesgada. "Optamos por una inversión a largo plazo, él se bastaba solo en el Parlamento y mandó todo el músculo a arropar a Mónica", explica un colaborador directo de la nueva líder de la izquierda madrileña.

"Llevamos dos años visitando cada barrio y pueblo de la región, casi siempre sin llamar a los medios", explican. Y ahora dicen estar "recogiendo los frutos". ¿Cómo? "La gente nos cree, porque sabe que nos hemos preocupado por sus problemas sin hacer titulares, sin sacarnos fotos, trabajando a su lado". Un ejemplo cercano, recuerdan, es el trabajo durante la tormenta Filomena, en enero. Entonces, salimos a trabajar y limpiar accesos a centros de salud... y sí, nos hicimos fotos y vídeos, reclamando a Ayuso y a Almeida que hicieran su trabajo... pero también visitamos la Cañada Real, una vez más".

Cuando se les insiste, recuentan las visitas a esta zona deprimida de la región -"el emplazamiento chabolista más grande de Europa", recuerdan- y les salen una decena en estos dos años. "Por eso la gente se cree a Mónica y quizá no tanto a Pablo", explican, "que acaba de aterrizar desde un Ministerio".

Además, hay otro motivo, aunque de éste en Más Madrid hablan con menos detalle. Y es que cuando Errejón dejó Podemos, en enero de 2019, para embarcarse en su proyecto alternativo con Manuela Carmena, se llevó consigo prácticamente toda la estructura territorial de los morados en la capital y la región.

"Estamos en las asociaciones de vecinos, en las ONG, en las asociaciones de padres... es mucho tiempo escuchando y llevando los problemas reales de la gente a la Asamblea y al Ayuntamiento", que es su último secreto. Allí, recuerdan, Más Madrid es el grupo mayoritario.

En mayo de 2019 se dio la paradoja de que Carmena ganó pero no pudo gobernar, justo al revés que cuatro años antes, cuando quedó segunda pero se alzó con la vara de mando. "Tenemos un equipo muy numeroso de concejales y estamos en los distritos, hablando con los comerciantes y en las zonas deprimidas, tratando de solucionar injusticias".

Al margen de quién gobierne la Comunidad de Madrid a partir del próximo martes -y no es ningún secreto que Ayuso tiene muchas posibilidades de seguir haciéndolo- el 4-M puede dejar un reposicionamiento del espectro izquierdo del tablero que puede tener consecuencias de calado en la política nacional tanto a corto como a la largo plazo. En estos días se especula, incluso, con la dimisión de Iglesias como secretario general de Podemos.

Desde Más Madrid prefieren ser cautos por lo que se refiere a la salud del PSOE. Aunque vean posible adelantarles en Madrid, creen que en muchos otros lugares de la geografía nacional no se podría ni de lejos soñar con ese escenario, al menos de momento.

Pero de lo que no cabe duda es que Errejón ha logrado consolidar el proyecto en el que se embarcó hace dos años, y de que Podemos entra en una crisis existencial de consecuencias impredecibles. 

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