Un fantasma recorre los mentideros demoscópicos de Madrid. Un fantasma que devuelve al PSOE al momento de su peor crisis de los últimos cuarenta años, cuando en 2016 Pedro Sánchez terminó dimitiendo tras negarse a respaldar con una abstención la investidura de Mariano Rajoy.

Entonces la amenaza del sorpasso de Podemos sobre los socialistas era un escenario plausible, si bien Pablo Iglesias, entonces con Íñigo Errejón como número dos, no logró ese objetivo ni en las elecciones de diciembre de 2015 ni en las repetidas de junio de 2016. Aunque cerca estuvo. En ambas ocasiones a unos cuatrocientos mil votos en toda España. 

Un lustro después, y transcurridos ya dos tercios de la campaña electoral en la Comunidad de Madrid, en Ferraz vuelven a tener el miedo en el cuerpo, en este caso por el ascenso imparable en las encuestas de Más Madrid, la formación creada por Errejón hace dos años tras escindirse de Podemos, y por el descenso de Ángel Gabilondo.

El candidato socialista, que comenzó su campaña con guiños al centro político, concretados en su compromiso de no subir los impuestos al menos hasta 2023 y en su veto a Pablo Iglesias para pactos postelectorales, giró bruscamente al final del debate televisivo de candidatos tendiendo la mano al candidato de Unidas Podemos -"Pablo, tenemos doce días para ganar" le dijo mirando un papel preparado- y ahora da otro bandazo a su estrategia.

Descontando que las probabilidades de que la izquierda sume son cada vez más escasas, Gabilondo se centra ahora en esa batalla por la hegemonía de la izquierda en una región donde su partido cuenta con importantes alcaldías principalmente en el sur (Getafe, Leganés, Parla, Alcorcón, Móstoles, Fuenlabrada o Alcalá de Henares) pero donde vienen perdiendo terreno por su izquierda desde hace tiempo.

Zapatero y Gabilondo, cuando el segundo era ministro del primero. EFE

Más Madrid es ya el partido hegemónico de la izquierda en la capital de España (y de hecho la primera fuerza de su Ayuntamiento, si bien liderando la oposición a José Luis Martínez-Almedia) y sus responsables se muestran confiados en, de mantener su ritmo de crecimiento hasta el martes, día de las elecciones, lograr el sorpasso. Fundalmente porque su crecimiento se cimenta en la pérdida de votantes del PSOE.

Apoyo de Zapatero 

Ante ese escenario, toda ayuda es poca. Este miércoles el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, un figura con cierto ascendente en el electorado a la izquierda de los socialistas, encabezaba una carta con veintiseis de sus ministros en respaldo a Gabilondo, también responsable de una cartera, la de Educación, en uno de sus gobiernos.

En la misiva, que adelantaba la Cadena SER, se apela a que "las trayectorias cuentan", poniendo así en valor su bagaje como ministro y su currículum en la Universidad, en un dardo velado a la falta de experiencia en la gestión de la candidata de Más Madrid, Mónica García

"Conocemos a Ángel Gabilondo, sabemos de su impecable ejecutoria personal, profesional y política. También lo saben quienes han sido sus alumnos, testigos de su magisterio, o quienes hemos compartido con él tareas de gobierno, testigos de su afán por los acuerdos. Lo saben los que le han escuchado, ya que siempre hace de la palabra un llamamiento al diálogo, a las ideas y al trabajo útil" señalan ex dirigentes socialistas como José Blanco, José Bono, Pedro Solbes, Miguel Sebastián, Jordi Sevilla, Elena Salgado, Trinidad Jiménez o la propia vicepresidenta Carmen Calvo, que también formó parte de aquellos gabinetes, entonces como titular de Cultura.  

Fuentes de Más Madrid consideran que su campaña, a diferencia de la de Gabilondo y la del resto de formaciones en liza, no ha cambiado con respecto a su estrategia y su trabajo de los dos últimos años en la Asamblea de Madrid.

"Las campañas agitan, pero no hacen magia" aseguran, si bien admiten que la campaña en general y el debate de candidatos en particular han sido muy importantes para que el conocimiento de Mónica García crezca exponencialmente entre los madrileños.

Tanto que, en la recta final de la batalla electoral, es ya el principal adversario de Gabilondo, cuya acuciante misión es, cinco años después de que Sánchez tuviera que librar parecida batalla, evitar un sorpasso por su izquierda. 

 

 

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