La serie de ficción que empezó a emitir el pasado 10 de diciembre la televisión pública vasca, ETB, sobre la agresión a dos agentes de la Guardia Civil y sus parejas -acaecida en la localidad de Alsasua- ha levantado una enorme polvareda en el seno del Instituto Armado.

Los miembros de la Benemérita, en especial aquellos que residen en País Vasco o Navarra y que pueden ver la emisión de la serie, han podido constatar cómo se les dibuja: alcohólicos y matones. También se les presenta como dos agresores que se presentaron en aquel bar para provocar, pese a que fueron apaleados por una veintena de personas.

El serial televisivo anuncia que está basado "en hechos reales". Sin embargo, a los agentes se les dibuja como dos individuos que hacen la vida imposible a los habitantes del pueblo y que acuden a la taberna a encender los ánimos de los parroquianos. En ese primer capítulo, no hay ninguna imagen sobre la paliza que allí recibieron, según el relato y la sentencia que condenó a ocho de los jóvenes que la emprendieron a golpes contra ellos.

Por este motivo, los guardias civiles de toda España han querido manifestar su disconformidad con esta imagen que se está esbozando del cuerpo. "La serie es la continuación de la pelea por el relato, un relato paralelo que es absolutamente mentira", dice Agustín Leal, portavoz nacional de Jucil.

"La serie ya es lo de menos. Lo más duro es ver cómo desde el gobierno se alaba y se intenta blanquear al entramado que un día arropó a ETA y se desprecia y ningunea a la Guardia Civil y Policía Nacional. La Guardia Civil es la que desbarató ETA. Y es la que está sufriendo los ataques", incide Leal.

Los hechos

La historia es de sobra conocida. La Sección Penal Primera de la Audiencia Nacional, primero, y luego la Sala de Apelación condenaron a penas de entre dos y trece años de prisión a ocho jóvenes que, de acuerdo con los hechos probados, atacaron "violentamente" a un teniente y un sargento de la Guardia Civil destinados en Alsasua. Iban de paisano y estaban fuera de servicio, tomando algo con sus novias en un bar de la localidad. Se les absolvió del delito de terrorismo que solicitaba la Fiscalía.

El cartel que anuncia la celebración del Ospa Eguna 2020. De fondo, vecinos de Alsasua queman una representación de un cuartel de la Guardia Civil. E.E.

Los agentes fueron reconocidos aquella noche del 15 de octubre de 2016 como miembros de la Benemérita y, tras ser increpados y amenazados ("os vamos a matar por ser guardias civiles"), fueron agredidos repetidamente por un grupo de 25 personas "con todo tipo de golpes", especialmente patadas en la cabeza y puñetazos, incluso después de derribarles y hacerles caer al suelo.

"Esas 'ficciones basada en hechos reales' salen porque se las financian con dinero público de la ETB. En caso contrario no invierte nadie en ellas", aseguran desde la Asociación Pro Guardia Civil (APROGC).

Juan Amado, portavoz de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), apunta que existe "una obsesión de maquillar el asunto desde el ámbito abertzale. Se está blanqueando lo que ocurrió. Hay una sentencia muy clara que explica que fue una agresión física a unos guardias civiles, de manera salvaje. Respetamos la libertad de expresión pero la libertad de expresión es una cosa y intentar callar a un pueblo es otra".

"Que nos llamen a nosotros agresores... El estado español, las instituciones españolas, han firmado todos los convenios contra la tortura, todos los tratados internacionales. Nosotros lo que tratamos es de mantener el orden constitucional", dice Javier Nodar, de Unión de Guardias Civiles (UGC). "Exigimos principalmente que digan dónde están los desaparecidos que ha provocado ETA para que sus familiares puedan cerrar su ciclo de luto".

Lesiones

Sus novias intentaron protegerles y también recibieron el impacto y las acometidas de los agresores. "Esto os ha pasado por bajar al pueblo, cada vez que salgáis os va a pasar lo mismo", le dijo a la pareja del sargento una de las atacantes.

Dos de los condenados -Jokin Unamuno y Adur Ramírez de Alda- estaban "implicados activamente" en el movimiento Ospa de Alsasua, que persigue la expulsión de la Guardia Civil y demás Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de la localidad.

"Aunque ETA ya no mate, el entramado paralelo sigue ahí", insisten desde Jucil. "Sigue adoctrinando y lleva haciéndolo más de una generación. Son los herederos de ese entramado. De ahí los homenajes a los presos de ETA. Todo ese lenguaje por el relato y blanqueamiento del terrorismo viene avalado desgraciadamente por muchos medios de información generalistas e incluso por parte de la clase política. Qué pensarian los ciudadanos de Francia si Macron manifestase su pesar por el suicidio de un terrorista del ISIS o Merkel en Alemania o incluso Obama por la muerte de Bin Laden. Pues eso lo ha hecho Sánchez en el Senado de España, algo deplorable y de una miseria moral sin parangón en una democracia".

A resultas de la agresión, el teniente sufrió la rotura de la tibia y del peroné, por lo que tuvo que ser operado, además de numerosas contusiones. El sargento recibió policontusiones en la cabeza, espalda y otras zonas del cuerpo, así como hematomas y contracturas musculares.

La novia del teniente sufrió "dolor osteomuscular en zona dorsal y abdomen, tendinitis en hombro izquierdo y un cuadro de ansiedad importante". Precisó tratamiento médico y psicológico y llegó a marcharse de Alsasua, donde residía desde que tenía tres años y en donde viven sus padres.

La novia del sargento tuvo una contractura paravertebral y hematomas en las piernas y en los brazos. Sufrió una "reacción de estrés agudo moderada" por la que tuvo que recibir tratamiento psicológico.

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