Unidas Podemos aprovechó el día de la Fiesta Nacional del 12 de octubre para agitar una vez más las consignas en contra de la Monarquía y de Felipe VI. Se trata de un discurso que ha estado siempre presente en la formación morada pero que se ha venido intensificando a lo largo de las últimas semanas. Y que ha salido a relucir sutilmente dentro y también fuera del acto solemne celebrado en el Palacio Real.

En el homenaje contenido e intimista que tuvo lugar en la mañana de este lunes en el Patio de la Armería, los movimientos de los representantes del partido liderado por Pablo Iglesias fueron observados con lupa.

Su habitual rechazo a todo cuanto tenga que ver con las Fuerzas Armadas convertía su presencia y sus gestos en algunos de los detalles a los que había que prestar atención. Ya de por sí suelen ser escrutados de ese modo, pero más aún en los actos solemnes del Día de la Hispanidad. 

Lo más probable es que nada resulte casual o baladí. Cuando Felipe VI fue saludando una por una a todas las autoridades presentes -ministros, presidentes autonómicos, autoridades locales y primeros espadas de los grandes partidos políticos-, casi todas lo devolvieron colocándose la mano en el pecho.

No así los miembros del partido morado. Pablo Iglesias permaneció inerte como una estatua tras recibir el saludo militar del Monarca. Ni un solo gesto. Ni una mirada al paso del Rey ni por su parte ni por parte del resto de los miembros de su partido presentes en el Ejecutivo de coalición. 

A su derecha, Irene Montero acudió ataviada con un llamativo conjunto morado, el color de la formación, asociado al tercer matiz cromático de la tricolor de la Segunda República. El líder de Unidas Podemos, por su parte, lucía una sencilla americana de color negro. En el lado izquierdo, engarzado en la solapa, se podía advertir un característico pin de color rojo con la forma de un triángulo invertido. Se trata de un símbolo de la lucha antifascista, ya que era la marca con la que el ejército nazi identificaba a los presos políticos en los campos de concentración.

Era la segunda vez que lucía en público tal accesorio. La primera fue el día en que tomo posesión de su cargo, también ante el Rey, como vicepresidente del Gobierno en el Palacio de la Zarzuela, a principios del pasado mes de enero.

Los gestos sibilinos y soterrados marcaban la pauta política en el patio del palacio. Mientras tanto, en el exterior, a orillas de la ciudad, la muchedumbre vitoreaba al rey Felipe VI y abucheaba consecutivamente a los miembros del Gobierno. Les tildaban de "asesinos", de "ladrones" de "manipuladores", ahondando también ellos en la brecha que separa en dos partes al país, cavando cada una, más y más, más profundo hacia a su lado de la zanja. 

Encuestas en redes

La contenida jornada de este lunes fue el primer día en que Iglesias acudía a los eventos de la Fiesta Nacional. Venía evitando a lo largo de los últimos años su presencia en esta clase de eventos. Siempre acudía algún segundo espada de la formación en su lugar.

La mañana constituía además el reencuentro de los principales actores políticos tras el choque de las últimas semanas entre Moncloa y la Comunidad de Madrid por la diferencia de criterios sobre el confinamiento de la capital y de sus grandes municipios aledaños, ante el avance del virus. 

El Gobierno de coalición se veía nuevamente las caras con el Jefe del Estado y la Familia Real tras la polémica ausencia del Monarca, a instancias del Ejecutivo, del acto de entrega de despachos a los nuevos jueces celebrado en Barcelona y las críticas posteriores del vicepresidente al monarca. 

Mientras tanto, la cuenta oficial de Podemos difundía en Twitter una encuesta, elaborada por 16 medios de la Plataforma de Medios Independientes, acompañada del mensaje "La monarquía suspende", "El futuro le pertenece a la gente joven y elige un futuro republicano". En el mismo tono se expresaba el portavoz parlamentario, Pablo Echenique: "No quieren preguntar porque conocen la respuesta".

Error en el aire

El error de la Patrulla Águila al dibujar la enseña nacional en el cielo de Madrid. Efe

Ejerció de contrapeso Margarita Robles, omnipresente en los actos de la jornada. La ministra de Defensa, recalcó en diversas entrevistas a lo largo de la mañana el compromiso del Gobierno con la monarquía parlamentaria, "una pieza clave del sistema constitucional". En un 12 de octubre atípico, marcado por la ausencia de desfiles militares y por la reducción de las celebraciones a su mínima expresión por las restricciones impuestas por el coronavirus, Robles remarcó el apoyo incondicional del Ejecutivo a la monarquía. 

El acto en la Plaza de la Armería consistió en un izado de bandera, un homenaje a los que dieron su vida por España, una imposición de condecoraciones y un breve desfile terrestre. Sólo participaron 527 efectivos de unidades ubicadas en Madrid a excepción de la Legión que, con motivo de su centenario, gozó de un protagonismo especial.

Ni siquiera los siete aviones de la Patrulla Águila lograron esbozar a la perfección los colores de la bandera nacional. Un fallo técnico provocó que una de las aeronaves expulsara el humo equivocado, y la bandera de España que coloreó el cielo de la ciudad quedó incompleta. Quizás la metáfora más apropiada para describir al país en los últimos tiempos.  

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