Una auxiliar de enfermería de 39 años de edad, de nacionalidad española, ha sido detenida por la Policía Nacional por robar a pacientes y compañeros de trabajo del hospital Gregorio Marañón de Madrid semanas después de incorporarse al equipo sanitario para reforzar el personal durante la crisis del coronavirus.

La mujer fue contratada de manera urgente para paliar la necesidad de contar con más trabajadores sanitarios. Debido a la falta de personal, era preciso un mayor número de personal para atender a los enfermos durante estos meses de pandemia.

De este modo, la arrestada aprovechaba, relatan fuentes cercanas a la investigación a EL ESPAÑOL, su puesto de trabajo para robar a pacientes y a otros compañeros del hospital.

Durante varias semanas, compañeros que coincidían con ella en su turno de trabajo, así como diversos pacientes, empezaron a echar en falta dinero de sus monederos. Fue el pasado mes de julio. Algunos de sus compañeros del centro hospitalario se percataron durante esas semanas que de sus monederos y sus carteras faltaba dinero en efectivo.

Agentes de la Policía Nacional la detuvieron en agosto como presunta autora de los delitos de hurto, estafa y robo con fuerza.

Robando en casa de pacientes

La mujer en cuestión, según relatan fuentes de la investigación, no contenta con sustraer el dinero a los pacientes en su lugar de trabajo llegó a arrebatarle las llaves de casa a una de sus víctimas. Se las cogió del bolso, llevándose también consigo sus tarjetas de crédito y dinero en efectivo.

Cuando regresó a casa, sin las llaves que le habían desaparecido de la habitación del hospital, esta persona se percató de varias cosas: no solo le habían realizado cargos de compras por comercio electrónico por valor de más de 1.000 euros, utilizando sus tarjetas de crédito. También habían entrado en su casa. Y allí le faltaban distintos enseres tecnológicos e incluso una pieza de joyería. Ahí supo que le habían robado las llaves; ella no las había extraviado.

La mujer denunció días después a la Policía Nacional. Relató que ella solía dejar el bolso en el armario de la habitación del hospital. Pronto las pesquisas de los agentes, gracias a varios testimonios, apuntaron a una sola persona. 

La tranquilidad del turno de noche, más apacible y con menos ajetreo, era aprovechada por la auxiliar de enfermería para cometer los hechos ilícitos que ahora se le imputan. Los agentes procedieron a detenerla en el mismo centro en el que trabajaba. 

Actualmente la investigación continúa abierta no descartándose que otras víctimas presenten denuncias por hechos similares.

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