Pedro Sánchez y Pablo Casado se reúnen este miércoles en Moncloa seis meses y medio después de la última vez que se vieron cara a cara. Entre una cita y otra, los españoles han vivido tres meses encerrados en sus casas, la economía se ha despeñado y la segunda oleada de la pandemia ha llegado antes de que arranque el curso de septiembre. 

El líder de la oposición lleva semanas reclamando una interlocución directa con el presidente del Gobierno, con el que no mantiene una comunicación telefónica desde el 4 de mayo. Sánchez ha elegido la vuelta de vacaciones para iniciar una ronda de contactos con los principales líderes de la oposición, necesitado de apoyos para sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado que todavía están pendientes de tramitar. 

Casado acude a esta cita confiado en que Sánchez le extienda una oferta que acredite "su voluntad firme de pactar con el PP" y no le pida una adhesión gratuita a su proyecto justificándola en la difícil situación sanitaria, económica y social que atraviesa España. "Lleva meses ignorándonos. Para aprobar proyectos de ley tendrá que negociarlos primero", advierten. Hasta última hora de este martes, el equipo de Moncloa no ha transmitido a los colaboradores de Casado ningún punto del orden del día de la reunión.

Los conservadores destacan que el PP es un partido que es capaz de anteponer los intereses del país por encima de los suyos propios. Y como ejemplo ponen que PabloCasado apoyó tres prórrogas del estado de alarma "sin pedir nada a cambio" y los 89 diputados del PP votaron a favor de la convalidación de proyectos tan importantes como el ingreso mínimo vital y el decreto de nueva normalidad. Ahora, el líder de la oposición volverá a desplegar en Moncloa los once pactos de Estado que necesita España para salir de esta crisis y que el líder del PP ha trabajado con un equipo de asesores que se dedica en exclusiva a este asunto.

El nuevo perfil moderado que quiere imprimir el Partido Popular les conduce a presentarse como un partido dialogante, que es capaz de sentarse a resolver los problemas de los ciudadanos. Por ello, en la dirección nacional del partido no cierran la puerta directamente a hablar de presupuestos, sino que dicen que antes "habrá que verlos".

Conforme el Gobierno de coalición presume de sintonía, el apoyo conservador se aleja cada vez más. Pablo Casado mantiene la misma línea roja que puso en enero: el PP no puede apoyar unas cuentas públicas diseñadas por Unidas Podemos simplemente porque son dos partidos incompatibles. 

Acuerdos de Estado

El Partido Popular se presenta como la única alternativa real al Gobierno de coalición y, por ello, sus dirigentes consideran que es incompatible aprobar unos Presupuestos que servirían de trampolín para que Sánchez agote la legislatura. "Es inviable. Podemos llegar a acuerdos puntuales en grandes acuerdos de Estado por el bien del país. Pero somos la alternativa, la única alternativa", subrayan. 

En Génova ya han echado las cuentas y consideran que Sánchez puede sacar con holgura las cuentas públicas incluso sin la mayoría de la investidura. Si Podemos cede ante Ciudadanos, el Gobierno podría conseguir los 176 votos que necesita para convalidar el proyecto de ley de Presupuestos con los siete escaños del PNV, los dos de Coalición Canaria, el diputado de Partido Regionalista de Cantabria y Tomás Guitarte, de Teruel Existe. 

De momento, el Gobierno va a extender los tentáculos a todas las fuerzas políticas para ver cuál es el camino que les conduce con más facilidad hacia la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, dejó entrever el lunes en una entrevista radiofónica que conseguir ahora la mayoría de la investidura es, ahora, una senda prácticamente intransitable. La opción de Arrimadas es, a día de hoy, la operación más viable para Moncloa.

Noticias relacionadas